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Analisis And Yet It Moves WII

Martes 07 de Septiembre de 2010 por Víctor Junquera
Lo que surgió como un proyecto universitario entre cuatro amigos que formaron Broken Rules, acabaría por ser uno de los títulos más deseados para el servicio de descarga de Wii tras su paso por PC y Mac el año pasado, y cuando ya nos maravillamos en una etapa temprana al probarlo en Londres, no pueden sino ser todo alabanzas para un producto final bien definido, lleno de detalles para el jugador, y con una propuesta original e inteligente, tanto como retante.

And Yet It Moves es un plataformas, pero es una de esas creaciones tan de moda en los mercados de títulos descargables que casi podrían ser más englobables como puzles que como plataformas, ya que no sólo necesitaremos pericia con el mando, sino que también hará falta poner en marcha la materia gris para planificar nuestro siguiente movimiento.

Sin rodeos ni secuencias introductorias a una historia que no nos interesaría, nos encontramos manejando a un personaje bidimensional dibujado sobre un entorno con aspecto de collage de recortes de papel que asemejan una cueva por la que tenemos que avanzar hasta llegar a la salida. Suena excesivamente simple, hasta que llegamos al punto en que vemos que tenemos la posibilidad de rotar todo el mundo, con el protagonista como eje central, y que cualquier pared o suelo, podría ser de un momento a otro el techo, abriendo (o cerrando) nuevos caminos para avanzar.

Si en mitad de un salto, inclinamos el suelo y alejamos el punto de aterrizaje, la trayectoria nos llevará a saltar más lejos, pero siempre hay que tener cuidado de no prolongar la caída más de la cuenta, ya que el peligro de acabar hecho trizas contra el suelo (¿o era el techo?) es uno de los mayores enemigos de And Yet It Moves, pero saltar y rotar no será lo único que hagamos. De primeras nos encontraremos con una graciosa situación en la que deberemos dirigir a una bandada de murciélagos hacia el objetivo, teniendo en cuenta que éstos siempre buscan colgarse del techo, y donde más adelante la inclinación fuerza el roce de una piedra para que salten chispas que creen un incendio, continuaremos y nos veremos forcejeando con un columpio que no quiere obedecernos del todo bien, y antes de que nos demos cuenta estaremos sumidos en un ambiente oscuro y psicodélico en el que plataformas de colores aparecen y desaparecen al ritmo de la música, mientras que no podemos parar de pensar lo bien explotada que está la idea.

Avanzamos constantemente saciados de novedad, pero con la esperanza de que nos sorprenda con un poco más, y ciertamente, lo consigue. De la cueva a la jungla, avanzamos pasando por cada punto de control que nos indica la dirección a seguir, mientras reintentamos una y otra vez determinadas secciones, siempre pensando que los errores no son culpa del diseño de niveles sino que, simplemente, no avanzamos de la forma correcta (salvo en un par de ocasiones en las que un espacio reducido hace las veces de límite mortal si giramos por error), y tras golpear piedras con la fuerza de la gravedad, devolver sus propios proyectiles a un mono furioso o quemar una colmena de abejas con una reacción en cadena, nos adentramos en el mundo de las plataformas que aparecen y desaparecen según el ángulo de inclinación del mundo, el ritmo y los colores, y situaciones que se construyen y se deshacen sobre la marcha con cada giro obligándonos a abandonar la observación y la planificación para arriesgarnos en cada salto haciendo uso de la intuición a la que nos lleva la experiencia acumulada.

Cuatro modos de control le dan la accesibilidad suficiente, tanto para el que quiera jugar apuntando a la pantalla, utilizando el sensor de movimiento, o sin complicaciones, con el mando clásico. Y tras las aproximadamente tres horas que podemos tardar en superar todos los desafíos, el juego sólo acaba de empezar, desbloqueando nuevos modos de juego que añaden complejidad en forma de restricciones, bien de vidas, de tiempo, o limitándonos el número de veces que podemos girar el entorno. Una fórmula en la que no pueden faltar los logros, que en esta ocasión desbloquean cheats, y con todo esto tenemos en And Yet It Moves uno de los ya muchos imprescindibles que suma el catálogo de WiiWare.

NOTA FINAL: 8.5
8.5

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