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Analisis de Blob 2 PS1

Viernes 25 de Febrero de 2011 por Víctor Junquera
En este mundillo hay cosas que se escapan al entendimiento de cualquiera. Cuando tanto rogamos por nuevas licencias exitosas y menos secuelitis agobiante, nos llegan ideas como este de Blob con toda la sencillez y genialidad de una aventura de plataformas llena de colorido y humor, y todos nos quedamos maravillados. Pero si llega una secuela... ¿ya no es lo mismo? ¿Super Mario Galaxy sí y de Blob no? Nada que ver, no saquemos las cosas de quicio.

de Blob 2 no pretende ser el mejor juego de la historia, pero si hubiese un parámetro que relacionase el objetivo del juego y su porcentaje de cumplimiento, de Blob 2 superaría el 90% de consecución del entretenimiento que busca. Diversión simple y sin rodeos, y es que después de todo, ¿a quién no le gusta pintar?

De colores va la cosa, y es que nuestra misión es hacer que todo un mundo gris por el que ha pasado nuestro enemigo vuelva a tener vida y color a rebosar. Todo está claro desde el primer momento en que ponemos un ¿pie? en la ciudad, en la que el jovial Blob, una bola de color saltarina, se encuentra entre seres grises, enfadados, tristes, aburridos, obsesionados,... El color es alegría, y Blob tiene la misión de alegrar a todo el mundo.

En una particular distribución por fases con tiempo límite, tendremos que recorrer cada zona cumpliendo con los objetivos que nos manda Pinky, que bien pueden ser pintar varios edificios de colores concretos, acabar con determinados enemigos o adentrarnos en zonas subterráneas para activar algún mecanismo. Estas zonas subterráneas, por cierto, novedad con respecto a la primera entrega, mostrarán un desarrollo 2D que da un plus de variedad a la acción.

Una vez tengamos fuentes de color a nuestra disposición, sólo tocará rodar y pintar hasta cumplir con todos los objetivos, y una vez tengamos la opción de completar el nivel o adentrarnos en la zona del jefe final, ya no habrá vuelta atrás, así que será el momento de, si queremos, cumplir objetivos opcionales tales como pintar todo, salvar a todos o devolver la vida a toda la vegetación. Cada pequeño detalle cuenta para conseguir la mayor puntuación, además de los puntos de Inspiración que nos dan para gastar en mejoras para Blob. Mejoras simples también, claro: más vidas, mayor tamaño,...

Pero hacer estas misiones opcionales casi se podría dejar para ampliar la rejugabilidad, ya que el impulso de ver una zona nueva, puede, y es que da gusto ver cómo consiguen tanta variedad en más de una decena de niveles, a cada cuál más amplio. El tiempo límite, por suerte, es ampliable, ya que aunque en las primeras fases parezca que sobra mucho de la media hora inicial, a medida que avancemos en el juego podremos encontrarnos mundos en los que tengamos que estar más de una hora, y muy a gusto que lo haremos.

La dificultad de las fases también va en aumento, pero no necesariamente son más complejas las situaciones a resolver. En ese aspecto, el juego es poco exigente, pero lo suficiente como para tener que hacerte volver a la enseñanza básica para saber que con rojo, amarillo y azul haces color marrón o que, si necesitas pulsar un interruptor morado, tienes que evitar como sea ese foso de fluído naranja que se interpone entre tu objetivo y tú.

Aunque cuente con las mejoras suficientes como para hacer de esta secuela un juego mucho mejor que el original, como la inclusión de una brújula de colores y objetivos, no es oro todo lo que reluce. Algunas zonas de plataformeo son demasiado exigentes para un sistema de control que peca de tanta imprecisión, en parte mal influenciado por la cámara, que hace flaco favor a la experiencia en general. Y aunque dista de ser un punto negativo del juego, la calidad general de la banda sonora está lejos de la buena mezcla de ritmos del original, no acompaña con tanta perfección. El modo cooperativo también resulta algo anecdótico. Uno más de esos en los que el segundo jugador controla una retícula y dispara a lo que ve, aunque teniendo en cuenta la clara orientación infantil de este juego, no es un cooperativo muy atractivo, y más aún haciéndose más difícil por la imprecisión de la cámara.

Siendo francos, es una gran licencia, y dada la escasez del género en pos de otros más en boga, es uno de los mejores plataformas que se puede jugar hoy en día sin recurrir a clásicos o al mercado digital. Cuando ya el primero fue todo un soplo de aire fresco, esta segunda parte sólo busca acercarse a un mayor público, a la alta definición, incluso a las 3D. Como una buena película de animación: atractiva para todos los públicos, y con las suficientes capas como para hacer que tanto niños como adultos queden satisfechos con la experiencia.

NOTA FINAL: 7
7

/ 10


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