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Analisis Shaun White Skateboarding PS1

Lunes 01 de Noviembre de 2010 por Mario Fernández
Los juegos de skate, tan populares en generaciones anteriores, siguen luchando por hacerse un huevo en un género que probablemente haya conocido ya dos cénits con Tony Hawk Pro Skateboarding 2 (Neversoft) y SKATE (Electronic Arts).

Por supuesto el título de Ubisoft bebe de estas dos sagas: Por un lado utiliza a una figura reconocible del deporte como estrategia comercial para asegurarse cierta visibilidad y éxito; y por otro ofrece una libertad y un control acordes a las exigencias de los jugadores contemporáneos. También introduce una novedad al añadir a la ecuación una curiosa narrativa inspirada en novelas de ciencia ficción, y es que Shaun White quiere ser el George Orwell de los deportes extremos, algo que solo por intentarlo merece nuestra atención.

A nivel jugable sigue la estela de SKATE pero el título de Ubisoft incorpora guión y tiene una jugabilidad mucho más accesible, menos hardcore. La historia de Shaun White Skateboarding incluye las típicas paranoias de novela de ciencia ficción que trata sobre gobiernos autoritarios camuflados bajo peligrosos lemas conformistas y falsas democracias que son, en realidad, dictaduras modernas. Aquí lo seguro es lo perfecto, destacar es malo, los días grises son los preferidos por los habitantes ya que obstruyen las emociones, que por supuesto son nocivas para la sociedad. En este ambiente los colores y el patinaje son perjudiciales para la salud, además de ilegales.

El culpable de esta situación es El Ministerio, una especie de gobierno autoritario, creado específicamente para combatir el desorden y para que todos los habitantes del Estado estén siempre bien, aunque eso signifique efectuar constantes lavados de cerebro a su población. Se supone que el ministerio solo quiere que sus habitantes existan, trabajen y vivan sumisos -sin emociones- sin hacerse preguntas.

Algo que de alguna forma recuerda a nuestra época actual ahora que ya no está permitido fumar y que el trabajo y la vivienda se ha convertido, con los años, más en una necesidad que un derecho. Las leyes y las recetas médicas parecen indicar que lo mejor que podemos hacer es no beber, no fumar y no comer cosas que nos gustan. Les gusta que pasemos horas frente a un televisor o monitor de ordenador, donde es cada vez más fácil para ellos controlarnos. A esa clase de paranoias sociopolíticas y conspiranóicas nos referíamos antes.

Volviendo a Shaun White Skateboarding (cuyos personajes está claro que beben y fuman en cantidades industriales) en el juego, El Ministerio ha conseguido controlar a su sociedad gracias a un exitoso sistema de propaganda y control que recuerda al de Corea del Norte. 1984, Farenheit 451, Matrix, Equilibrium, V de Vendetta? Son solo algunas de las obras en las que se ha inspirado Shaun White Skateborading, claro que no llega al nivel de ninguna de ellas pero al menos consigue diferenciarlo de otros juegos de este deporte. Probablemente te estés preguntando si se trata de un juego de skate o de tiros y haces bien en preguntártelo... Pero el caso es que funciona.

Es cierto que el control no responde bien cuando tenemos que ejecutar las técnicas y combinaciones más complejas y probablemente sea por haber querido incluir más de una forma de mover al personaje al mismo tiempo. Podemos girar con un gatillo o con el stick, y saltar con un botón o también con un stick como en SKATE. Es algo confuso al principio pero funciona bien y de todas formas no cuesta mucho adaptarse; es cuestión de tiempo entender ciertas reglas intrínsecas (como que es mejor pulsar hacia delante en los verts que presionar el botón de salto).

Ubisoft también ha aprendido la lección de sus predecesores/competidores. Esto se nota en detalles como poder colocar marcadores usando la cruceta direccional para poder aparecer siempre en el mimso sitio, sin necesidad de volver hasta allí. También en la inclusión de un libro de trucos con explicaciones y la posibilidad de desbloquear nuevos movimientos si tenemos los suficientes puntos de experiencia. En la Tienda de Bob, un personaje al que ayudamos al principio de la aventura, podremos comprar ropa, ruedas, tablas?

Tan solo echamos en falta la opción de ver el título de la canción que suena en cada momento, una característica imperdonable en estos tiempos que corren en los que todo está conectado. Eso sí la banda sonora es amplia y variada con temas de Eagles of Death Metal o Franz Ferdinand y otros más punk y hiphoperos. También llaman la atención las marcas reales, no solo de ropa o tablas sino también la de chicles Stride o la de algunos restaurantes de comida rápida como Wendy´s.

A nivel jugable incluye todos los convencionalismos del género excepto porque nos permite colorear y modificar la ciudad con nuestros saltos. Cada vez que hacemos un salto, un truco o un grind, ganaremos puntos de onda. Cuanto más puntos tengamos más potente será la onda con la que influiremos en el medio, coloreando una parte del escenario y o en los habitantes, que pasarán de llevar un grisáceo traje de negocios a vestir con ropa informal y mucho más colorida.

Cuando más difícil sean los trucos que hagamos más influencia tendremos y podremos inspirar a más personas, liberándolas del lavado de cerebro al que les sometió El Ministerio. También levantaremos rampas y baches donde antes no existían y haremos que la ciudad luzca mucho más bonita y llena de color y movimiento. Es agradable ver como la ciudad va cambiando y recuperando la vitalidad que una vez tuvo.

Como novedad, podemos montarnos en unos objetos de color verde que es posible moldear a nuestro gusto para llegar a zonas ocultas del escenario. Algunas son fijas y otras, a medida que vayamos avanzando en el juego y mejorando nuestros poderes (somos una especie de Neo del Skate) será posible ir moldeándolas libremente, en tiempo real. Nos ha encantado un momento en el que tenemos que escapar de El Ministerio grindando entre los raíles del tren y saltando entre edificios; se trata de un nivel excepcionalmente diseñado. También nos ha gustado la variedad que le otorgan otras fases secundarias como una en el que hay que piratear unos circuitos con un control parecido al de Monkey Ball o algunos momentos en los que controlamos a Shaun White, recluso por los malvados agentes del ministerio.

No llega a ser el mejor juego de deportes extremos del mercado (para nosotros siempre será SKATE) pero lo cierto es que Shaun White Skateboarding se las arregla para hacerse un hueco en el género y destacar gracias a lo particular y completo de su propuesta.

NOTA FINAL: 7.5
9

/ 10


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