Cada vez que nos enfrentamos al análisis de un juego basado en algo (un cómic, una película, una serie de animación, lo que sea) parece que resulta obligado terminar con una frase tópica a más no poder:
?a los fans más acérrimos les gustará?. Esta conclusión bien podría valer también para esta última adaptación del manga clásico
El Puño de la Estrella del Norte, pero a estas alturas, una serie de referencias a la obra original o un argumento fiel no son reclamos suficientes para un juego, por mucho que los japoneses abarroten las tiendas en el momento de su lanzamiento o que, como en este caso ocurre, sea una de las primeras veces que los seguidores españoles de las aventuras de
Kenshiro pueden ponerse en su piel en un videojuego.
Es cierto que
El Puño de la Estrella del Norte es realmente fiel al manga original, sí, y que sus personajes principales están presentes en él, pero si estas virtudes tienen como consecuencia directa el conformismo absoluto que supone el resto del juego, no es suficiente, seas fan o no de la serie.
Este nuevo lanzamiento pertenece a esa insulsa lista de adaptaciones al videojuego que parten de las mecánicas ya conocidas (y generalmente repetidas hasta la saciedad) que han popularizado otros títulos. Algo cada día más frecuente (los ejemplos los hay a patadas,
Transformers, Furia de Titanes, Ghostbusters, Conan?) y que viene a demostrar una vez más el estancamiento creativo que sufre el sector. En este caso,
El Puño de la Estrella del Norte hace suya la mil veces repetida fórmula de los Dynasty Warriors y todos los juegos inspirados posteriormente en esta saga. Vamos, que tira por el camino más fácil. Pero incluso dejando a un lado la falta de originalidad de su propuesta y entendiendo este tipo de beat ?em ups como un subgénero individual con sus propios seguidores,
El Puño de la Estrella del Norte sigue dejando un sabor a lanzamiento anticuado, obsoleto y poco pulido. Un vago y fallido intento de reproducir el post-apocalíptico universo a lo
Mad Max publicado en su día en la revista de culto
Shonen Jump.
Para empezar,
el juego carece del ritmo que se le presupone a cualquier aventura de acción. El control de personaje es tosco y excesivamente estático, la inteligencia artificial de los enemigos, casi inexistente (¿acaso porque esto sea frecuente en este tipo de juegos no deja de ser frustrante?) y el sentimiento de monotonía y aburrimiento llega antes, incluso, que en otros de sus familiares cercanos, como el recientemente analizado
Sengoku Basara.
Profundizando un poco más, nos encontramos con una cámara poco fiable y unos ataques especiales que terminan por cansar y que por vistosos no compensan las pocas posibilidades del sistema de combate.
Puede que hace una generación de consolas El Puño de la Estrella del Norte hubiese podido mantener el tipo en líneas generales, pero no en los tiempos que corren. Y esto es algo que igualmente podría aplicarse a su apartado técnico, que cuenta con un acabado que recuerda a los primeros juegos que vieron la luz para
Xbox 360 hace ya bastantes años.
Vale. Es posible que
El Puño de la Estrella del Norte pueda llegar a satisfacer a los mayores fans de la serie, esos que perdonan cualquier cosa con tal de vivir de nuevo unas aventuras ya conocidas. Eso es una cosa, y que esto último justifique un lanzamiento tan conformista y poco elaborado es otra. ¿Acaso ser seguidor de una franquicia debe ser sinónimo de conformarse con poco?
NOTA FINAL: 4
<< Anterior
Siguiente >>