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Wii U, crónica de una muerte anunciada

El cese de producción inminente no anuncia nada nuevo
Por Julián Plaza

Según la descripción del bundle de Splatoon en la tienda japonesa de Nintendo, la producción de Wii U terminará pronto. La consola del GamePad no correrá la misma suerte que 3DS y, tras colocar las 800 mil unidades previstas para el presente año fiscal, se hará a un lado y no tratará de convivir con Nintendo Switch. Cerrará con su Zelda, como hizo GameCube -quitando el hecho de que este será el único nuevo de su catálogo, un adjetivo que pierde peso si tenemos en cuenta que también saldrá para Switch- y tras ese coletazo final pedirá tanda para entrar en la familia de las consolas descatalogadas. Pondrá fin a su largo adiós.


Se ha hablado largo y tendido de la mala campaña promocional de Wii U, un sistema que a pie de calle se concibió como un periférico de Wii, que sufrió demasiado por el catálogo de su primer año y que ha intentado remontar el vuelo desde entonces con varias entregas de gran calidad que no han conseguido penetrar en el gran público. Podemos dividir la historia de Wii U en tres fases, cada una de dos años, que nos demuestran que en realidad hace casi uno que empezamos a despedirnos de ella. Desdramatizando, incluso a día de hoy es probable que sus compradores más activos no hayan probado lo imprescindible de su catálogo. Y es que sí, a pesar de sus 4 años cuenta con varias joyas que, definitivamente, definen todo lo que será recordado de ella.


switch

Renovarse o morir


2012 - 2013: La eterna promesa

En noviembre de 2012 nos llegaba la sucesora de una Wii que había conseguido algo tan inconcebible como abrir el mercado a todas las edades, un sistema que prometía -otra vez- ofrecer una nueva experiencia de juego y que se abría a la red de redes a la manera Nintendo: con Miiverse y Nintendo TVii (un servicio que cerró en 2015). Más allá de las novedades de esta nueva infraestructura multipantalla, lo que seguía pesando eran los juegos. Se puede hablar del tímido apoyo de las terceras desarrolladoras -sitios de los que salieron voces clamando al cielo que adaptar para Wii U daba más trabajo-, del escepticismo del consumidor ante un nuevo concepto, pero la realidad es que la consola salió al mercado sin grandes títulos. Y estuvo así demasiado tiempo.

 

Lo más destacable en el tramo inicial de 2012 fueron Nintendo Land y New Super Mario Bros. U. El primero daba el clavo con más acierto que ZombiU a la hora de demostrar qué era jugar con una pantalla en la mano además del televisor, pero acusaba su pobre apariencia basándose en el diseño de los Mii. El nuevo Mario, aunque era el mejor de entre los New, se veía como una continuación perfectamente adaptable a la infraestructura de Wii, sin ser un portento a nivel gráfico. Eran buenos, pero no lo suficiente. Junto con ellos tuvimos un Mass Effect 3 sin mucho sentido para los que trasladaban partidas, el Assassin’s Creed de turno estrenado el mes anterior con poco más que el modo ‘off-TV’ y un Just Dance 4 que seguía petándolo en Wii. Pero fuimos pacientes.



Buen concepto pero de aplicación ineficaz

 

2013 llegaba con mejor cara y con la promesa de impulsar a Wii U hasta un puesto competitivo. Llegó LEGO City Undercover, un fantástico sandbox si dejamos a un lado que salió el mismo año que Grand Theft Auto V -ausente en Wii U-, un New Super Luigi U que no solucionaba nada aunque no era malo, un Pikmin 3 muy bueno pero que no llegaba al gran público, una magnífica Platinum Games con The Wonderfull 101, otra más de sus joyas, y un Super Mario 3D World fantástico, pero menospreciado por no ser un tercer Galaxy. Mientras, otros sistemas veían llegar nuevos BioShock, GTA, Battlefield y Tomb Raider. Fue el año de The Last of Us, y el año en el que Assassin’s Creed IV: Black Flag volvía a llegar más tarde para Wii U asentando una tónica creciente que detonó con el abandono global por parte de terceros desarrolladores.


2014 - 2015: La lucha en solitario

Mejor solo que en malas compañías. Eso debían pensar en Kioto al ver que, de nuevo, su consola no era terreno fértil para franquicias anuales y otros superventas multiplataforma, así que afrontaron el devenir de Wii U cargándola a su espalda y dando con los que han sido sus dos mejores años. Todo se cocinó en casa o mediante exclusividades de terceros. Así fue como durante la primera mitad de 2014 llegaron Donkey Kong Country: Tropical Freeze, el que a día de hoy puede seguir siendo el mejor plataformas horizontal de los últimos años que ha hecho Nintendo, nuestro querido Mario Kart 8 (A.K.A. ‘el kartocho’), listado entre los mejores del año incluso en el terreno gráfico, e Hyrule Warriors. Este último no era un Zelda, pero se alejaba del mero fanservice siendo un buen musou.


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Lo mejor de 2014

 

Con un catálogo que empezaba a tomar forma, 2014 parecía el indicado para remontar el vuelo. Aunque en la competencia salían buenos juegos -Destiny, Dark Souls 2, Alien: Isolation, Titanfall-, no parecía que se acabase de alcanzar el buen papel de 2013 en los mundos de Sony y Microsoft. Paralelamente, el tramo final de año en Wii U estaría marcado por Super Smash Bros. Wii U (y su versión para 3DS), Bayonetta 2 y Captain Toad. Dos de esos tres son la viva imagen del trabajo en el perfeccionamiento de las mecánicas y el otro supone la explotación al límite de los simpáticos niveles de Toad en 3D World. Ninguno ha bajado del 9 en esta casa. Nintendo empezaba a plantar cara, pero parecían los minutos finales de un partido irremontable.


Llegó 2015. Hicieron falta dos años y medio para que Nintendo trajese algo totalmente nuevo a su consola asimétrica. Llegaron los pulpos y la pintura mediante un juego que abría a los japoneses finalmente al terreno online de los eSports. La doble pantalla tenía sentido; ver el mapa era algo crucial en Splatoon y, a la vez, tener cuanta menos información en la pantalla principal es capital en un shooter. Un mes antes nos llegaba Xenoblade Chronicles X, otro golpe sobre la mesa en el JRPG con tintes occidentales. Todo iba bien, pero Iwata ya pensaba en el rumbo futuro de la compañía. Era un camino que lamentablemente no presenció, pero del que protagonizó el anuncio de estar trabajando en lo que hoy conocemos como Nintendo Switch y el momento en que se daba el salto al terreno de la telefonía móvil con DeNA. Se anunció antes que Xenoblade y Splatoon; era la primera muestra de que ya se pensaba más allá de Wii U.


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El principio del fin

 

2016 - 2017: El largo adiós

Pasado uno de los E3 más flojos de Nintendo tuvimos el simpático Yoshi’s Wooly World. En plena asimilación de la muerte de Iwata llegó Pokkén Tournament, una idea con potencial que ha llegado hasta el EVO de este año, y el verano cerraba con Super Mario Maker, otra confirmación de que Nintendo sabía jugar con el terreno online a su propia manera. Pero ya íbamos cuesta abajo. Los principios de 2016 ya nos hablaban de una historia que se veía venir, una que hoy no sorprende a nadie. Mientras, las cuentas de Nintendo se mantenían con 3DS y el boom de los amiibo. El mismo mes que Star Fox Zero llegaba sin que su genialidad se basara en la existencia de dos pantallas, conocíamos que el eterno Zelda de Wii U se iba al año que viene para estrenarse con NX. Si echáis un ojo al catálogo anual de la consola veréis que, en gran medida, lo más importante ya está dicho, quitando a Paper Mario: Color Splash y a Twilight Princess HD. Algo bueno pero nada innovador y una revisión.


Marzo de 2017 será el último pico en el gráfico de ventas de Wii U, que dependerá del precio al que Nintendo decida vender su consola modular. Estimo que se colocarán unos 15 millones de consolas desde su estreno en 2012, puede que un poco más. Peor que GameCube, peor que nunca. Pero caeríamos en el engaño sin comentar que estas cifras no han bajado la calidad de los títulos, todo lo contrario. Wii U tiene un catálogo escaso, pero muy bueno. Espero mucho de Switch, un sistema que a todas luces viene para corregir los errores cometidos por su antecesora, y sigo pensando que con el tiempo esta ocupará el lugar que se merece. Llegó mal, quizás tarde, le costó levantarse, pero fue una luchadora que hasta su último aliento nos dejó muchas de las razones por las que hoy sigo creyendo que el videojuego necesita a Nintendo.


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