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La obvia diferencia entre los mejores indies y los mejores Triple A del año

Como siempre
Por Álex Pareja

Después de realizar el repaso por los mejores videojuegos de la mitad del año, podemos comparar fácilmente las propuestas de la lista desarrolladas por estudios independientes y aquellas realizadas por compañías de gran presupuesto, obteniendo obvias diferencias. No es algo sorprendente y suele ser habitual año tras año, pero es curioso cómo esto sigue sucediendo a pesar de que los grandes desarrollos también están intentando variar sus propuestas adaptándose a las nuevas exigencias. 

 

En general, antes de entrar a comentar algunos ejemplos concretos, cabe destacar lo que por otra parte no nos debería sorprender, que es la clara apuesta por experiencias diferentes y revolucionarias en el caso de los indies y todo lo contrario en el caso de los Triple A, donde volvemos a encontrar secuelas, géneros muy habituales, regreso de clásicos que las compañías saben que van a funcionar como producto en el mercado y, en definitiva, la insistencia en las mismas fórmulas que llevamos observando a lo largo de los últimos años.

 

No quiero centrarme en los aspectos típicos cada vez que sale el tema a la palestra, destacando las grandes ideas de los pequeños estudios y demonizando a las grandes empresas, porque sería aburrido y no estaría del todo de acuerdo con esa manera de visualizar a la industria. Hace unos días, precisamente, os hablaba de que es totalmente normal que estas diferencias existan entre diferentes propuestas que tienen objetivos muy dispares en el mercado, centrándome en ese caso en el género del terror. Aquí pasa lo mismo y es lo normal, pero no por ello unos son mejores que otros. Sin embargo, me resulta muy curioso observar estos comportamientos de mercado.

 

Superhot

 

Por ejemplo, si hablamos de shooters, podemos destacar en el terreno de los grandes presupuestos a DOOM, que no solo aboga por la acción más directa sin complicaciones, sino que también apela a la nostalgia de un título que muchos recuerdan con mucho cariño. En contraposición, encontramos la propuesta independiente de SUPERHOT, que también es un shooter pero muy distinto a todo lo que estamos acostumbrados a ver hasta el momento, con una idea original en la que recae el peso de la experiencia: el tiempo solo avanza cuando nosotros nos movemos. Mismo género, muy diferentes propuestas.

 

Lo mismo ocurre si enfrentamos al que para mí es el mejor título independiente de lo que va de año, Firewatch, con la mejor obra de gran presupuesto, Uncharted 4 El Desenlace del ladrón. En este caso no comparten género ni tienen ningún tipo de similitud más allá de unas intenciones claras en ofrecer una historia y en detenerse en las emociones de los personajes, dando importancia a sus relaciones, pero ambos lo desarrollan de manera distinta. Sin embargo, el trabajo de Campo Santo no se parece a ninguna otra obra que hayamos visto hasta el momento en la industria, evolucionando muchos conceptos, mientras que el título de Naughty Dog ofrece todo lo contrario, apostando por un tipo de acción y frenetismo clásico, que incluso ya hemos experimentado en tres juegos anteriores. 

 

Dark Souls 3

 

Mientras unos apuestan por las secuelas (Dark Souls 3, Uncharted 4...) o el regreso de fórmulas que funcionaban en el mercado en el pasado (DOOM, Ratchet and Clank...) otros apuestan por nuevas ideas (The Witness, Oxenfree...), pero no por ello hay vencedores y vencidos. Debemos acostumbrarnos a entender cómo funciona el mercado y cuáles son los distintos objetivos de un estudio independiente y de otro con muchos recursos económicos. No tengo ninguna duda de que muchos de los grandes artistas que trabajan en títulos muy básicos en ideas, serían capaces de crear auténticas maravillas si se les diese una absoluta libertad y ni una sola directriz u objetivo que cumplir; al igual que habría muchos creadores de contenidos independientes que no sabrían ni empezar a crear un producto que funcione en el mercado a todos los niveles. Pero eso es lo bonito, poder disfrutar de ambas vertientes, que tienen mucho bueno que ofrecer.


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