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El placer de saber que aún hay más

Cuando los créditos son sólo el principio
Por Víctor Junquera

Comentaba el otro día Rafa que es imposible ver el 100% de un juego, y tiene razón, siempre y cuando se hable de un mundo abierto. Ahí, la mayoría de los secretos suelen estar para estirar artificialmente la duración del juego, tratando de hacer que pases por todas las zonas posibles de ese mundo abierto, pero en el fondo, sin fijarte mucho en los detalles. ¿Y para qué? Seguramente para nada, o como mucho para acumular algún logro/trofeo.

 

Pero sí se puede ver el 100% de muchos juegos, y lo bueno es que te pidan que vayas a buscarlo y que no te conformes sólo con ver los créditos. Y esto lo hace muy bien Nintendo, permitiendo al jugador adentrarse en capas y capas de profundidad, cada vez con mayor reto, a cambio de tener una experiencia radicalmente diferente a la que podría tener quien sólo se quede en los créditos. Quien no quiera conseguirlo todo. El último caso es Captain Toad: Treasure Tracker.

 

Supera una fase y desbloquea un reto extra. Consíguelo todo, y un sellito para la página.

 

Ya es algo casi habitual el trolleo de llegar a los créditos y que en realidad te queden dos tercios más de juego. Pocas veces se ha hecho tan bien como en Kid Icarus: Uprising, pero es algo habitual. Siempre hay algún mundo extra y mucho por descubrir si quieres ir a por el 100% de un juego, con lo que la experiencia se amplía de forma natural, para quienes de verdad quieran más contenido, y no con algo como un DLC.

 

El conseguir las 120 estrellas en Super Mario 64 y ver a Yoshi en el tejado del castillo no era más que un mero easter egg, como lo fue el traje negro de Mario en Super Mario Galaxy por la estrella roja. Pero desde antes incluso, ha habido casos muy claros y maravillosos en la saga, como el Mundo Estrella y el Especial de Super Mario World, o La Prueba Final de los Campeones de Super Mario 3D World.

 

De hecho, uno de los encuentros más gratificantes con uno de estos niveles extra fue el de Super Mario 3D Land, un Mario menospreciado por ser muy fácil en su primera vuelta y no tan difícil en su segunda vuelta, pero que tenía un componente de completismo bien oculto que llevaba a una grata sorpresa como es el nivel más difícil que ha habido nunca en un Mario. Era enfermizo, si, pero llegué a él tras darme cuenta de que el mapa también marcaba en qué pantallas se había llegado a la cima del banderín de fin de fase, tanto con Mario como con Luigi. Y una vez completado todo, bam, la gran recompensa final.

 

¿Todos los sellos de página te parecen poco? Lánzate a las contrarreloj. ¿Qué hay si las superas todas?

 

Los Donkey Kong Country de Retro Studios también dominan esto con maestría, y en Tropical Freeze puede llegar a un nivel demente. Acabar todas las fases ya no es fácil de por sí, pero si las acabas todas consiguiendo todas las letras KONG, se desbloquea una fase secreta en cada mundo. ¿Que te acabas todas las fases secretas? Se abre un nuevo mundo. ¿Que aún así te sabe a poco? Trata de conseguir todas las piezas de puzle de cada fase, las medallas de oro en la contrarreloj, e incluso el modo difícil con cada uno de los cuatro personajes. El propio juego te da todas las herramientas para que lo llegues a dominar como el mejor, yno he llegado a hacerlo, es demasiado, pero seguro que después de todo eso habrá algo más, aunque sea algo tan sencillo como una nueva pantalla de Press Start, como es clásico en los Mario Kart al completar todas las copas en Modo Espejo.

 

En el caso de Captain Toad, hay muchas capas para cada nivel. Podemos sencillamente pasar el nivel, ir a por la estrella. Eso es algo más bien fácil, si, pero también hay que ir a por alguna de las tres gemas de cada nivel para ir desbloqueando fases nuevas. Cuando superas una fase, se abre un desafío extra, como superar una fase con más de n monedas, sin recibir daño, o encontrando un objeto secreto.

 

Y todo esto va abriendo niveles secretos, extras curiosos que cambian la mecánica pausada del juego por algo más ágil y difícil. ¿Y si conseguimos todas las gemas y secretos de uno de los cuatro libros en que se divide la aventura? Desbloqueamos una contrarreloj para cada fase. Más profundidad, más reto. La recompensa es mucho más que una marca más en el perfil (que también). ¿Y si lo conseguimos todo todo de todos los libros? Aún así, no es el final.

 

Desafío aleatorio. ¿Infinito? Eso está por ver, pero el libro tiene más páginas aún.

 

Ayer me sorprendí viendo que después de conseguir todo esto salvo las contrarreloj, unas 20 horas de juego, se desbloqueaba una nueva fase, El Laberinto Sin Fin de las Imimomias. Una fase más, pero no una cualquiera. Captain Toad se convierte entonces en un roguelike en el que tenemos que recorrer laberinto tras laberinto generado de forma aleatoria, buscando la salida y un porrón de monedas, teniendo en cuenta que no nos podemos parar, ya que llevamos detrás a un enemigo que copia todos nuestros movimientos. Y lo mejor no es que tras tantas horas de juego la sorpresa sea un concepto tan radicalmente diferente, no. Lo mejor es saber que incluso después de esto, habrá algo más.


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