Analisis Reality Fighters ,PSVITA

Reality Fighters es un juego tan sencillo como funcional. Un título fresco y pensado para llegar a todo tipo de usuarios, especialmente a los más pequeños de la casa. Y en ese sentido, lo nuevo del estudio nacional Novarama cumple con que se propone. Profundizar a día de hoy en un género tan tradicionalmente inmutable como el de la lucha no es fácil, y mucho menos revolucionarlo, pero Reality Fighters no lo hace. Ni siquiera lo intenta. Su objetivo se aleja intencionadamente de los combos imposibles o los combates elaborados. 

 

El interés del juego va por otros derroteros, empezando por su sentido del humor. Posiblemente lo más divertido de Reality Fighters sea crear un personaje. Para ello simplemente hemos de tomarnos una foto (a nosotros o a lo que nos dé la gana) y personalizarlo tanto como si fuera un Sim en Nochevieja. Para ello contamos con todo tipo de disfraces, constituciones, armas… en total alrededor de cuatrocientos complementos que combinar. Casi se puede decir que resulta más interesante crear los luchadores que después competir con ellos. 

 

Aunque a la hora de luchar, a diferencia de otros juegos, también podemos elegir qué tipo de estilo queremos tener. Y de nuevo el sentido del humor está muy presente. Podemos seleccionar entre técnicas muy curiosas inspiradas en superhéroes, zombis, samuráis o bailarines. Todo un espectáculo. 

 

A la hora de luchar, el título presenta un estilo sencillo y muy alejado de otras alternativas “hardcore” de Vita como Ultimate Marvel vs. Capcom 3. Sencillo pero no del todo simple. Los personajes pueden dar puñetazos, patadas y golpes especiales que varían en función a la pintoresca técnica que hayamos elegido. O utilizar armas como una fregona o una guitarra. Una vez más, está claro que los autores de Invizimals no han pretendido mirar de tú a tú a los grandes del género. Simplemente han decidido jugar en una liga aparte, llegar a otro público y buscar la diversión directa, las gracias cómicas y la personalización más que la profundidad. 

 

Pero si por algo llama la atención Reality Fighters, al menos en un principio, es por el uso que hace de la llamada realidad aumentada. Algo que ya le funcionó bien al estudio responsable en sus anteriores trabajos y en el que han decidido profundizar. O sea, que en el juego podemos utilizar las cámaras de Vita para hacer fotos y luchar con los escenarios reales que queramos. Y, aunque es cierto que la cámara en ocasiones resulta un tanto incómoda e imprecisa, el hecho de combatir en el salón de casa o en el metro resulta bastante curioso. 

 

¿Pero qué ocurre después de esta sorpresa inicial? ¿Funciona Reality Fighters como juego más allá de las primeras horas? Está claro que el título vive gracias a sus ingeniosas ideas y que quienes busquen una experiencia de lucha compleja o relativamente convencional deberían mirar en otra parte. Pero aún así sería injusto no asegurar que un juego de estas características no tiene sentido dentro del catálogo inicial de Vita. 

 

Incluso con sus limitaciones, Reality Fighters es un título simpático, divertido y, sobre todo, muy portátil. De hecho quizás sea uno de los juegos más orientados a una máquina de bolsillo de cuantos, de momento, han aparecido para la nueva consola de Sony. 

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