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Analisis Horace ,PC,SWITCH

Forrest Gump descubre los videojuegos
Martes 27 de Octubre de 2020 por Adrián Suárez Mouriño

Horace es un videojuego muy particular, es toda una sorpresa. Es original, refrescante, variado y cuenta con varias particularidades en su forma de contar su historia muy interesantes. Lo cierto es que pese a sus fallos o gracias a sus aciertos, es un videojuego que merece mucho la pena jugar. Horace es un robot que llega a una familia muy peculiar. Con ellos, aprende a apreciar el cine, la vida, a los humanos y también los videojuegos. De repente, algo ocurre, todo cambia y Horace se embarca en una aventura por todo el mundo. Su misión es recolectar un millón de piezas de basura, ¿y por qué? Pues porque cree que eso le permitirá redimirse o volverse más humano.

 

Sí, el personaje de Horace está cargado de ingenuidad y ternura. El desarrollo de la aventura se divide en largas piezas de vídeo desarrolladas con el pixelado motor de juego y en otras en las que jugamos. Toda la historia se condensa en sus cinemáticas, y es tal cual, tal cual Forrest Gump. Horace va recorriendo el mundo de los humanos, comenta lo que ve, crítica con la inocencia de un niño y ama ver películas y jugar a videojuegos. Unos lo engañan, otros lo engañan más.. Y, poco a poco, él va cumpliendo sus objetivos: recoge basura y descubre qué ha pasado con aquellos que lo acogieron en primer lugar. 

 

Es imposible no pensar en Forrest Gump o en Robin Williams al encarnar a Horace

 

La otra sección del juego tiene a las plataformas en el núcleo de su propuesta jugable. Por cuestiones que se nos plantean en los vídeos, nos tocará atravesar unos dificilísimos circuitos repletos de peligros, saltos imposibles y exploración. A medida que vamos avanzando en su catorce horitas de aventura, conseguimos nuevas habilidades con las que Horace crece; y así hasta el final del juego.

 

Lo he querido explicar así porque el juego divide muy firmemente estos dos bloques jugables. Hay conexiones entre ellos, claro. Horace muchas veces manifiesta lo que piensa mientras jugamos, pero durante toda la aventura se sienten como dos bloques totalmente separados. Es fascinante cómo, volviendo a eso de que esto es el Forrest Gump de los videojuegos, toda la narración recae sobre el peso de Horace. No escuchamos ni leemos las palabras de los que se dirigen a él, tan solo lo que él interpreta. Esto funciona muy bien porque nunca tenemos del todo claro si todo lo que jugamos es una fantasía que sucede en la mente del robot o no.

 

A esta cuestión se le suma el acertado estilo artístico. Sus píxeles son gordísimos cuando a la cámara le da la gana de hacer planos detalle, pero finísimos cuando se aparta para grabar una ciudad entera. El uso del píxel para retratar a los humanos y deshumanizarlos en cuadraditos es una manera de decirnos que todos somos artificiales, no solo Horace. El ejercicio estético está guay, pero sigue siendo la típica moraleja de las pelis de los 80 y 90. Y esto es constante. Hay un abuso de referencias a pelis, series y videojuegos de esa época. El problema es que la propia construcción narrativa en sí también recuerda a las que se hacían en aquella época, por lo que los guiños acaban enturbiando las ideas originales que el juego propone.

 

Hay un aluvión de guiños a los 80 y 90. Personalmente, estoy un poco agotado de ellos

 

Es decir, acaba no siendo original que Horace me diga que los humanos son raros, que se meta a jugar a una sala recreativa a algo parecido a Space Invaders o ver de repente un guiño a Friends. Sin embargo, cuando el videojuego se olvida de hacer homenajes, brilla. La historia tarda en arrancar, pero tiene un par de giros interesantes que te mantienen pegado a la pantalla de tu Switch. Las dudas acerca de la naturaleza de la trama también te tendrán en tensión, y también su jugabilidad.

 

Horace es un videojuego que puede parecer fácil al principio, pero luego se convierte en una cosa terriblemente difícil. Tanto es así que, cuando muramos, apareceremos sin tiempos de carga al principio del nivel para volver a intentarlo, como ocurre con Celeste. Hay niveles absolutamente enfermizos, pero el juego se las apaña para que no nos desesperemos del todo.

 

La propuesta de Horace es atractiva, y creo que gustará especialmente a los que un exceso de referencias a la cultura pop más manoseada de la historia no se les atragante. Mi tolerancia a esto, lo reconozco, es bajísima. De todas formas, sus buenas ideas en la forma de presentar a sus personajes, su potente uso del píxel, los lugares a los que nos lleva su viaje, cuando decide parecerse a otros videojuegos no para rendir pleitesía sino para soprender, y sus buenas secciones de plataforma, lo convierten en un videojuego muy recomendable. Está a 14,99€ en Nintendo Switch. Vale cada euro que cuesta.

7.5

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