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Analisis F1 Race Stars ,PC,PS3

Codemasters y su filosofía difícil de trasladar
Martes 13 de Noviembre de 2012 por Alvaro Ondina

 

Si algo caracteriza a Codemasters es su afán por ser fieles a una idea. Remontándonos un poco atrás en su historia, observamos que su mayor preocupación es captar la idea de un juego, la idea principal, y transmitirla. Ya vimos en 2002 como se adentraron en la distribución de Prisioner of War, de Wide Games, atraídos por el empeño en extremar la experiencia de sigilo. Tanto era así que si éramos descubiertos, a menudo, la partida había terminado.

 

Pero probablemente muchos de nosotros identifiquemos a Codemasters por sus anuales entregas de Fórmula 1. Lo que más caracteriza a la franquicia es la exigencia de entrar en su mundo, empaparte de su estilo y trabajar la precisión. Podríamos interpretarlo como que, la compañía, es un profesor que busca la perfección y nos presiona para conseguirla. Trabaja duro y lo conseguirás. Por suerte nos movemos en un sector orientado a la diversión y esa también es la finalidad de los títulos de estos ingleses.

 

Todos nuestros favoritos cacaturizados para divertirnos con ellos de una forma más humorística

 

Pero hay ocasiones en que, en un sector tan extenso, uno decide dejar los hábitos ya dominados y probar suerte en otras tierras. Una apuesta valiente pero arriesgada. Y nos encontramos con Fórmula 1 Race Stars una versión más relajada del simulador del que ya se han hecho expertos desarrolladores. La simpatía y un ambiente más distendido son el nuevo objetivo de Codemasters pero, en este género, no están solos. Es complejo el aterrizaje en el entorno de los Waky Races, y no porque exista la duda acerca de su capacidad para el trabajo. El problema que encuentran es enfrentarse a una competencia que lleva demasiado tiempo en el gobierno, tanto que lo entiende y domina hasta el último detalle.

 

El pecado de la compañía es aceptar las bases establecidas por otra franquicia y, tan solo, cambiar algunos aspectos, aquí y allá, que les permita identificarlo como propio. Y es lo complicado, uno se adentra en Race Stars y siente ganas de sentar a un Alonso cabezón y correr sin parar. Nos gusta disfrutar de esos circuitos originales que caricaturizan la idiosincrasia de cada ciudad. Lo logran, los escenarios son espectaculares. Son bonitos y divertidos en sí mismos. Con sus looping, sus curvas cerradas y demás obstáculos. Así que nos vemos encantados recorriéndolos, tratando de adelantar al resto de pilotos.

 

El turbo nos ayudará a adelantar posiciones en los puntos más difíciles del circuito

 

Hasta ahora, si no citásemos su título, no sabríamos adivinar de qué juego se trata. Porque lo que caracteriza al nuevo lanzamiento de Codemasters es ese intento por mantener su personalidad. Adentrarse en un mundo cómico, convertirse en extranjero, pero con el pasaporte en la mano y gritando ¡Eh que soy yo! Y es que la esencia de la compañía es la rectitud, la exigencia y una actitud castigadora. Estas características, no encajan demasiado bien con su compañero, la sonrisa. Podemos imaginarnos conduciendo nuestro Ferrari, o nuestro Redbull por circuitos locos, tratando de ganar rebufo al piloto que nos precede y poniéndonos en primera posición. Y de repente, ¡ZAS!, el sello que Codemasters defiende en cada paso que da, nos golpea con aquello que más nos atraía durante su campaña. Si algo caracteriza a este género, son esos gadget que vamos recogiendo y empleamos para aventajarnos sobre los otros corredores. Unos nos adelantan y otros atrasan al resto. En el caso de Race Stars, se convierte en un castigo que, por su frecuencia y desatino, nos desanima en ocasiones.

 

Si algo nos emocionaba de esta iniciativa era la inserción de la posibilidad de recorrer el pit-lane para entrar en boxes y realizar algunas reparaciones. La idea es atractiva. Que cuando nos golpeen con una de esas armas averíen nuestro Kart y tengamos que realizar algún cambio es innovación, novedad y eso ha de ser premiado. Pero no todo el monte es orégano y, en ocasiones, ese concepto resulta agobiante y frustrante. Vamos primeros y un ataque no esquivado nos avería el coche y hace que perdamos velocidad, otro ataque nos hace sentir que iríamos más rápido en triciclo. Teniendo en cuenta que la sensación de velocidad es importante, no es demasiado agradable ser castigado así. La solución es acudir a boxes en cuanto veamos la salida y perder un poco de tiempo para después tratar de recuperarlo.

 

Las averías son una gran idea aunque el castigo que representan puede romper el ritmo de la carrera

 

Con este lanzamiento la compañía arroja su imagen más desenfadada al mundo de la conducción. Además de ofrecer unos circuitos empapados de surrealismo, nos da a conocer su faceta caricaturista. Nos muestra a los pilotos con los que sufrimos en cada carrera de un modo cómico, destacando sus rasgos faciales y desarrollando una interpretación de su personalidad mediante su voz. De ese modo, seleccionar a Fernando Alonso nos provoca una sonrisa cuando, al realizar un adelantamiento, su voz - el doblaje en inglés - nos refleja al imagen de un chulillo simpático con acento asturiano.

 

Codemasters trata de innovar, no solo adentrándose en un subgénero de la conducción desconocido para él y con un gran conocedor del mismo como competidor, sino por tratar de llevar consigo una filosofía difícil de implantar. La idea es magnífica, no parar en ningún momento el juego, no hay cortes durante la carrera, pero el sistema falla al romper el ritmo. El resto del título logra su objetivo, tomar lo que ya está inventado y adaptarlo al estilo que los caracteriza para demostrar una identidad propia. Quizá las mayores bondades de la compañía en sus otros trabajos, en este, lo desvirtúen más que afianzarlo.

6.5

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