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Analisis Aragami ,PC,PS4

Sigilo y Japón feudal con sabor propio.
Martes 04 de Octubre de 2016 por Rafa del Río

Enfrentarse a Aragami con Tenchu en mente es un gran error. Así, por entrar en materia. Por supuesto comparte muchos elementos con el clásico de Acquire y, como fan de la saga de Ayame y Rikimaru, los paralelismos entre éste y el juego del equipo español Lince Works son más evidentes. Sin embargo no conviene equivocarse: Aragami no es sólo 'un Tenchu a la española' sino mucho más que eso. En su desarrrollo se adivina la esencia y la influencia de títulos como Shinobido: Way of the Ninja, uno de los juegos 'tipo Tenchu' llevado a cabo por la popia Acquire; The Mark of Kri de Sony Interactive Studio y San Diego Studio, o el fantástico The Darkness de Starbreeze y esa necesidad de Jackie Estacado de envolverse en las sombras.

 

Más allá de sus influencias, obvias en mayor menos grado, Aragami se siente y se experimenta como algo único, diferente, que va más allá de las inspiraciones jugables y en el que a nivel artístico podremos reconocer un apartado visual que no teme recurrir a la imaginería mítico religiosa de Ôkami y los parajes de Afro Samurai junto a un excelente aparato musical en el que el sonido de las voces nos transporta a los viejos buenos tiempos el mundo onírico que pudimos disfrutar en The Legend of Zelda Twilight Princess con unas voces que no dicen todo lo que cuentan y suenan como suspiros soñolientos al otro lado del espejo de la realidad. 

 

 

Aragami se siente como algo diferente. 

Y es por esto por lo que os digo que enfrentatros a él como a un Tenchu es un grave error. Yo lo cometi al empezar a jugarlo y estuve a punto de perderme una de las más gratas expriencias que he vivido con un juego alternativo en los últimos años, aunque afortunadamente pude recular a tiempo. Aragami va de asesinar desde las sombras, infiltrarnos por escenarios del Japón feudal y enfrentarnos a samuráis, como Tenchu, pero atrás queda toda la preparación que el juego de Acquire nos proponía a la hora de planificar nuestra misión. 

 

El éxito de los ninja, como el de nuestro querido brujeador Geralt de Rivia, consiste en planificar cada paso, conocer el terreno, preparar su estrategia con mapas en la mano y contar con todas las herramientas necesarias para lograr sus objetivos. En Aragami no hay nada de esto: no hay mapas, no hay planificación previa y, la estrategia, tan importante como en Tenchu, deberemos improvisarla sobre el terreno según avancemos en el juego. Los motivos de esto son obvios, ya que por mucho que su aspecto nos pueda engañar, Aragami, el protagonista del que el juego toma su nombre, NO es un ninja.

 

 

Once Upon in Japan

Aragami nos pone en la piel de una misteriosa criatura, Aragami, un ser hecho de sombras y venganzas invocado de entre los muertos por una misteriosa mujer, Yamiko. La mujer nos pide ayuda para liberarla de su prisión junto la emperatriz, que se encuentra cautiva de los ejércitos de la luz, que en esta historia se han encarnado bajo el nombre de los Kaiho. Nuestro objetivo es sencillo, encontrar y recuperar una serie de talismanes, objetos de la vida cotidiana con gran fuerza mágica, que tienen cautivas a ambas mujeres en las garras de los soldados de Kaiho

 

O eso dicen al principio: como suele pasar en este tipo de juegos, las cosas no son como parecen, y según vayamos avanzando en la aventura una serie de secuencias animadas nos ayudarán a comprender más cosas de Yamiko, la situación en la que se encuentra, el propio Aragami y los planes auténticos de la misteriosa mujer. 

 

La historia no sorprende, aunque está bien trazada, y contiene esos extras que en forma de conversaciones escuchadas desde las sombras, palabras sueltas de la chica y pergaminos encontrados en diversos lugares nos ayudarán a profundizar muchísimo más en la misma mediante notas, diarios, escritos e información reciente. A este respecto es de aplaudir el trabajo de los chicos de Lince Works, que 'se lo han currado' para que todos los que disfrutamos buscando y sabiendo más de un mundo interesante tengamos horas de búsqueda, escuchas a escondidas y de lectura en sus archivos. 

 

 

The Mark of Aragami

Historia e influencia a un lado entramos en lo que de verdad importa en un juego: su jugabilidad. Cabe decir que Aragami no es un juego para todos los públicos, si bien tampoco es un juego para cuatro raritos como sucede con los que huyen de la clasificación triple A: Su jugabilidad es concienzuda y comienza poniéndonos las cosas muy difíciles, pero pronto la comprensión de la IA del juego y la adquisición de algunas habilidades sombrías nos ayudarán a medrar e ir cogiéndole el truco al juego. 

 

Pero vayamos por partes: Aragami es una criatura de sombras, un ser que se fortalece en la oscuridad pero al que el agua o la luz directa matan de forma automática. Condenados a vagar de noche, somos como los Jackie Estacado del Japón feudal, yendo de sombra en sombra, huyendo de la luz, que drena nuestra energía y nos incapacita para usar nuestros poderes y acechando a los samuráis de Kaiho para encontrar el momento perfecto para asestar nuestro golpe letal o colarnos furtivamente a sus espaldas. 

 

 

Afortunadamente y a pesar de nuestra fragilidad, Aragami también cuenta con un buen puñado de técnicas y su fiel espada, lo que hace que las cosas no estén tan descompensadas como podríamos pensar al empezar a jugar. Tras un corto tiempo de juego aprenderemos nuestras dos primeras habilidades, el salto de sombra, que nos permite desplazarnos de una sombra a otra de forma imperceptible por los enemigos y la creación de sombras, que nos permitirá crear rincones oscuros para poder transportarnos a ellos. 

 

Estas dos habilidades son sólo el principio, y si bien nada más empezar lo más seguro es que las paséis un poco canutas para avanzar, en cuanto le pilléis el truco a pensar en modo crear sombra, salto de sombra y avancéis un poco en el juego, las cosas irán siendo cada vez más asequibles y, por qué no, disfrutables. Pronto os acostumbraréis a cribar los escenarios en busca de enemigos y de los imprescindibles manuscritos que os daran un punto de habilidad, y según aumentemos estos puntos iremos desbloqueando cosas como la posibilidad de hacer desaparecer los cadáveres para que los guardas no los encuentren y no den la voz de alarma, fijar a los enemigos, localizar objetos, lanzar kunais, poner trampas y algo tan loco como invocar un dragón de sombra que se meriende a nustros enemigos. 

 

 

Elige tu camino

Una de las cosas que más gratamente me ha sorprendido de Aragami es la posibilidad de elegir nuestro camino con una libertad que va aumentando en cada escenario y que incluye varias formas de llegar a un punto aprovechando salientes, tejados, ramas, huecos, la parte de abajo de una casa, doble techo y un largo etcétera que hace que tengamos que estar atentos en todo momento para elegir la mejor ruta de acción posible. 

 

Esta libertad se traduce, como suele pasar siempre en estos juegos, en dos formas posibles de acción con toda una variedad cromática entre ambos extremos: Fantasma, o cumplir nuestra misión sin dañar a nadie y sin ser vistos, o Demonio, cumpliendo la misión eliminando a todos los enemigos, aunque eso sí, sin ser vistos. El juego no valora mejor una u otra, y te da herramientas suficientes para elegir cómo quieres jugar o si prefieres jugar de una u otra manera dependiendo de la situación. 

 

 

Arte tradicional, manga español y flash

Yendo al tema tecnológico, Aragami no tiene el acabado de un triple A, pero no deja de mostrar muy buenas maneras en lo que propone y cómo lo propone con un estilo visual muy contundente que nos muestra escenarios en 3D correctamente dibujados con un estilo anime con resultados generalmente notables en el que las luces y las sombras dan el punto perfecto a lo que se muestra. 

 

No todos los escenarios mantienen el mismo nivel de calidad, pero el resultado sigue siendo más que interesante, más si pensamos que estamos ante un juego de corte alternativo. Los tres años que Lince Works lleva trabajando en el proyecto han sido aprovechados de sobra -así como la herencia de Path of Shadows- con unos parajes muy inspiradores que rinden tributo a los grandes del género y sirven al juego gracias a sus múltiples elementos que no sólo están ahí para hacer bonito, sino también para ayudarnos dándonos cobijo y rutas alternativas en nuestra misión. 

 

 

Respecto a los personajes, el trabajo también es sobresaliente con un Aragami que cuenta con algunas animaciones soberbias para mostrárnoslo como la máquina de matar perfecta con movimientos sencillos y eficaces que huyen de los aspavientos y las florituras. Yamiko también cumple su papel de mujer misteriosa, si bien la fuerza de la interretación recae en esta ocasión en su rostro y el movimiento de sus brazos. En cuanto a los enemigos, el corte es el clásico de 'samuráis malotes sin escrúpulos' si bien en Lince Works se han preocupado de que cada enemigo tenga un rasgo distintivo: diferencias en la ropa, adornos, cicatrices, parches... para evitar que todos parezca iguales, si bien desde el frenesí del asesinato es difícil pararnos a observar estos detalles. 

 

Finalmente tenemos las secuencias animadas, unas breves cinemáticas un tanto toscas con un estilo de dibujo muy a lo manga español que me trae recuerdos de hace muchos años, cuando los mangakas españoles comenzaban a despuntar en nuestro país con la escasa ayuda de editoriales como Norma y Planeta, y que sirve de sobra para ilustrar lo que el juego desea contarnos. No soy el mejor amigo de esta forma de animación tipo flash, pero vaya, si sirvió para contarnos la historia de un juego de dinero como Mirror's Edge, aquí está más que justificado y, entre nosotros, mucho mejor hecha.

 

Respecto al sonido, las voces tienen un resonancia onírica como de dimensión alternativa, y hablan en algo que suena a japonés con ecos y que no cubre todo lo que podemos leer en las pantallas de texto que vienen en correcto español, inglés y catalán. La música corre a manos de Two Feathers con un retesultado magistral que retrata a la perfección la historia y su ambientación japonesa feudal con cambios de ritmo, melodías evocadores y trepidantes canciones que acompañan los momentos de más acción. 

 

 

Resumiendo

Aragami es un gran videojuego, uno que hace que sea fácil apoyar el esfuerzo nacional y que además ofrece una experiencia muy diferente a la que estamos acotumbrados con los juegos, mal llamados en ocasiones, 'independientes'. La sensación de juego es francamente buena, sobre todo para los que disfrutamos con los juegos de sigilo repitiendo misiones para hacerlas perfectas o gozamos desarrollando nuestra estrategia a escasos centímetros de la espada de nuestros enemigos, tomándonos nustro tiempo para pensar. 

 

Pero Aragami es más que un simple juego de sigilo: tal y como comenté hace unas semanas con NiOh, lo mejor de Aragami es que sabe dejar la dificultad en manos del jugador, permitiendo que sea éste quien la ajuste mediante la activación y uso de unas habilidades que tornan el juego de un reto de infiltración a un auténtico gato y ratón en el que nosotros somos los depredadores. 

 

 

hay que añadir a la fórmula el mimo que los creadores han puesto en su juego, con algunos detalles como la posibilidad de desactivar la sangre, el puntazo de poder jugar cooperativo online con un segundo Aragami que nos simplifique las cosas o los dos parches que llevan hasta el momento y que han mejorado mucho la jugabilidad de la semana pasada a esta puliendo problemillas de IA y de animaciones. 

 

Por último está su duración y rejugabilidad: de 8 a 14 horas según sus creadores, si bien puedo aseguraros que el juego da para mucho más a poco que os lo toméis en serio y queráis buscar sus pergaminos y extras. Todo esto unido al mimo por el jugador, los detalles, la profundidad del juego y lo bien que han entendido lo que busca el público de este tipo de género son más que suficientes para justificar la nota que considero merecen. Una nota que roza el sobresaliente y que demuestra que en este país también se pueden hacer cosas realmente interesantes

 

¡Nos leemos!

8.5
/ 10

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