Planet 51 es una de esas películas animadas pensada para un público preferentemente infantil. El típico título desenfadado y cargado de golpes de humor ideado para que los chavales vayan en masa a los cines durante estas navidades. Y como es habitual desde hace ya siglos, su videojuego no ha tardado en llegar a las tiendas. En esta ocasión han sido unos veteranos, los chicos de
Pyro Studios (Commandos), los encargados de darle vida al asunto. Desde luego no es el regreso que esperábamos de ellos, pero al menos es bueno saber que este estudio nacional sigue activo, después de unos últimos tiempos poco prolíferos.
Pero aunque está indudablemente influida por joyas de la animación como
Shrek o Toy Story, lo cierto es que
Planet 51 tiene una particularidad importante: es una superproducción nacional. Su argumento (en el que también se basa el juego, aunque libremente) se sitúa en un planeta habitado por extraterrestres, aunque con un aire ?humanizado?, que recuerda a los Estados Unidos de hace unas cuantas décadas. Concretamente a cuando el país norteamericano sufrió la fiebre por los ovnis y las conspiraciones interplanetarias. Allí va a parar Chuck, un astronauta terrestre. De esta forma los responsables de la cinta dan una vuelta de tuerca a la conocida situación de un alienígena intentando sobrevivir en nuestro planeta.
Como decíamos, el juego sigue más o menos los acontecimientos del film, o más bien aprovecha sus personajes protagonistas para desarrollar un estilo de juego que, salvando las distancias, recuerda a los de la saga
Grand Theft Auto. O lo que es lo mismo: una gran ciudad por la que nos movemos conduciendo vehículos, diferentes misiones y un concepto más o menos abierto.
Los retos con los que cuenta el juego (alrededor de 40) son bastante variados, y presentan tareas como cortar el césped de un jardín, repartir periódicos (en una especie de puesta al día alienígena del clásico de ocho bits
Paper Boy) y, como no, todo tipo de carreras y persecuciones. Al ir avanzando se desbloquean nuevos vehículos (bicicletas, motos y algún que otro cacharro especial), nuevas misiones, coleccionables y partes de un cómic.
Ahora bien, después de haber desglosado la propuesta del juego, cabe dejar una cosa bien clara sobre todas las demás:
Planet 51 es un juego claramente enfocado a los más pequeños. A pesar de no ser un típico plataformas, lo cierto es que desde su coloridos menús y simplistas tutoriales se hace evidente el tipo de público al que va dirigido el juego. Por eso, aunque ofrezca sobre el papel muchos alicientes, a la hora de la verdad la sencillez de las misiones (sobre todo al principio, cuando utilizamos vehículos realmente lentos), el simple control y la facilidad de muchos retos reflejan una evidente y premeditada falta de profundidad que, como hemos dicho, lo convierten en un juego casi infantil.
La ciudad, aunque grande y fiel a la película original, está prácticamente vacía, tanto en lo que se refiera a tráfico como a gente paseando por ella. Y, en líneas generales, los lugares de interés están muy aislados, sin atractivos adicionales de ningún tipo. Además, los puntos para cambiar de vehículo (unos aparatos que vienen a actuar a modo de garaje virtual) y los recuperadores de salud están por todas partes. Vamos, que los jugadores más veteranos en este tipo de juegos no encontrarán grandes dificultades para avanzar.
A nivel gráfico,
Planet 51 no es especialmente destacable. La ambientación y el diseño de los personajes son muy fieles a los de la película, pero el acabado técnico no es para tirar cohetes, con bajadas del frame-rate y problemillas técnicos frecuentes. Además los personajes que pululan por la ciudad se repiten hasta la saciedad y, al igual que los escasos vehículos que se ven por las carreteras, sus diseños se pueden contar con los dedos de una mano. Las voces, eso sí, vienen doblados completamente a nuestro idioma.
No está claro si con más tiempo y esfuerzo
Planet 51 podría haber sido una propuesta interesante para todo tipo de usuarios. Pero la verdad es que el resultado final, sencillo y algo simplista, se hace sólo recomendable para los más pequeños de la casa que hayan disfrutado con la película. Para todos los demás es perfectamente prescindible.
NOTA FINAL: 6
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