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Analisis Gran Turismo 5 PS3

Domingo 28 de Noviembre de 2010 por Enrique Luque de Gregorio
Es difícil afrontar el análisis o la crítica de Gran Turismo 5 sin verse abrumado por sus números, sus cifras y su ambición. Mil vehículos distintos, cinco años de desarrollo, más de cincuenta millones de juegos vendidos? eso por no hablar de la grandilocuente promoción comercial que Sony está llevando a cabo. Pero, en cambio, parece que Polyphony Digital, con Kazunori Yamauchi a la cabeza, en ningún momento ha perdido la perspectiva de cuál es su objetivo (el mismo que cuando la saga nació en PSOne): diseñar el simulador de carreras definitivo. Gran Turismo 5 es, ante todo, una muestra de amor y respecto por el automóvil, por todo lo que lo rodea, y eso se nota desde el primer minuto de juego, pasando desde el significativo vídeo inicial hasta los elegantes y sofisticados menús.

Pero aún así, y como ha reconocido el propio Yamauchi, ?Gran Turismo es como un viaje, y el juego aún no es perfecto?. Cierto. La sensación que ofrece esta última entrega de la saga, incluso con su indudable grandeza, es la de un título transitorio, un proyecto en constante crecimiento. Algo que en cierta medida se terminará de pulir las prometidas actualizaciones, pero en parte no. Pero no nos adelantemos.

En términos de opciones, Gran Turismo 5 no deja margen a la crítica. Están los modos clásicos de arcade, donde disputar carreras únicas, contrarreloj y demás, y los enfocados al multijugador (que comentaremos más adelante), pero el protagonismo individual recae casi por completo en el ya imprescindible Modo GT (que se lo digan a PSP), marcado por la progresión y por la diversidad, en esta entrega más que nunca.

Dentro de él puedes comprar vehículos (o venderlos) y competir en distintas pruebas, desde las más sencillas hasta las más prestigiosas. Como suele ser habitual dentro de la saga, pero esta vez aún con más énfasis, este modo tiene una consistencia totalmente progresiva. Empezarás con una cantidad muy reducida de fondos -que no te darán para comprar más que un coche de muy poca potencia-, y del nivel más bajo, cero. A partir de ahí, participando en carreras (no necesariamente ganándolas) es posible, no sólo conseguir ganancias y aumentar el prestigio de tu garaje, sino también subir tu nivel (sí, como en un juego de rol), para así poder participar en competiciones cada vez más elitistas y comprar mejores coches. Básicamente, porque no puedes comprar un Ferrari ni siquiera teniendo el dinero si no tienes un nivel específico. Esto asegura, para bien o para mal, que el desarrollo del juego se deguste lentamente. Olvídate de andar pilotando el coche de tus sueños a las dos horas de juego (o a las diez).

Dentro de este Modo GT, además de poder disputar las carreras directamente (Carreras A-Spec), también existe la posibilidad de crear un piloto, con sus propias características (técnicas y físicas) y dirigirle, como si fuéramos su mánager (Carreras B-Spec). Básicamente todo funciona igual, incluso la progresión de nivel, pero en lugar de conducir tú, te dedicas a dar órdenes durante las carreras. En realidad se trata de una idea con tintes estratégicos interesante, pero aún inocente y demasiado pobre. Las opciones de edición del piloto son prácticamente inexistentes (ni se elige el nombre, simplemente es posible seleccionar entre unos cuantos pilotos de características prefijadas) y las opciones en carrera (adelantar, mantener ritmo, bajar ritmo y aumentar ritmo) no ofrecen profundidad suficiente. Sin duda es una modalidad que puede dar mucho juego en el futuro, pero que todavía está muy verde. Pero, dejando todo esto a un lado, donde un juego de velocidad tiene que dar la talla es durante las carreras. Y Gran Turismo 5 la da con creces. Una vez más la mezcla entre simulación exigente y accesibilidad alcanza un equilibrio sorprendente. Se trata de un juego fácil de jugar, pero complicado de dominar, sobre todo en los niveles de dificultad más altos. Pero lo que una vez más asombra es el talento de Polyphony Digital para definir a la perfección las características de cada vehículo. Vale, no hemos probado los mil, pero la impresión que nos ha dado es la de no existir dos coches iguales ni por asomo. Cada máquina tiene unas prestaciones muy específicas, incluso sin hablar de las muchas opciones de personalizaciones mecánicas que también ofrece el juego. Un aspecto donde realmente se notan los cinco años de trabajo. En este sentido repetimos lo mismo: todo un homenaje al automóvil y al mundo del motor.

No obstante, si le buscas las pegas, las encuentras; Gran Turismo 5 no está exento de ellas. Por ejemplo, y aunque la IA es ahora más sofisticada que en las entregas anteriores, sigue sin encajar del todo con el realismo que ofrecen las carreras. El comportamiento de los rivales, pese a cumplir correctamente, es con frecuencia demasiado mecánico, fiel a sus rutinas con independencia de lo que tú hagas. Esto se acentúa especialmente en los niveles de dificultad más bajos. En estas primeras competiciones, ponerse primero es casi sinónimo de ganar seguro.

Por otro lado, algunas colisiones también podían haberse trabajado más. Es como si Polyphony sintiera tanto respeto por los propios vehículos que se resistiera a recrear la contundencia de algunos choques que no alcanzan la fuerza que deberían de tener en la realidad. La realidad que en tantos aspectos roza este Gran Turismo 5. Y lo mismo sucede con los daños de los vehículos, una promesa sólo a medio cumplir, ya que sólo unos pocos (la llamada gama Premium) se deforman con los golpes.

Otro aspecto que también podía haberse pulido más es el multijugador. En él hay ideas fantásticas, como la comunidad en sí misma que ofrece el juego, y que permite desde disputar carreras hasta compartir marcas, circuitos creados por el usuario (mediante el sencillo editor que hay en el juego) o hacer lo propio con fotografías. Contrariamente, el resto de opciones en red tiene un aspecto demasiado arcaico, sobre todo en comparación con su más directo rival, Forza, y, además de presentar algunos bugs técnicos, carece de alicientes adicionales (progresión, ganancias, clasificaciones, etc.).

Donde no es posible achacar nada a Yamauchi y a su equipo es en el apartado gráfico. Gran Turismo 5 es, sin ninguna duda posible, uno de los juegos visualmente más impresionantes que hayan pasado por nuestras consolas. El asombroso aspecto de los circuitos (especialmente de los urbanos) y el mimo con el que están realizados los vehículos alcanzan un nivel de calidad sobresaliente. Lo mismo que los cuidados efectos, tanto de luz como atmosféricos, que aumentan aún más el ya citado realismo.

Y es que Gran Turismo 5 resulta, en líneas generales, un título más que notable. Quizá en parte sufra las consecuencias de su propia ambición. Su pretenciosa búsqueda de la perfección es, paradójicamente, lo que genera sus principales imperfecciones, pero aún así no decepciona. Cualquier amante del motor difícilmente podrá no dejarse contagiar por el culto al automóvil que supone, sus numerosas opciones y equilibrado manejo.

NOTA FINAL: 8,5
9

/ 10


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