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Analisis Catherine PS1

Miercoles 15 de Febrero de 2012 por Víctor Junquera
Ese momento en el que muchos dicen que nunca caerán pero que, dada la situación idónea, volvería a cualquier hombre tan vulnerable como un cachorrito perdido en medio de una autopista, sin verlas venir. Eso es lo que nos pretende representar Catherine de una forma metafórica tan compleja como a través de puzles.

Por fin ha llegado el momento de decidir, pero no será tan fácil elegir. ¿Katherine o Catherine? Todo tiene truco, y al final acabarás queriendo decantarte sólo por una, pero ¿siendo un poco listos y confiados, podríamos aspirar a las dos? Eterno debate, el de la fidelidad como imposición cultural o como valor moral. Hablar de Catherine puede ser tan complicado como lo sería encontrarse en una situación similar a la de Vincent Brooks, protagonista de este juego, protagonista de esta historia y brazo ejecutor de las acciones que nosotros queremos, y esta vez será algo mucho más complejo y con más consecuencias que pulsar un botón para saltar, disparar o acelerar.

Catherine es uno de esos pocos videojuegos con los que se aprende. No sólo es probable que acabemos con visiones de torres de cubos dignas de aquellas adicciones al Tetris, sino que la historia terminará desembocando en lo que se merece el jugador, el humano detrás del mando, que no siempre tiene que ver con un gran esfuerzo propiamente recompensado. Y es que hay varias formas de vivir Catherine fuera de los puzles. Puedes engañarte a tí mismo y forzar todas las acciones y todas las respuestas para parecer un príncipe azul, o ponerte tonto e ir por el mal camino, pero sólo aprenderás actuando con honestidad.

Porque honestidad es lo que requieren muchas situaciones y muchas preguntas que nos plantea, a veces es tan sencillo como responder con buenas formas a un mensaje de tu novia, y otras tan complejas como responder a ¿Qué consideras una mayor infidelidad, una noche de sexo o una cita romántica? Como en la vida, no hay sólo una respuesta correcta, al igual que no hay sólo una forma de enfrentarse a las pesadillas de Vincent y escalar torres de bloques, y como no hay sólo una forma de concluír la historia de Catherine.

Pero vamos a hablar por partes. Este hombre de 32 años que podría ser cualquiera, con un trabajo poco estable y una vida con altibajos, tiene una relación desde hace mucho con su novia, una mujer independiente a quien de repente le entra prisa por casarse y que, sorpresa, tiene un retraso. Podría ser cualquiera. Este hombre termina su trabajo y va a reunirse a su bar favorito para charlar con sus amigotes. Bebe de más, y de repente, se encuentra al día siguiente con una extraña en su cama. Podría ser cualquiera. Esta extraña está ligeramente loca, pero entre que está tan buena que ni se lo cree, que tiene algo? y que este hombre es un cobarde, no puede frenar la situación y empieza a salir con las dos a la vez, una por impulso y otra por rutina. Podría ser cualquiera. Entre tanto, una serie de asesinatos parecen acontecer en los alrededores, sólo contra hombres infieles que nunca llegan a despertar tras tener unas pesadillas muy extrañas. Vincent tiene esas pesadillas, en las que una voz sólo le insta a subir, subir y subir una torre de bloques por la que ha de hacerse un camino. Este es el grueso jugable de Catherine, las pesadillas, unos puzles con una dificultad digna de aquellas quejas de jugadores japoneses que exigieron un parche para crear un Modo Fácil. A medida que vamos avanzando tenemos menos tiempo y las torres son más enrevesadas, pero contaremos con ciertas ayuditas.

Estas pesadillas están pobladas por carneros humanoides. Carneros que ven al propio Vincent como un carnero aunque él no se dé cuenta, y resultan ser otras víctimas atrapadas en las pesadillas, gente con sus propios problemas a los que nos encontramos en el mundo real, y con nuestra actitud hacia esa gente moldeamos el carácter de Vincent. Nuestro carácter. En cuanto a personajes e historias, si obviamos las marcianadas de ciencia-ficción dignas de los desarrolladores de Persona, Catherine es una enciclopedia de problemas de pareja, de problemas realmente humanos, y sorprende ver un entorno tan, valga la redundancia, humano, en un videojuego de puzles.

De hecho ni siquiera sería correcto encasillar a Catherine sólo en el género de los puzles, ya que otra gran parte del grueso jugable la pasamos manejando a Vincent en el bar, hablando con sus amigos y con otros personajes que podrían o no sonarnos de las pesadillas, con un camarero que parece haberse tragado la sección de filosofía de la biblioteca, y respondiendo a mensajes que llegan al móvil, tanto de tu novia como de tu amiguita?.

La interacción con el móvil también moldea el carácter de Vincent, y también influye en ese karma que cambia el monólogo interno del protagonista y que incluso puede llevarnos a uno u otro final.

Recibimos un mensaje con una foto picante pero no podemos dejar que cualquiera la vea. Nos encerramos en el baño para deleitarnos con las curvas de Catherine, y contestamos... Un botón para escribir una frase, un botón para borrarla. Podemos escribir varias frases, puede que la primera suene un poco antipática... Borramos, reescribimos en otro tono, seguimos escribiendo... Nah, ha quedado demasiado pasteloso, borramos un poco para ser algo más tajantes y que la chica no se haga ilusiones.

Volvemos al bar a seguir bebiendo (y aprendido curiosidades de distintos alcoholes) y charlando, o jugando a la recreativa, y de repente, otro mensaje. Vaya, este es de Katherine, sugiriendo que debería dejar de beber y ahorrar para el bebé que está en camino... No me apetece contestarle (Karma negativo). O mejor, le diré que puedo hacer lo que me dé la gana (Karma muy negativo). También podría hacerle caso, o mentir y decirle que no tiene por qué preocuparse. Catherine no es un juego tan picante como lo pintaban aquellos tráilers, y quizá tampoco es tan intenso ya que no está todo tan condensado como nos podrían hacer creer. Todo transcurre en una rutina de ocho días, con sus ocho amargos despertares, sus ocho jornadas de trabajo, sus ocho noches en el bar y sus ocho pesadillas. Todo enlazado por secuencias, unas animadas por el afamado Studio 4ºC, otras hechas con el motor del juego, pero igualmente capaces de transmitir todo tipo de sentimientos y de tensión, acompañadas por un gran doblaje en inglés (con subtítulos en castellano).

Completando lo que vendría a ser el análisis de Catherine como juego, añadimos opciones multijugador, retos adicionales, puntuaciones, trofeos y desbloqueables y tenemos para estirar las casi 15 horas de la aventura principal hasta prácticamente el infinito, teniendo en cuenta que podemos jugarla de varias formas distintas, con distintos finales y diferentes situaciones, pero no queremos quedarnos sólo en esto.

Aparte de ser un puzle excelente que puede poner a prueba al más experimentado con unas reglas muy sencillas que pueden dar infinidad de posibilidades, Catherine, jugado con esa honestidad de la que hablábamos, puede ser un fortísimo puñetazo en la cara que a mucha gente no le vendría nada mal. No es que sea la enciclopedia del amor, ni va a decidir si alguien es mejor o peor persona, ni mucho menos juzga al fiel o al infiel.

Pero nunca con el mando en la mano nos habían hecho pensar en la fidelidad, en el deseo, en situaciones sociales reales, en la amargura de la desconfianza,... En general Catherine se merece un aplauso por plasmar debates tan reales contando ovejas, algo tan a pie de calle en un mundo con el que es tan fácil identificarse, y donde la ficción viene cuando todo es posible.

Nosotros ya nos hemos decidido entre Catherine y Katherine, y el juego nos ha dado, no lo que esperábamos, sino lo que nos merecíamos. Una de las creaciones más originales de los últimos años no sólo nos ha hecho disfrutar de una trama interesante y de un género que hace falta explotar más allá de las portátiles y las producciones menores. Catherine no da lecciones a quien no las quiere, pero lo que es seguro es que no decepciona.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


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