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Analisis BodyCount PS1

Miercoles 31 de Agosto de 2011 por Enrique Luque de Gregorio
Hay veces en que la labor más difícil de un analista de videojuegos es no pisarse a sí mismo. Hace más o menos una semana que escribí el avance de BodyCount, y es complicado aportar algo nuevo que no dijera entonces. Más que nada porque estamos ante uno de esos títulos que muestra todo lo que da de sí en poco tiempo. Tres niveles de una beta son suficientes.

Pero bueno, volveré sobre lo mismo. Estamos ante un juego desarrollado por Codemasters y Stuart Black (Black), que ha sufrido durante su desarrollo un alto número de problemas de producción. Terminando por la huída del propio Black, máximo interesado en el proyecto, pocos meses antes de que el título estuviera acabado. Con esta presentación, sobra decir que no nos encontramos ante ninguna revolución dentro del género de los shooters (como se prometió en su día), más aún teniendo todavía fresco Bulletstorm, un juego de características similares.

BodyCount es, según lo han calificado sus propios desarrolladores, un shooter arcade; es decir, algo así como una propuesta desenfadada y directa en la que los disparos priman sobre todo lo demás. En ese sentido, el juego cumple con lo prometido. Se trata de un lanzamiento lleno de acción, con un ritmo trepidante y que en ningún momento pretende dárselas de lo que no es. El argumento es prácticamente una anécdota, las misiones simplemente te hacen ir de un lugar a otro de los escenarios desactivando cachivaches, eliminando líderes enemigos y cosas por el estilo, y las explosiones son una constante.

Pero la característica más singular de BodyCount radica en la posibilidad de encadenar combos (disparar a los enemigos de forma continua) y matar de las maneras más ingeniosas posibles, como acertar en la cabeza de los rivales, hacerles volar por los aires con ayuda de un barril explosivo, etc. Cuanto mejor lo haces, más ítems consigues, aumentando después las habilidades del protagonista, que puede incrementar su resistencia o su potencia de tiro durante unos segundos.

Un concepto, ya decimos, bastante loco, que no da un segundo de descanso. Los enemigos son bastante estúpidos (en ningún momento parecen tener muy claro cuándo se están peleando entre ellos o con nosotros) pero tan numerosos que suplen una cosa con la otra. También hay algunos más durillos que otros, especialmente al final de cada nivel.

¿Cuál es el principal problema de BodyCount? Su falta de alicientes. Durante la primera media hora de juego resulta bastante entretenido, pese a unas carencias tanto conceptuales como técnicas evidentes. Vale, te encuentras ante un título bastante genérico, con misiones simplonas y bugs frecuentes; lo asumes, y te pones a volar enemigos y escenarios por los aires (el grado en el que se puede destruir casi todo lo que vemos es realmente alto), pero al cabo de un rato la cosa empieza a cansar un poco. Para colmo los niveles son bastante iguales entre sí (hasta repetimos más de una zona) y los enemigos tampoco son lo que se dice variados.

Ojo, con esto no queremos decir que BodyCount no resulte tan sencillo y honesto que hasta entretenga y sirva para descargar nuestra adrenalina por un rato, pero si se hubieran cuidado un poco más ciertos aspectos, la cosa habría ganado bastante y no se terminaría haciendo tan aburrida. Tanto la campaña como el multijugador.

NOTA FINAL: 5
5

/ 10


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