Era fácil predecir cómo serían los contenidos descargables de la última obra de Rockstar, L.A. Noire: nuevos casos que alargaran la vida del juego. La pregunta, tras terminar el título original, era si escogerían la moda de BioWare, de añadir misiones intermedias o de alguna manera intentarían continuar tras los acontecimientos sucedidos en el final de la aventura. Aquí Rockstar ha sido algo conservadora y ha preferido añadir más contenido, incluyendo nuevos casos a los distintos departamentos. Tras los dos primeros, uno para tráfico con El soplo y otro para antivicio con La ciudad desnuda, llega uno más para el departamento de incendios provocados: Galvanizados Nicholson.
El caso empieza bien, sentando precedentes de todo lo que podría abarcar el marco temporal y contextual de L.A. Noire. Primero, generando una gran explosión en plena ciudad, con un poco de forma de hongo, para empezar a pre-juzgar si los comunistas han calentado la Guerra Fría. No habría estado más ahondar un poco en el asunto, que se despacha con un par de chascarrillos y se resuelve al llegar al lugar del incidente y darnos cuenta de que una planta de productos químicos ha explotado. ¿Accidente o provocado? Es lo que tendremos que investigar.
El caso se sucede bien, mezclando espionaje industrial con personajes de fama, como el magnate Howard Hughes, al que se hacen muchas alusiones, debido a que el caso podría estar relacionado con la construcción de su famoso B-50. Además Rockstar vuelve a demostrar que en esto de la documentación son unos maestros ya que el caso está basado en un suceso que ocurrió en la realidad donde una explosión acabó con la muerte de 150 personas. Es una pena que no pudiéramos disfrutar de tener a un personaje como Hughes en pantalla (como decimos, sólo se le nombra, pero no aparece) y que habría dado mucho juego, aunque hubiera estado interpretado por otro actor caracterizado, incluso habernos acercado un poco a su estilo de vida, sus manías y su trastorno obsesivo compulsivo. Algo que, aparte de la resolución del caso, podría tocar perfectamente L.A. Noire en posteriores contenidos descargables (o secuelas) con cualquier personaje histórico y que quedaría ni que pintado en el juego.
El caso se mantiene bien, con la investigación del gigantesco avión, las interrogaciones de rigor y metiendo un poco de todo para no desentonar. Quizá por el propio sino del caso, se nos antoja algo forzado la inclusión de un tiroteo con la policía militar, totalmente innecesario, pero Galvanizados Nicholson tiene la peculiaridad de poder ser resuelto con bastantes variantes como para darle una vuelta de tuerca a la resolución, ahondar en las motivaciones de los personajes así como quedarse en la superficie deteniendo al evidente o rascar un poco para descubrir toda la verdad.
Dentro del esquema de L.A. Noire, Galvanizados Nicholson cumple perfectamente su función. Como decimos, echamos de menos algo más de magia a la hora de experimentar un poco tanto con la propia narración como con los interrogatorios, por ejemplo, que siguen siendo algo difíciles de interpretar en según qué circunstancias con respuestas y pruebas demasiado relativas que pueden despistar al más inteligente de los detectives. Lejos de la trama principal, pero metiendo algo de chicha en los sucesos que ocurren en el ostracismo de Phelps (esa versión de los 40 del agente McNulty) tras su caída en picado al vacío.
Si tienes el Rockstar Pass o estás pensado en adquirirlo, no lo dudes, ya que con él tendrás acceso a cuatro casos (tres ya publicados y uno, un montón de hierba, a punto de salir) y si estás pensando en rejugarte algunos casos del L.A. Noire original, aprovecha la oportunidad de jugar a alguno nuevo por lo que cuesta. Su duración no es tan extensa como pueda serlo La Ciudad Desnuda, por ejemplo, pero es justificada. Además, Rockstar ha metido bastantes alicientes en él, con explosiones, filtros de color y una trama atípica del poco explotado departamento de incendios.
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