1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS1

Analisis Gray Matter PS1

Domingo 12 de Diciembre de 2010 por Alejandro Pascual
Para los que les gusta leer con banda sonora: Gray Matter Game - Never Going Back (Sam's Theme) (feat. The Scarlet Furies)

Qué poco se sabe de Gray Matter. Parece un juego fantasma. A la pésima distribución española, de traca, se le suma un desconocimiento desmesurado que ni siquiera ha logrado salvaguardar el hecho de que esté disponible también para Xbox 360, cosa que suele hacer que a los juegos para compatibles se les haga más caso. En alguno de los pocos análisis que puedes encontrar en Internet se dice algo totalmente cierto acerca de las aventuras gráficas, y que no comentaríamos aquí si no fuera porque lo hemos escuchado también incluso de aficionados que siguen el sector no como industria, sino como ocio de entretenimiento y desde el simple y llano disfrute personal. Y es que, a diferencia del resto de géneros, no se puede analizar una aventura gráfica sin terminarla. Sería como realizar la crítica de una película dejándola a la mitad. Así pues, perdonad el retraso.

Gray Matter es un videojuego de autor. De autora. Todo aquél que haya jugado a algún Gabriel Knight y lo guarde en su corazón verá la estructura palpable en sus venas. El estilo de investigación que se propuso, sobre todo, en su segunda y tercera entrega, donde, el estilo de Los 10 negritos, todo el mundo es sospechoso hasta que se demuestre lo contrario (o muera, que viene a ser lo mismo). Se presentan una serie de personajes que rápidamente se convertirán en criminales potenciales. Todo el mundo tiene algo que ocultar. O al menos lo parece a simple vista. Y nada como colarnos en sus habitaciones, en su pasado o en el contenido de su cartera para averiguar la verdad. Al final, todos explicarán qué relación tienen, pero solamente uno será el que esté detrás de los acontecimientos.

Sus dos personajes principales también se repiten. La combinación Gabriel/Grace aquí vendría dada con Samantha Everett/David Styles, cambiando los roles, ya que Sam guarda más relación con la ironía americana de Gabe (It?s Gabriel, you morron), mientras que el conservadurismo y la racionalidad de Grace se deja notar en los capítulos en que controlamos al Doctor Styles. También existe dualidad en la historia. Jensen siempre ha querido jugar con la delgada línea que separa lo sobrenatural del ilusionismo. En Gray Matter será la magia, en el plano de la prestidigitación, cuyo bastión es Samantha, la que se contrapone a la ciencia, enfocada a la rama de la neurología en la que se mueve Styles. Aquí se nota la experiencia de Jensen, regalando al parapetado mundo del videojuego, que aún se tambalea y hace malabarismos con la simple disciplina del principio, nudo y desenlace, un poco de sentido común en cuanto a narrativa, haciendo chocar gustos, ideas, ideales, personalidades... dando al jugador ese algo más que la industria adolece en múltiples ocasiones y suplanta a base de gatillo fácil.

¿Y por qué decimos esto? Porque la única muerte del juego, la que hace girar toda la trama de Gray Matter, es más sentida que todo el amasijo de cadáveres que vamos dejando habitualmente en nuestras consolas. Porque es tratada con respeto y no como una lloriquera fácil y sin sentido a lo Louis (Loooooooooouiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis!!) de Resident Evil 4. El personaje que más la siente convierte, a raíz de dicha muerte, todas las acciones propias del lenguaje de la aventura gráfica en un ejercicio de maestría. Y de repente la acción de ?mirar a...? se convierte en algo más. Miras la cama, te recuerda a ella. Miras el balcón, ahí es donde le gustaba sentarse a leer. Ya no se usa. Miras la bañera y te la imaginas. Y a lo Laura de Otto Preminguer (curiosa coincidencia), poco a poco vas cogiendo cariño a un personaje que no está desde antes de que comiences la aventura, que no ves y no conoces, más que por los retratos y los recuerdos que de ella se tiene. Eso es arte y lenguaje en estado puro.

Lamentablemente, y cosas de haber concluido el título, fijaos lo importante que puede ser en una aventura gráfica acabarla, la sensación que deja Gray Matter al cerrar se antoja algo fría. Como si después de haber conocido el juego hace más de cinco años, desde sus primeros bocetos, noticias y pequeñas dosis de información, supiera a poco. Quizá sea eso, o quizá la sombra de Gabriel Knight 3, al que se le parece desmesuradamente, sea demasiado alargada. En ocasiones, es reconfortante, porque teníamos ganas de algo así, pero en ciertos momentos, Gray Matter peca de ir demasiado rápido. Casi no hay momentos para la risa o la ternura, para aliviar algo de tensión. Para que Samantha y David se conozcan mejor (casi nunca están en la misma habitación). Y eso son cosas que se echan de menos cuando el clímax se libera.

Igual pasa con los personajes secundarios, muchos de ellos no terminan de despertar la sospecha por mucho que nos digan que son sospechosos. A algunos, como Malik, parece que se le han suprimido líneas y actos por falta de tiempo o a saber por qué. Algo así como el sistema de resolución rápida, fugaz, que utilizó Lost en su última temporada con ciertos temas secundarios. El hecho de haber rebajado la edad media de todos sus personajes, a diferencia de los Gabriels, donde todo el mundo parecía más maduro y por ello más amenazante, deja al jugador con la impresión de que cómo este crío va a haber realizado un complot tan elaborado. Necesidades del guión. Por hablar de lo visual, porque se lo merece, el estilo renderizado de los bellísimos fondos unidos a la solvencia tridimensional de los personajes crea un conjunto que siempre es agradable ver. Lógico, algunos de los juegos más bonitos han sido creados con esta técnica y esperamos se siga aplicando en la aventura, porque le sienta como un guante. Sin embargo, parece que dentro de lo feo que era el 3D total de 1999, Gabriel Knight 3 logró solventar mejor que Gray Matter muchas situaciones, haciendo un mejor uso de la cámara. Gabriel se movía y nosotros manipulábamos la perspectiva, pero los diálogos y las acciones principales estaban realizadas por un director que entendía de composición visual, con tomas cortas, plano contra plano, detalles, etc. Gray Matter no es tan cinematográfico. Es más teatral. Nunca veremos un primer plano de Samantha, salvo por el detalle (horrible, por cierto) que acompaña a los subtítulos a lo cara del Doom. Y esto, inevitablemente, juega en contra de los personajes, a los que parece que no se puede observar de cerca. Para ello, al menos, contamos con pequeñas secuencias estáticas que logran inyectar algo más de vida a este Oxford de la pasada década. Qué decir de la música compuesta de nuevo por Robert Holmes, el marido de Jensen junto a Scarlett Furies, que se adentra en las carnes del jugador como ese frío que no puedes quitarte ni cerca de una fuente de calor.

Gray Matter es una revelación. Una pequeña joya en el actual panorama de la aventura gráfica. Se nota que el presupuesto era el que era, y no había tiempo para florituras (los personajes, por ejemplo, entran y abandonan la escena con un fundido a negro. Pum, ya no está). Los pequeños puzles de magia pueden suponer un soplo de aire fresco, pero no desafían el ingenio del jugador, ya que solo tiene que seguir paso a paso las instrucciones para realizar el truco. La historia se precipita demasiado al final, sin un colapso tan grande como el que supuso Gabriel 3. Lógico, por otro lado, y es que Jensen debió tener un pavor inmenso al cliffhanger tras el varapalo que supuso dejar sin continuación a su querida saga. Y, sin embargo, con todos los obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar, se ha sacado de la chistera un conejo resplandeciente que, sin quedar para el recuerdo como la saga Gabriel (a no ser que sus secuelas demuestren lo contrario), sí que vuelve, una vez más, a constatar que la aventura gráfica sigue siendo uno de los mejores medios interactivos para aquel que tenga ganas de contar una historia, y para aquel que tenga ganas de conocerla. Y eso no es pura y simple ilusión. Es magia de verdad.

Nota del redactor


Para alguien como yo, que ha crecido con este género, que se enorgullece de decir al mundo que su saga favorita es Gabriel Knight a la que ni siquiera puntuaría con un 10 y sí lo haría a otras obras, escribir este análisis es tan placentero como sufrido. Principalmente porque no me apetecía correr para acabarme el juego y escribir su correspondiente análisis. Leñe, me apetecía disfrutarlo tranquilo, que han sido cinco años de espera y once de sequía

. Con todas las ilusiones puestas en él, y en que Jensen imprimiría toda la personalidad de Gabriel y Grace en Samantha y David, tengo que reconocer que algo de chasco sí me he llevado. Pero a su vez, también he disfrutado de recorrer de nuevo esa estructura tan marcada que es marca de la casa de la escritora. Que se desenvuelve en el género del misterio interactivo como sólo Sierra sabía hacer. Y es un pequeño placer que en pleno 2010 siga pudiendo disfrutar de algo que había cerrado bajo nostalgia.

Con todo esto quiero decir que no puedo encumbrar a Gray Matter a la excelencia por mucho que yo adore a su creadora y a su obra, porque, como juego, no creo que alcance dicho honor. Quizá una nueva entrega, o por qué no, una nueva aventura completamente distinta, llegue a extasiarnos hasta tal punto. Siendo honesto, no creo que rejuegue Gray Matter en mucho tiempo, y nunca tantas veces como la saga del shattenjagger. Pero si has llegado hasta aquí, por aficionado o por curiosidad, hazte un favor, y juégalo. Descubre otra cara del videojuego que desde esta página intentamos siempre mostrar. Porque siempre, siempre, ponemos por delante las experiencias nuevas a las experiencias mejores y más pulidas. Creo que eso es el progreso de este medio, y de todo, la verdad.

Así que pongo a este juego el sello de recomendación personal, y dejo para la metacrítica el numerito. Es de merecer.

NOTA FINAL: 8,5
9

/ 10


<< Anterior Siguiente >>