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Analisis Naughty Bear PS1

Jueves 08 de Julio de 2010 por Enrique Luque de Gregorio
Continuamente escuchamos dentro de este sector que la falta de originalidad a la hora de programar juegos es alarmante, repitiéndose siempre, más o menos, las mismas eficaces fórmulas jugables que ya han tenido un éxito comprobado previamente. Naughty Bear intenta revelarse contra esta máxima (por lo general, bastante cierta, aunque con profundos matices, claro) y ofrece una idea relativamente innovadora. Y decimos ?relativamente?, porque no es la primera vez que un estudio pretende mezclar violencia gratuita y un universo de estética infantil, como hace no mucho nos demostró el irregular Fairytales Fights.

En Naughty Bear los protagonistas del juego no son personajes de cuentos populares, sino ositos de peluche. En concreto, nuestro papel pasa por manejar al vengativo animal que da nombre al juego, y que a medida que se suceden los siete niveles con los que cuenta la aventura, va encontrando motivos para vengarse de sus vecinos (osos todos) y dar rienda suelta a toda la maldad que guarda dentro de sí mismo, que es bastante, todo sea dicho de paso.

La jugabilidad se sustenta en una mecánica, principalmente: terminar con los demás osos que pululan por las pantallas de las que se compone el título, formadas a su vez por escenarios no muy grandes ni especialmente variados. La primera manera de eliminarlos pasa por golpearlos, para lo cual es posible utilizar las armas que hay repartidas por todas partes. Entre ellas hay bates de beisbol, cuchillos, palos? y hasta pistolas. Con un solo botón se ataca y, después de unos cuantos golpes, se da la opción de matar a los rivales pulsando el gatillo derecho del mando, lo que conlleva a una secuencia salvaje de aniquilación osezna.

Pero para llevar a cabo los actos homicidas también existen otros caminos. Por ejemplo, sabotear los objetos que se reparten por los niveles para, cuando otro oso vaya a arreglarlos, poder atacarlo mientras está desprevenido. Y es que, cuanto más contundente, elaborada u original es una muerte, más puntos otorga. En función a estos puntos, se consigue una clasificación distinta (oro, plata o bronce) que da la posibilidad de desbloquear distintos extras, como trajes o niveles. Pero el asesinato no es la única manera de puntuar, puesto que también se pueden destruir objetos del mobiliario o acabar con animalillos.

Pero nada de todo esto, ni siquiera su citada propuesta, aparentemente original, madura y fresca, evita el batacazo jugable que a la hora de la verdad es Naughty Bear. Su sistema de combate, por llamarlo de algún modo, es terriblemente soso (como hemos dicho, se reduce a presionar un botón repetidamente), igual que el diseño de los niveles y la mecánica del juego en sí misma. Aunque sus desarrolladores, los chicos de Artificial Mind and Movement (creadores de Wet), han pretendido solventar su repetitivo concepto potenciando objetivos varios: aumentar el sigilo, asustar a los enemigos, etc., nada de esto logra diluir ese sentimiento de absoluta simpleza que provoca el juego demasiado pronto.

Para colmo, el nivel técnico tampoco es para tirar cohetes. En un apartado donde todo transmite la misma sensación de excesiva sencillez, sólo el cuidado diseño de los osos, su aceptable IA y el simpático doblaje en castellano cumplen. Por lo demás, nada a destacar lo más mínimo, y sí molestos bugs, como algunos tirones o una gestión de la cámara un poco angustiosa en muchas ocasiones.

Se agradece el esfuerzo que hace Naughty Bear por resultar original, igual que su sentido del humor gamberro y descarado (ése que tanto nos gusta), pero estas dos cosas por sí mismas, sin estar acompañadas de un sistema de juego divertido y convincente , no justifican el lanzamiento ni la compra de un juego.

NOTA FINAL: 3.5
3.5

/ 10


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