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Avance [E3 2011] Bioshock Infinite PS1

Martes 21 de Junio de 2011 por Omar ?lvarez


Los E3 son de por sí, un maremoto de emociones. Una montaña rusa de trailers, colas, refrescos calóricos con taurina y zorrones en mini-falda, tanto dentro, como fuera de la feria. Una semana donde, apenas te enteras de donde estás, eres incapaz de profundizar en nada y lo peor, te parece que te estás quedando corto en todo.

Bioshock Infinite es el mejor juego de este E3 2011. Y lo mejor, es que tras la demostración vista, me va a costar sudor y sangre explicar por qué se merece tales honores.

No me declaro un fan inconfeso de la saga. El primero me gustó con reservas, más en términos arquitectónicos y artísticos que por sus mecanismos jugables, al igual que sus tan cacareados giros de guión, no terminaron de sorprenderme en el grado supino de la competencia. Y si este sí, y mucho, será por que lo puedo explicar.

Tras una borrachera de juegos lineales, este E3 ha terminado hundiendo un poco más mis esperanzas por ver algún día de vuelta las mecánicas de los videojuegos corrientes, la vuelta de la interactividad que vivimos hasta prácticamente el 2005.

Infinite nos lleva de nuevo a una falsa utopía retro, una ciudad flotante donde se pretendía mostrar las maravillas de la América productiva, que podía enfrentarse a Europa incluso desde el cielo. De aquí, a la pesadilla que todos conocemos, un mundo dividido en facciones violentas, los fundadores, unos terroristas nacionalistas y la resistencia, probablemente, los nuevos adictos de Rapt?digo de Columbia.

Comenzamos la demostración junto a nuestra compañera, investigando lo que parece ser una tienda de fuegos artificiales. Nuestra calma, conversaciones intrascendentes y jugueteos (que por primera vez, separa en un Bioshock al jugador de su autismo y prometen una gran interactuación con un NPC) se interrumpen ante el acecho repentino de un gran pájaro metálico, una amenaza que intuimos, muy peligrosa.

Al salir, un pequeño paseo de unos minutos por Columbia, nos deja clara la inspiración en la América de esplendor de 1900, con innumerables elementos mágicos inexplicables disfrutando de una porción del juego. Pero el hecho es que la prensa congregada vio momentos verdaderamente iluminados, de gran virtuosismo narrativo que no quiero destripar, pero que incluye un viaje espacio temporal parcial (dicho de otra forma, medio pie en el pasado, el otro medio en el futuro) que dejó atónito a los presentes. Si el juego mantiene esta capacidad de sorpresa donde algo más que su comienzo (como sucedía en el primer Bioshock) el factor forzadamente cinematográfico de estos momentos puede estar justificado.

En este punto, Infinite no deja de ser un FPS con momentos vistosos. El corto-circuito cerebral llega cuando, en medio de una trifulca inocente, por un inoportuno estallido de violencia febril, la pantalla se llena de magia en forma de acción electrizante. Un pequeño paso adelante en los FPS que permitía, mientras nuestros ojos no daban crédito ante las dimensiones y posibilidades de Columbia, como el escenario funcionaba como montaña rusa para el desarrollo del combate libre.

En Infinite, saltar desde una cornisa y engancharte por unos raíles volantes hasta un zeppelín para descuartizar a nuestros enemigos y saltar antes de su explosión final, no es presionar una cadena de botones concreta. Es sentirlo, es una ilusión real de participar en la acción, de poder cambiar el rumbo del combate. Guardando las distancias pero con las mismas pretensiones de ambición, me ha recordado al primer Halo y su combate evolucionado: puede que no en término de profundidad y lejanía, pero sí en sus ejes. Bioshock Infinite es el primer shooter pensado tanto de forma horizontal como vertical, como una adrenalínica caída en picado.

Tirolinas, explosiones, los mejores gráficos vistos en una consola de alta definición y la sensación de desorientación absoluta. La misma por la que viste Lost, la misma que te atormenta en una buena novela. El que te amenacen y que te guste. Bioshock Infinite o la esperanza de una generación.

Ficha técnica


Salida: 2012
Edad (PEGI): +18

Bioshock

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