Larga vida a id Software
Miercoles 19 de Octubre de 2011 por Enrique Luque de Gregorio
Nunca me ha gustado elegir favoritos. Ni siquiera confeccionar listas de juegos del año ni ese tipo de cosas. A veces forma parte del oficio, pero siempre intento sortearlo con toda la astucia posible. En parte porque tal vez tenga mala memoria -a ver quién es el guapo que se acuerda de qué jugó en marzo-, pero sobre todo porque me cansa bastante. Y con los estudios me pasa lo mismo. No podría quedarme con uno de ellos. Sobre todo en una época en la que casi todo el mundo tiene juegos buenos, malos y regulares. Sí, incluso la generalmente brillante Rockstar se permite altibajos (lo siento, pero LA Noire me decepcionó).
Pero aún así, he de reconocer que siempre he sentido una simpatía especial por id Software.
Hasta ahora había pensado que este aprecio se debía más que nada a las largas tardes de domingo recorriendo pasillos en el Doom o a las pachangas con los amigos en el multijugador de Quake 2. Pero ahora me doy cuenta de que no. Reflexionando, podría dar una explicación larga, pero casi mejor digo otra cosa mucho más sencilla: Rage.
Después de leer el análisis que nuestro compañero Alejandro Pascual ha hecho del juego, no puedo menos que estar de acuerdo. Y eso es algo que odio. No porque tenga algo en contra de Álex (¡Dios me libre!), sino porque no hay nada más absurdo que comentar dos veces un juego en una revista y que ambas sean parecidas. Sin polémica y enfrentamientos no somos nadie. Pero bueno, por esta vez me tiraré de cabeza a la piscina de lo absurdo.
En realidad me importa poco que Rage sea un juegazo. Sí, suena raro, pero es así. Lo que en verdad me entusiasma de él es todo lo que lo rodea. En primer lugar, que id se haya tomado todo el tiempo del mundo y más para desarrollarlo. En una época en la que las presiones comerciales, los vaivenes del presupuesto y demás dolores de cabeza mandan, ellos siguen siendo fieles a su propio ritmo, impermeables.
En segundo, que el estudio haya pasado olímpicamente de la competencia. Borderlands, Fallout? da igual, para id no han existido. Rage marca sus propias normas. Es otro título de acción post-apocalíptico, sí, pero ahí terminan las similitudes. Quienes pensaban que el tema estaba saturado, que lo piensen otra vez.
Y por supuesto está su desarrollo. Un shooter en estado puro, con su propia esencia, con su sello inconfundible. Si esta industria peca, sobre todo, de repetir las pocas ideas que surgen hasta la saciedad, id siempre está a lo suyo, mirando alrededor sólo lo justito para no perderse en el camino.
Bueno, no me enrollo más. Si queréis saber más del juego, leed el análisis de Alejandro. Pero sí me gustaría resaltar una vez más el valor de este estudio. Un estudio NECESARIO en la actualidad. No ya por sus buenos juegos, sino porque su nombre sigue siendo sinónimo de integridad. Y eso, en los tiempos que corren -no sólo dentro de este sector- es un bien muy preciado y a cuidar.
¿Alguien ha dicho Doom 4?
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Pero aún así, he de reconocer que siempre he sentido una simpatía especial por id Software.
Hasta ahora había pensado que este aprecio se debía más que nada a las largas tardes de domingo recorriendo pasillos en el Doom o a las pachangas con los amigos en el multijugador de Quake 2. Pero ahora me doy cuenta de que no. Reflexionando, podría dar una explicación larga, pero casi mejor digo otra cosa mucho más sencilla: Rage.
Después de leer el análisis que nuestro compañero Alejandro Pascual ha hecho del juego, no puedo menos que estar de acuerdo. Y eso es algo que odio. No porque tenga algo en contra de Álex (¡Dios me libre!), sino porque no hay nada más absurdo que comentar dos veces un juego en una revista y que ambas sean parecidas. Sin polémica y enfrentamientos no somos nadie. Pero bueno, por esta vez me tiraré de cabeza a la piscina de lo absurdo.
En realidad me importa poco que Rage sea un juegazo. Sí, suena raro, pero es así. Lo que en verdad me entusiasma de él es todo lo que lo rodea. En primer lugar, que id se haya tomado todo el tiempo del mundo y más para desarrollarlo. En una época en la que las presiones comerciales, los vaivenes del presupuesto y demás dolores de cabeza mandan, ellos siguen siendo fieles a su propio ritmo, impermeables.
En segundo, que el estudio haya pasado olímpicamente de la competencia. Borderlands, Fallout? da igual, para id no han existido. Rage marca sus propias normas. Es otro título de acción post-apocalíptico, sí, pero ahí terminan las similitudes. Quienes pensaban que el tema estaba saturado, que lo piensen otra vez.
Y por supuesto está su desarrollo. Un shooter en estado puro, con su propia esencia, con su sello inconfundible. Si esta industria peca, sobre todo, de repetir las pocas ideas que surgen hasta la saciedad, id siempre está a lo suyo, mirando alrededor sólo lo justito para no perderse en el camino.
Bueno, no me enrollo más. Si queréis saber más del juego, leed el análisis de Alejandro. Pero sí me gustaría resaltar una vez más el valor de este estudio. Un estudio NECESARIO en la actualidad. No ya por sus buenos juegos, sino porque su nombre sigue siendo sinónimo de integridad. Y eso, en los tiempos que corren -no sólo dentro de este sector- es un bien muy preciado y a cuidar.
¿Alguien ha dicho Doom 4?
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