1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PC

Analisis Minecraft PC

Martes 22 de Noviembre de 2011 por Ra?l F. Rosso
¿Cómo te pones a analizar un videojuego que lleva ya dos años en la calle aunque se sea en forma de beta? ¿Qué necesidad hay de dar a conocer un título indie en su concepción pero que actualmente es jugado por más gente que la población actual de Noruega? Pues eso y muchas otras cosas pasan con Minecraft. Cada pocos años surge uno de esos juegos que ponen las cartas sobre la mesa y le quitan todas las tonterías a esos que hablan acerca del estancamiento del sector a nivel creativo y demás zarandajas. Tiene que llegar un sueco regordete de buen corazón y programar un juego en Java visualmente vetusto para reafirmar que lo importante no son las formas, sino el resultado y lo que éste inspira en el jugador. Y de eso va la cosa en Minecraft, de inspirar cosas.



Para que un juego funcione tiene que transmitir sentimientos, conectar con algún aspecto primigenio de nuestra psique que sin darnos cuenta nos atrape y cree un vínculo invisible pero difícil de romper. En este caso, son muchos esos elementos, pero se entrelazan entre sí para acabar dando pie a una experiencia reveladora. Y todo esto usando píxeles bien gordos como puños. Una lección para que tome nota la industria, que no se entera de lo que verdaderamente importa.

Nosotros y el mundo. Una segunda vida. No hay texto, no hay un por qué. Simplemente nuestro avatar y un mundo generado proceduralmente ante nosotros. El entorno por el que nos movemos es genuinamente nuestro, único e irrepetible, y nadie lo conocerá salvo que lo compartamos con otros jugadores si queremos. Empezamos a descubrir nuestro alrededor y en breve llegamos a movernos por él como si hubiéramos nacido allí. De hecho, así ha sido, aunque el bautismo fuera el de nuestra representación virtual. Primer vínculo, eres único.

En poco tiempo nos damos cuenta que el mundo está lleno de peligros y debemos subsistir como podamos, el amanecer en nuestra nueva vida virtual. Hay que construir una casa, buscar comida, proteger nuestros dominios de las criaturas salvajes y recolectar recursos para poder realizar estas tareas mejor. Y cuando lo logramos nos damos cuenta de que podemos valernos por nosotros mismos. El pánico por la soledad absoluta da pie a la satisfacción del trabajo bien hecho y al autoconvencimiento de qe somos personas válidas para labrarnos nuestro destino digital, y los resultados saltan a la vista. Segundo vínculo, eres útil.

Una vez que podemos saciar nuestras necesidades vitales holgadamente, nuestras ansias por descubrir nos sumergen en la verdadera experiencia que da nombre al juego. Cavar cada vez más profundo, realizar angostos túneles hasta toparnos con grutas subterráneas en las que encontrar peligros de todo tipo. Encontrarnos con una mina abandonada, una bóveda de la que cae una cascada de lava o una suculenta veta de algún preciado mineral. Estamos en peligro, lejos de nuestro hogar, y si nos matan perderemos todo lo que llevamos encima con escasas posibilidades de recuperarlo. Nos entra el pánico, pero es en ese riesgo donde se saborea el placer de la aventura. Y cuando se vuelve a contemplar el sol tras pasar mucho tiempo bajo la superficie nos damos cuenta de que lo hemos logrado y podemos ver otro amanecer con los bolsillos llenos de oro. Tercer vínculo, estás vivo. ¿Qué más se le puede pedir a un videojuego más allá de menesteres tan trascendentales como estos? Pues precisamente falta en esta ecuación la pieza fundamental que mueve todo ese disparate de emociones primarias y lo convierte en una experiencia más placentera de lo que ya por sí plantea lo descrito anteriormente. Casi me avergüenza realizar tal afirmación a estas alturas, pero es la más importante, más allá del contenido, los distintos bichos que veamos y las diversas frutitas que podemos sembrar: Minecraft fomenta la creatividad.

El juego es versátil como un pegote de plastilina recién estrenado por un crío. Y no es baladí esta analogía, pues es el niño que llevamos dentro es quien verdaderamente disfruta de toda la experiencia. Es una pena que no resulte socialmente aceptado que con la edad que tengo pueda invertir varias horas jugando a los Lego y montar sobre la mesa del salón un castillo de enormes proporciones. Pues para eso existe Minecraft, para fomentar ese espíritu creativo que con los años dejamos aparcado en pos de tareas mecánicas y carentes de inventiva, lo cual no quiere decir que usted no pueda coger con sus hijos y ponerse a montar castillitos con piezas de colores. Construir una casa de varias plantas con mis propias ?manos? digitales utilizando materiales que he extraído yo mismo previamente rellena ese huequito infantil que resulta tan importante para sentirnos completos. Y de cara a la galería parece que estoy simplemente ?jugando a videojuegos?. Pues no señor, es mucho más que eso. Estoy CREANDO. Así, con mayúsculas.

El hecho de que hasta ahora se tratase al producto como una beta y de pronto sea considerado una versión final no ha cambiado las cosas para nada. La gente de Mojang seguirá realizando pequeñas actualizaciones cada cierto tiempo, añadiendo más contenido y corrigiendo inevitables bugs dada la naturaleza totalmente libre del juego. Por eso resulta tan ambiguo tratar a Minecraft como una novedad, porque realmente no lo es. Minecraft es Minecraft desde el primer día. Creo que no se convencería a nadie si se le dijera que en esta última versión hay novedades como hacer pociones, aparear mis pollitos o encontrar un par de tipos de enemigos nuevos. Eso es lo de menos.

También podría incentivar a la gente si digo que lo que en un principio parece ser una experiencia mundana talando árboles y sembrando trigo acaba desembocando en viajes a dimensiones paralelas, aventuras en ancestrales ruinas subterráneas y combates contra dragones. Pero la cosa no va por ahí, esto no va de matar enemigos para ganar experiencia (que se puede), ni de conseguir la espada encantada más poderosa (que también se puede). ?¿Y si puedo jugar como si fuera un videojuego cualquiera por qué me dices lo contrario?? Pues porque así se perdería la mitad de lo que es capaz de proporcionar Minecraft, y no estamos aquí para desperdiciar.

Desconozco el grado de repercusión que tendrá el presente título en años venideros. Tal vez, como otras tantas modas, acabe desapareciendo ahogado en el éxito y su calado quede relegado a algunos artículos independientes que tilden a Minecraft de lo que pudo haber sido y no fue. Pero personalmente, creo que Notch ha hecho algo que quedará para la posteridad: demostrar al mundo que en un sector tan obcecado con los gráficos y la espectacularidad en los videojuegos lo que verdaderamente importa son las sensaciones que producen. Y eso no se le debería olvidar a nadie.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


<< Anterior Siguiente >>