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Analisis TrackMania 2: Canyon PC

Miercoles 21 de Septiembre de 2011 por Álvaro Ondina
Rompiendo la barrera de lo posible y riéndose de Newton y su ley de la gravedad, los chicos de Nadeo nos empujan de nuevo a los circuitos para demostrarnos que ellos no hacen un simple juego de carreras.

Un juego de conducción en el que, según vayamos avanzando y atreviéndonos a aumentar la dificultad, iremos perdiendo la comprensión de lo que vemos y el sentido de la orientación.

Distribuido en 5 niveles, el modo para un jugador, nos invita a adaptarnos, como si de un cursillo Darwiniano se tratara, a un universo de locura en el que no sabremos si continuar intentando llegar a la meta o soltar los mandos para agarrarnos fuerte al asiento y aguantar la colisión.

Tras elegir el nivel, una serie de circuitos estarán a nuestra disposición y otros deberemos desbloquearlos logrando los requisitos que nos indican. Trataremos de superar cada circuito consiguiendo una medalla de oro, plata o bronce.

Nuestros logros en el modo individual, quedan reflejados en la clasificación mundial.

Es recomendable practicar e irnos superando en el modo de un jugador ya que, en el multijugador, competimos contra gente de todo el mundo y tendremos suficiente con tratar de alcanzar al resto de participantes.

Un gran número de servidores, organizados en países y ciudades están disponibles para anexarnos a ellos e ir fabricándonos un listado de favoritos con los que más nos gusten.

Sin duda alguna, lo que marca la diferencia entre Trackmanía y muchos de los títulos del género son los editores. Seleccionar un vehículo y tunearlo a nuestro gusto, con pegatinas, colores, pudiendo otorgarle un aspecto sicodélico. No disponemos de marcas de coches reales. Tenemos un vehículo estándar al que le aplicamos la brocha como nos plazca. Si superamos todos los circuitos y niveles, habiéndonos convertido en unos locos del volante, podemos, con paciencia y desarrollando nuestras capacidades artísticas y arquitectónicas, diseñar nuestros propios circuitos. Podrán ser tan locos como queramos, con sus loopings, sus saltos vertiginosos y sus curvas cerradas y desafiantes a la fuerza centrífuga. Tras los editores de circuito se esconde una idea, la retroalimentación del entretenimiento. Uno puede crear un circuito y compartirlo en la red para todos. Esto provoca que la vida del juego sea tan larga como nuestra imaginación.

Trackmania Canyon, con su diseño árido y tosco, con sus barrancos, su sequedad, nos deleita con una iluminación y un detalle difícil de calificar. Podemos pararnos a observar las endiduras e imperfecciones de la roca o dirigir la mirada al cielo, arriba o abajo dependiendo de si estamos en un looping, para observar unas nubes que dan ganas de tocar y notar que se deshacen en nuestra mano.

En cuanto al manejo y jugabilidad, solo decir que los controles no son complejos. Nos apañaremos con los cursores, la barra espaciadora y la tecla ?Enter?.

Con los cursores, evidentemente, aceleramos, damos marcha atrás y giramos. La barra espaciadora representa el ?Break? o freno de mano. Con el ?Enter? reiniciamos la carrera, ya que puede que al salirnos de la pista, caigamos por un barranco y no deseemos tragarnos el recorrido hacia un brusco final. El reinicio de carrera estará disponible en cualquier momento, o sea que, ante cualquier error, en lugar de perder tiempo en enderezar el coche, ahorraremos tiempo reiniciando. En Trackmanía la unidad de medida es el tiempo. La mejor marca indica el puesto en la clasificación. Con el ?escape? provocamos la salida de la carrera y vuelta al menú.

En todos los modos nos damos cuenta de que los demás coches, pasan a un segundo plano, de hecho, se nos presentan como fantasmás a los que no podemos tocar.

Una información importante para el jugador es que, el título, solo sale en versión descargable. Podemos adquirirlo en la página de Ubisoft a un precio de 19,90?, nada competitivo teniendo en cuenta el abanico de posibilidades.

En Canyon descubrimos una experiencia de conducción diferente a la que estamos acostumbrados. Una fuerte emoción y un desafío más allá de competir contra otros, competimos contra nosotros mismos y contra la física. Circuitos locos y la posibilidad de crear en tonos anaranjados.

NOTA FINAL: 7,5
9

/ 10


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