Yoshi´s New Island, pero qué bonito eres

Diseño artístico contra potencia técnica. Si bien es cierto que hay títulos como The Last of Us, que gozan tanto de un arte maravilloso como un de calidad apabullante en lo técnico, no es la norma general. Es más, el acelerón de las nuevas consolas parece haber forzado a plataformas menores y, a desarrolladoras que no pueden permitirse según qué presupuestos, a ponerse las pilas, esforzarse y suplir la espectacularidad obvia con una pinceles más diestros, unidos estos a unas melodías y una puesta en escena capaz de diferenciarlos de sus hermanos mayores, haciéndolos, muchas veces, más atractivos que estos.

 

Nintendo, queriendo o sin querer, juega también en esta liga, con ese afán por querer exprimir y actualizar planteamientos de otros tiempos pero con una paleta creativa  acorde a los nuestros. Así, Yoshi´s New Island luce maravillosamente bien, más cuando ese arte tan adorable se alía con unas tonadillas encantadoras, con diseños jugosos y adorables y, por supuesto, una jugabilidad fuera de toda duda. Este saber hacer es lo que le permite a Nintendo marcarse juegos llamativos y contemporáneos.

 

Pero si en la primera división nos encontramos con que a veces las luces, explosiones, recursos de cámara, modelados o acciones se repiten, pidiéndonos el cuerpo acudir a estos Rayman, Yoshis, Marios, Donkeys y demás lindezas retro-preciosas, también ocurre también al revés. Si en PS3 o Xbox360, los títulos punteros parece que se copian algún que otro recurso, aquí también sucede ¿cuántos títulos habéis jugado ya en los que hay una pantalla en la que sólo controlamos la silueta del personaje? ¿Cuántas más maneras quedan de presentar unos gráficos dibujados a mano?

 

 

Pese a lo mucho que me gustan estas propuestas, pierden enteros si dejan de lado su capacidad de sorprender, cuando olvidan mantener bien a la vista su genuino puntito de viralidad; que te apetezca subir un vídeo de su gameplay en las redes sociales acompañado de un “qué mono”, porque sí, Yoshi´s New Island pinta fantástico, pero ¿Mucho más que aquel de Nintendo 64 o que ese Kirby que ya tuvimos con hilos y parches por píxeles?

 

Hemos tenido tantísimos juegos “distintos”, apoyándose en estos estilismos y triquiñuelas, que cuesta ya mucho que nos sorprendamos. Las cartas sobre la mesa, están peligrosamente cerca  de caer en el mismo saco de juegos de aspecto genérico de aquellos que parecen no necesitar tanta inspiración para presentar batalla.

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