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Yitán, alegría en los protagonistas de Final Fantasy

Distinto, tétrico y muy humano
Por Adrián Suárez Mouriño

No hace falta echarle muchas horas a Final Fantasy IX para darte cuenta de que respira un ambiente distinto al de los Final Fantasy por encima de su número. Quizás, incluso, distinto al de sus dos anteriores capítulos. La culpa no es únicamente de su universo, el máximo culpable de la presente historia es su protagonista, Yitán, que le da un toque a la aventura que echo mucho de menos y que por lo visto en Final Fantasy XV, distará de ello y todos dudamos que Noctis tenga ese buen rollo que transpira el personaje del noveno episodio.

 

La imagen de Cloud, de Final Fantasy VII, se desfiguró con el paso de los años y se le dotó de un aire más frío y triste según iban saliendo nuevos capítulos para alargar la historia del mítico juego de Square; puede sonar a tópico, pero Squall no es el alma de la fiesta y no despierta simpatía en muchos jugadores; sin entrar en spoilers, que el X HD de Vita y PS3 está cerca, Tidus se encuentra con el percal rápido y aunque mantiene la compostura, tiene cosas importantes en las que preocuparse más allá de la chica y el Blitzball; Vahn no está mal, pero tiene personajes a su alrededor que le roban el protagonismo con suma facilidad; con Lighting, no sé vosotros, pero yo no me iría a tomar ni una caña.

 

'Soy la juerga padre, la alegría de la huerta'

 

El bueno de Yitán está hecho de otra pasta: es un auténtico pillo, un truhán auténtico, como se empeña en hacernos ver la traducción castellana del juego. No deja ni un momento de pensar en llevarse al huerto a Garnet, es un auténtico rompecorazones y, diablos, se alegra y vacila de ello. Demuestra estar vivo, ser un chaval feliz, y desvivirse por sus compañeros sin convertir la aventura en una experiencia dramática. Cuando habla Yitán te ofrece una visión simpática que no tendrías con otros personajes de la saga, y el sistema que se añadió en Final Fantasy IX de escenas alternativas se encarga en mostrarnos realidades de los personajes como rara vez hemos visto en otros capítulos.

 

De hecho, me es inevitable ver a Vivi y pensar que podría haber sido más personaje principal que el propio personaje principal en la actualidad. El bueno de Yitán parece más un secundario molón que un protagonista clásico, y eso, sin duda lo hace todavía más especial. La relación entre el mago negro y el ladrón ya la hemos visto en otros juegos, pero uno se alegra de estar a los mandos del que lleva el timón en los sentimientos de los demás, no en el que necesita ayuda constantemente. Llego tarde, pero menuda una agradable sorpresa ha sido el conocerlo, aunque haya sido en 2013. ¡Cuánta frescura en un Final Fantasy!


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