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Wii U, la historia de un hacking en sus primeras horas WIIU

Su apuesta por 2014 puede alargar la sequía
Por Toni Piedrabuena

Sabido es que las consolas de videojuegos tienen que ir bien pertrechadas de salida de cara a defenderse del azote de la piratería. Para ello, se destina una buena parte del presupuesto de investigación y desarrollo a eso de proteger la máquina, ponderando los imponderables en pos de que no se les escape nada que sea susceptible de ser un agujero para los hackers. No obstante, da la impresión de que Nintendo no ha terminado de volcarse en el asunto, ya que Wii U ha heredado de su predecesora un exploit que, a través del juego Super Smash Bros Brawl, permite cargar software sin firmar a través del modo Wii.

 

Al menos se puede decir que los cargadores USB, aplicaciones avanzadas como Hackmii o Wii Linux no funcionan en el presente hackeo, pero sí que es preocupante el hecho de que, en el primer día, la vulnerabilidad de Wii U haya sido quebrada tan fácilmente. De todos modos, a su favor hay que decir que Nintendo 3DS también sufrió durante su arranque comercial un hacking que permitía ejecutar software de DS a través de flashcards; pero, después de casi dos años de funcionamiento, 3DS sigue fortificada contra la piratería, sin que en momento alguno se haya conseguido ejecutar ningún juego pirata.

 

 

No obstante, no es grato el historial de la gran N en este sentido. Su Wii fue pirateada no demasiado después de que saliera a la venta, y su facilidad para ejecutar copias ha sido uno de los baluartes a la hora de venderse de manera más que decente incluso hasta hoy día. La cantidad de tutoriales existentes para traspasar sus barreras es abrumadora, y hasta un niño de párvulos sería capaz de realizar dicha tarea. Y es algo inexplicable por parte de Nintendo, la verdad sea dicha, con un ratio de consolas pirateadas que resulta a todas luces abrumador. Y eso por no hablar del asunto de la emulación, donde el viejo Dolphin (emulador de GameCube) apenas tuvo que cambiar su arquitectura para ejecutar a la perfección los juegos de Wii.

 

En este sentido, tampoco GameCube se libró de la piratería, si bien tardó un poco más en ser desvirgada. Sin embargo, la escasa popularidad del sistema no llegó a promover un ensañamiento masivo, cosa que sí sufrió en sus carnes Nintendo DS. La absurda sencillez con la que se podía conseguir una tarjeta pirata para esta portátil (las famosas R4) era casi insultante, hasta el punto de que no pocas tiendas te ofrecían directamente la posibilidad de adquirir la DS junto con el R4 de marras. Mientras, la compañía de Kioto apenas movía pieza para erradicar el asunto, moviéndolo un poco por los tribunales ni apenas resultados, mientras las empresas desarrolladoras de software perdían dinero a espuertas.

Claro está que rara es la consola que no ha sido hackeada a lo largo de la historia. Si miramos el historial de Sony en este sentido, casi se podría decir que entre los corsarios del hardware y la marca PlayStation hay una relación inquebrantable (aunque PS Vita se libra por ahora), mientras que 360 también surte a base de bien las estadísticas de máquinas pirateadas -si bien la primera Xbox aún permanece en el paraíso de las consolas inquebrantables en lo que a emulación se refiere-. Pero el hecho de que Wii U sufra este particular ataque en sus primeras horas de vida pues, qué queréis que os diga... es especialmente reseñable.

 

Es de suponer que las constantes actualizaciones se encargarán de combatir este tipo de problemas, y a buen seguro que los ingenieros de Nintendo ya estarán trabajando en ello. Por otra parte, en los entornos hacker ya se habla de que, con ellos de por medio, podrían hacer cosas como que Wii U pudiera reconocer el software de GameCube, temas que por otro lado enarbolan una bandera de justicia en contra de la política de la empresa nipona. En cualquier caso, ya se verá... y aquí estaremos para contároslo.


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