1. Mundogamers
  2. Noticias

What Remains of Edith Finch y la narración experimental

Cuentos interactivos
Por Julián Plaza

Si habéis estado atentos a las redes estos últimos días, hay un juego en concreto que está causando controversia. Lo han tachado de genialidad, de paso de gigante en términos narrativos, de obra sobrevalorada y de otro walking simulator más. A gustos colores y, de hecho, es necesario que no nos guste a todos lo mismo, pero sería injusto no apreciar los intentos de una obra de hacer algo distinto.


Hablo de What Remains of Edith Finch, un videojuego desarrollado por los mismos que nos trajeron The Unfinished Swan, dos lanzamientos que componen la demostración de que estamos ante otro estudio de la talla de Fullbright Company o The Chinese Room, ante uno de esos equipos que más que hacernos jugar -que también- se proponen hacernos sentir. Nuestro protagonista, además, sabe hacerlo rompiendo ciertas convenciones.


EF

Hay partes que no se han visto en otro lado

 

Sin ánimo de pisar el análisis que pronto tendréis en esta casa, creo que es de recibo mencionar el ahínco de Giant Sparrow en no ser tradicional. Evitaré entrar en detalles porque parte de la gracia de WRoEF reside en verte sorprendido por su continua metamorfosis, pero a grandes rasgos lo que hace este juego tan especial es su constante cambio a nivel narrativo, su insistencia en contar cada una de sus muchas historias de una manera distinta, dando en más de una ocasión con técnicas verdaderamente ingeniosas.


Consigue romper unas barreras fisicas que tenemos autoimpuestas en un medio que, por su condición virtual, podría estar derrumbando montañas. Es de esas dos horas de juego que os deberíais conceder este año, sin que necesariamente se traduzcan en un juego que os termine gustando. Se suele decir que los walking simulator habitualmente nos convierten en espectadores pasivos, en sujetos que van de un lado a otro ejerciendo una acción mayormente contemplativa, pero WRoEF salva ese escollo.

 

EF

Dejando volar la imaginación


Primero porque su cambio constante y su narración atípica te fuerzan a descodificar su lenguaje, dejando poco margen para el relax. Segundo porque nuestras acciones se realizan mediante un sistema de control que trata de emular lo que vemos en pantalla, consiguiendo que la experiencia sea casi tangible. Insito en que puede que no os guste, hasta al que estáis leyendo hablar bien de él hay cosas que le rechinan, pero merece la pena. Es una demostración más de nuestro medio puede evolucionar mucho más a la hora de contar historias. Es un viaje que me lleva hasta un futuro que me gustaría conocer, lástima que el billete también sea de vuelta.


<< Anterior Siguiente >>