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Wargroove, Advance Wars ya tiene heredero espiritual

Guerra por turnos
Por Julián Plaza

Sin contar los spin-offs, si uno se para a mirar las últimas entregas de la saga Fire Emblem (Awakening, Fates y Shadows of Valentia) es difícil que vea diferencias remarcables entre ellas. El núcleo de la experiencia es tan sólido, lleva tantos años de perfeccionamiento, que las novedades suelen encontrarse en otro lado: distintos finales, historias, mejoras gráficas y poco. No hace falta tocar lo que ya funciona, menos si ya vende.

 

Por eso Fire Emblem es una franquicia con buena salud, y por lo mismo está pendiente de saltar a Nintendo Switch. Pero lo es, también, porque no tiene competidores directos. El único que le podría plantar cara es la serie Advance Wars, pero comparten padres (Intelligent Systems en el desarrollo y Nintendo en la distribución) y estos no parecen interesados en pisarse a sí mismos. Puede que las cosas cambien ahora que Wargroove ha entrado en la ecuación.

 

Wargroove

 

Es posible que conozcáis esta pequeña creación de Chucklefish porque lleva siendo el número uno en la eShop europea desde su lanzamiento, hace ya diez días. Y el puesto es merecido. Sin llegar a la perfección de un juego de Intelligent Systems, la materia prima brilla lo suficiente como para que esto sea considerado un heredero espiritual de Advance Wars, e incluso incorpora cositas que hacen avanzar su propuesta un par de escalones.

 

Si venís totalmente desconectados del género, os lo cuento en tres pinceladas rápidas: la idea es vencer al rival en un escenario en el que hay que ir capturando zonas, para así tener más tropas que mandar a la conquista y terminar ahogando al oponente. Por lo general, se gana capturando la fortaleza del otro o eliminando a su comandante, aunque el modo historia incorpora variantes que aderezan la fórmula con varios giros de tuerca, del palo ‘escapa del asedio enemigo’ o ‘visita estos puntos del mapa para terminar’.  

 

Wargroove

 

Cuando la batalla está en su punto álgido, cada movimiento se convierte en multitud de cálculos condicionados por el tipo de unidad, su mobilidad, el terreno desde el que ataca y un generoso etcétera. El símil que mejor lo ejemplifica es una partida de ajedrez, y en esos momentos se recupera la magia vivida en los mejores tiempos de Advance Wars. Además, la inclusión de unidades líderes, más fuertes, que suponen el fin de partida si son eliminadas hace que el conjunto funcione con unas dinámicas que jamás vimos en los tiempos de GB Advance y NDS.

 

Insisto en que Wargroove no es perfecto, que no permite acelerar el reloj en algunos turnos de planificación y que en la campaña hay partidas de casi una hora que pueden irse a la porra por decisiones injustas de desarrollo. Pero ya os digo, quien esperase un regreso de la fórmula puede estar de enhorabuena. Además, el juego viene con un editor de niveles que da para artículo aparte. Es de aquellos estrenos generosos a los que sabe mal sacarles un pero, así que aunque los hay, me quedo con lo bueno. De eso también hay más.


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