Warcraft: El Origen puede abrir muchas puertas
El ser humano reacciona con miedo ante lo desconocido. Luego, pasa a intentar explicar aquello que le supera. Finalmente, cuando le ha dado forma a través de un nombre, aunque no gracias a una imagen real o a un hecho, lo ama. Cree en ello. Con toda seguridad. Principalmente, porque así es como ha sido mi proceso de reacción, negación, miedo y aceptación (más o menos en ese orden) tras conocer la noticia del que es, para mí, un paso muy importante por parte de Blizzard. Sí, hablo de la película de Warcraft.
La primera vez que escuché hablar de esa posibilidad de ir al cine a ver una película sobre el universo de Azeroth, me dieron escalofríos. Tenía mucho miedo, porque ya sabemos cómo salen la mayoría de adaptaciones cinematográficas de los videojuegos. ¿Verdad, Prince of Persia? Sin embargo, había algo dentro de mí que me invitaba a confiar. Después de todo, si alguien mima y protege lo que es suyo como una madre protege a sus hijos, ése es el equipo de Blizzard.
Conforme han ido pasando los meses y he visto más cosas de Warcraft: El Origen, me he ido animando más. Empezaba a tener buena pinta, si bien había cosas que todavía no me convencían del todo. Hasta que leí la noticia que me llevó a aplaudir a Blizzard y a darle mi voto de confianza. Resulta que Duncan Jones, el director de la peli, ha explicado por qué la desarrolladora rechazó el primer guión de Sam Raimi, lo que le ha dado todo mi apoyo.
Jones asegura que este primer guión tenía un fallo fundamental mediante el cual Raimi podría haberse cargado toda la historia de Warcraft. Eso último no es que lo haya dicho el jefe, eso lo digo yo. Y es que el director y guionista de la primera trilogía de Spider-Man había cometido el mayor error que alguien podría tener. Sobre todo si a ese alguien le hubiera dado por, al menos, dedicarle cinco minutos a leer algo de la historia del mundo de Blizzard. Sí, Raimi había definido a los humanos como los más buenos del lugar, y a los orcos como los malos. Fin de la historia.
Por eso agradezco muchísimo que la cosa no vaya a ser así, y que hasta Jones se haya dado cuenta del fallo de su predecesor. Hay que saber muy poco sobre Azeroth si decides pensar que los orcos son malvados por naturaleza. Que, en cambio, el nuevo director haya visto ese error me hace pensar que él sí sabrá plasmar adecuadamente lo que tiene entre manos, que es un mundo inmenso. Hay esperanza. La película de Warcraft se estrena el próximo día 25 de mayo, y yo seré la primera en ir al cine. Y no digo estar en primera fila porque en la primera fila no se ve un carajillo.
Desde luego,aún no está tó el pescao' vendío.Y hay algunas cosas del tráiler que me chocan un poquito y no me terminan de convencer. Por ejemplo, la historia de amor (forzada, como siempre, porque sin historia de amor nos venimos abajo y no puede ser) entre un HUMANO y una ORCA, totalmente innecesaria. Una orca, que, encima, está tó buena. UNA ORCA. Kysu, es una semiorca. SEMIORCA. ¿De qué? ¿DE ORCO Y HUMANO? Y así todo el día. Quiero decir, las historias de amor están bien cuando necesitas atraer de alguna manera al público más ajeno a Warcraft. Pero todo aquel que conozca el universo, no la necesitará. Y aquellos que llevan años encerrados en World of Warcraft, menos todavía.
Suspiro de alivio sabiendo que Duncan Jones no precisa de un orco malvado y un humano bueno, y sabiendo que los efectos especiales y el maquillaje están a la altura. Será, ante todo, una película impresionante en lo que a las escenas se refiere. Esperemos que este nuevo guión esté también a la altura. Warcraft: El Origen puede abrir muchas puertas, o cerrar otras para siempre. En un mes lo sabremos.
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