¿VR y juegos de lucha?

 Cada vez que me entero de un nuevo detalle o de un nuevo título relacionado con PlayStation VR, más le doy al tarro. Y es que la realidad virtual ha sido algo que de siempre nos ha cautivado, no se puede evitar pensar en todas las posibilidades y todas las puertas abiertas que nos deja el que hasta ahora ha sido siempre el futuro absoluto de la tecnología. Primero llegaron las grandes experiencias sensoriales, con The Kitchen o EVE Valkyrie. Luego fueron las chorradillas como lo de ser un gato cazando ratones y esas cosas; pero PlayStation VR es mucho más y será más todavía, con cada vez más juegos sumándose al carro de la realidad virtual. No obstante, de todas las posibilidades que supone esta gran innovación, hay algo que a mí no termina de convencerme o no sé muy bien cómo encajará en este apartado tecnológico: los juegos de lucha.

 

Juegos de lucha hay muchos y de diferentes formas y colores. No es lo mismo un Street Fighter que un Super Smash Bros o un Power Stone (ay, qué vicios con la Dreamcast), si bien la mayoría de ellos, por no decir todos, tienen un rasgo en común: Siempre vemos los movimientos de nuestro propio luchador, porque siempre estamos enfocando lo que vemos con la cámara en tercera persona. Así es mucho más fácil predecir los movimientos del rival y esquivarlos, igual que resulta mucho más sencillo conocer nuestros combos y reaccionar con la habilidad adecuada en cada situación.

 

Por esta razón, siento que un juego de lucha en primera persona en PlayStation VR puede ser lo más caótico que existe, y es bastante probable que Bandai Namco esté de acuerdo conmigo, porque han decidido que, aunque Tekken llegue a la realidad virtual, lo hará de la misma forma que ha llegado al resto de consolas a lo largo de su vida: en tercera persona. Me parece una sabia decisión, si bien hubiera sido muy divertido que ellos fueran los pioneros a la hora de introducir un nuevo modo de pelea a PlayStation 4. Por otra parte, de alguna manera una primera persona de juegos como Tekken le restarían gran atractivo a muchos personajes una vez los elijamos, ya que no podremos apreciar de la misma forma la riqueza visual del juego (ver a Alisa Bosconovitch quitarse la cabeza o sacar la motosierra era todo un espectáculo).

 

Pero, ¿es factible un juego de este género en primera persona y simplemente Bandai Namco no se ha atrevido al riesgo? Bueno, cuando pienso en puñetazos en primera persona me viene a la cabeza Elder Scrolls (concretamente, Skyrim) y las peleas en la taberna apostando dinero. Sí, puede haber juego de lucha en primera persona, pero... ¿cómo leñes lo hacemos? Quiero decir, habrá que elegir los combos con un mando, pulsando botones y demás, porque desde luego nosotros – al menos la mayoría, entre los cuales me incluyo – no tenemos ni idea de artes marciales, así que no creo que podamos hacer un juego de lucha en PlayStation VR basándonos en nuestro propio movimiento. A no ser que sea un juego a modo de entrenamiento para judokas, yo no tengo la misma velocidad de reacción a la hora de pulsar un botón que de ser yo misma la que tenga que esquivar una patada en la boca. Vamos, que me las voy a comer todas. Las patadas, joer.

 

Si, por el contrario, volvemos a la primera situación y para jugar a este modo, todavía no anunciado pero que sí está en mi cabeza, nos hará falta el mando de la consola, ¿hasta qué punto podemos hablar de experiencia real? Es algo que me pasó con EVE Valkyrie. El título, muy espectacular, se juega con mando, pero el mirar hacia abajo, hacia tus manos, y ver los controles de una nave te hacen olvidar que estás jugando y te hacen viajar a ese universo de naves y rayos láseres. En cambio, ¿cómo disimulamos un mando en un juego de lucha? Imagino que aquí habrá que dejar espacio a PlayStation Move, recordando que, sí, existe y al final hasta nos va a ser útil.

 

No sé, no sé, todavía nos queda mucho por inventar e innovar en el mundo de los videojuegos, y por supuesto PlayStation VR no será un producto definitivo nada más salir. La realidad virtual es un mundo muy grande y nos queda mucho por explorar. Pero yo por si acaso voy a ir apuntándome a kárate.  

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