Videojuegos y comida rápida: ¿Por qué Witcher 3 no tiene un diez?
Llevo una semana desconectado de la consola, de vacas por estas tierras de Dios y con la niña asalvajada viendo criaturicas salvajes en el zoo y pegándose bañitos de lujo con su madrina y sin querer volver, pero ya lo decía el cachondo del café con mucha leche (Machado) : todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar... Y aquí estoy, otra vez a tomar viento de la mar y sin entender por qué esta vez no estoy que me mato por poner la consola.
¿Es porque Witcher no es un juego de diez?
Lo digo porque es una de las cosas que más me ha atormentado, junto al mecanismo de los semáforos y a qué huele el asiento vacío de Rita Barberá, en las últimas semanas: ¿Por qué Witcher no es un juego de diez? Tiene a Geralt y a Yennefer, a Sardinilla y a Tris. Tiene unos diálogos acojonantes, un mundo enorme con unas puestas de sol de las que te hacen ponerte las gafas. Tiene las que posiblemente sean las mejores misiones secundarias del mundo, un bestiario que ya querrían para ellos los clubes deportivos de postín, y unos momentazos de parar la consola y ponerte de puntillas a cantar.
Pero no es un juego de diez.
A pesar de ser el juego promesa del año, a pesar de haber sido recibido con un abrazo y un beso en la calva por prensa y aficionados, a pesar de los geniales análisis, de lo currado y ambicioso de su planteamiento, a pesar incluso de las tetas y los unicornios... Geralt no ha logrado ese diez que muchos piensan que se merece.
Witcher 3 es comida rápida
Y ojo, eso no es malo. La comida rápida es un invento cojonudo. Bien cocinada, con sus buenos ingredientes, sazonada al punto y mimada en la cocción, la comida rápida puede ser mejor que cualquier banquete, aunque claro... No viste el plato igual que un menú de pitiminí de esos de boda que, o te quedas con hambre, o te revienta el estómago dejándote incapaz de bailar el Paquito Chocolatero, la Conga o el Chacachá del tren.
La comida rápida mola -no la confundáis con la comida basura-, y puede ser ese magnífico pedazo de carne con chalotas y entre pan y pan que nos ofrece Stephen King con sus novelas, la pizza perfectamente cocinada y con extra de queso de la última peli de Disney Márvel o el delicioso Shawarma exótico y algo picante de la trilogía original de Star Wars.
La comida rápida mola porque no tiene complicación, porque es fácil de comer, porque sabe igual desde el primer hasta el último bocado y porque, si bien no es aquello con lo que sueñas todos los días, no deja de ser un bocado bien rico que te hace disfrutar como un bobo con su receta no demasiado complicada y cargada de grandes aciertos.
¿Y qué pasa con los juegos de diez?
Sigo pensando que Witcher 3 es comida rápida y es por ello que no es un juego de diez. Que sí, que un nueve es una notaza, y sí, tiene momentos épicos. Sí, es lo mejor a lo que he jugado este año, y no, tipa aburrida de las camisas de leñador, no voy a dejar que te subas a este tren por ganarte unos piquitos nuevos apoyada y empujada por los que piensan que decirle sí a Sarkeesian es estar más cerca de perder la virgo con alguna gamer desastrada que va a pensar que es un muchacho comprometido con la causa.
Pero causas femimonetarias a un lado, glitches y bugs al otro y defectos de simplificación y unicornios con los muelles reventados al centro, lo cierto es que Witcher 3 seguirá sin ser un juego de diez junto a esos otros diez que la sabiduría de mis compañeros de prensa han otorgado a juegos como Ballerina 2 -¿o era Bayonetta?-, Blud-bor-né o GeteaCinco.
¿Convierte el diez de la administrativa elástica a su juego en un menú de tres platos y barra libre de postres? ¿Es el viaje por el mundo de las pesadillas del tipo de la capa una degustación de comida francesa con carrito de gin tonics al final y chorrito de angostura? Y lo que es más importante ¿Con qué tenedor se come un Trevor? Creo que la metáfora de la comida rápida y los videojuegos, llegados a este punto, es perfecta: Pensad en todas esas veces en las que en un catering de lujo os ha hecho añorar una maldita hamburguesa desconocida con cebolla y bacon, y entonces os daréis cuenta de que tal vez no sea tan malo que The Witcher 3 no sea un menú de cinco tenedores.
Todo es cuestión de perspectiva
¡Nos leemos!
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