Videojuegos en clase
Hay maniobras de marketing que, las mires por donde las mires, son brillantes. Como la última de EA, que va a poner en marcha una comunidad online con el nuevo SimCity para que la comunidad educativa utilice el juego como motor para enseñar ciencia, economía o matemáticas.
La noticia no nos coge del todo por sorpresa porque hace precisamente pocos días también se anunció que un colegio de Suecia iba a impartir una clase con Minecraft como sujeto de estudio y como herramienta para aprender varias cosas. Entre ellas se contaban la planificación urbana o tareas más mundanas como el uso de entornos virtuales, la planificación a corto y medio plazo o se potenciaba la creatividad a través de la construcción de objetos en un entorno virtual.
Sin ir más lejos, un estudio publicado en Estados Unidos en 2008 y que aquí pasó bastante de tapadillo hablaba de las bondades de un juego como World of Warcraft a la hora de enseñar a sus jugadores a utilizar el método ciéntifico. Constance Steinkuehler, académica, se empeñó en demostrar que las comunidades online como la de WoW eran capaces de seguir todos los pasos de manual del método ciéntifico para derrotar a un enemigo (hipótesis, recolección de datos, discusión sobre el método más efectivo y demostración de la hipótesis).
Dicho esto y tras este último punto no vamos a dar la tabarra una vez más con lo beneficiosos que son los videojuegos y como pueden ser una herramienta más que valida en según qué entornos. Pero lo que sinceramente me sorprende es que a estas alturas no se estén utilizando más a fondo en determinadas asignaturas. La historia, por ejemplo, es una de las asignaturas que bien podrían beneficiarse de ello.
Juegos, y ejemplos, los tenemos a puñados. Más, sobre todo, si echamos la vista atrás a hace una década cuando el RTS pegaba más fuerte que ahora y donde la estrategia bélico-histórica estaba muy de moda. Hablo de los años donde un Age of Empires lo petaba mucho, donde un Caesar te enseñaba cuatro cosas sobre la historia de Roma o donde los Total War eran manuales de guerra de masas. Por no hablar de la saga Civilization o de un Hearts of Iron, estrategia hardcore de la buena.
He puesto en el párrafo anterior ejemplos para todos los gustos, desde los más amables hasta las más difíciles de digerir para que se note que hay un espectro en el que elegir y que el videojuego se puede utilizar como herramienta a varios niveles educativos. Nunca le agradeceré lo suficiente a mi profesor de música de octavo que me descubriera a los Beatles haciéndolos materia de estudio obligatoria de la misma manera que le pondría un, hipotético, monumento a otro si le hubiera dado por hablar de mitología griega a través de, qué sé yo, un God of War.
En el deporte la práctica está más que extendida. El Everton tiene licenciada la base de datos de Football Manager para su uso cotidiano y en Sports Interactive tienen constancia de que hay más de un equipo que la utiliza. Si los videojuegos nos hacen la vida más fácil... ¿por qué no utilizarlos en nuestras tareas cotidianas?
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