Super Mario Odyssey se la juega con su ciudad
La verdad es que tengo muchas ganas de echarle el guante a Super Mario Odyssey. Tras el excelente trabajo de Nintendo al trasladar a su The Legend of Zelda a un mundo abierto me apetece ver un trabajo similar con su personaje insignia. La editora ya ha confirmado que el título estará jugable en el E3 2017, siendo entonces cuando comprobemos cómo sacan adelante esos mundos interconectados con esa particular base central: una gran ciudad, New Donk City.
Lo cierto es que lo que más me interesa del videojuego es este lugar, esta particular urbe que intenta combinar de manera un tanto rocambolesca realidad y ficción. Por ahí vemos transitando a humanos (lo que nos plantea la curiosa pregunta de qué es entonces Mario si humanos son los otros) al lado del fontanero, interactúan entre ellos y lo más interesante: la exploración del fontanero con técnicas de parkour por cada rincón del espacio de juego.
Me gusta esto último, y me gusta porque parece una evolución de ese delicioso salto con el que Mario destrozó una línea de bloques de ladrillo en el World 1-2, voló por encima del escenario y llegó a esas sorprendentes Warp Zones. Con The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Aonuma y Miyamoto han conseguido realmente evolucionar el juego original de 8-bits sin traicionarlo. En aquel título, uno que os recomiendo jugar si no lo habéis catado ya, hay muchísimo de lo que nos hemos encontrado en uno de los juegos clave de 2017. Hay respeto, hay una mejora de aquel espíritu, de esa incertidumbre, de esa exploración; y eso mismo quiero para Super Mario Odyssey.
Ya todos sabemos que desde la antigua Nintendo EAD (actual Nintendo EPD) tenían ideas, un montón de ellas, y decidían sobre la marcha si le encajaban mejor a Mario o a Link; de hecho, en Super Mario 64, el fontanero estuvo a punto de cabalgar sobre un caballo, pero al final se lo quedó Link en su Ocarina of Time. Si nos fijamos, el espíritu de las Warp Zones de Mario está en parte en los pequeños santuarios de Breath of the Wild, pues no dejan de ser zonas secretas que nos obligan a rebuscar en el escenario para obtener un beneficio. Y si esta idea se la ha quedado Link, ¿qué se les habrá ocurrido para Mario?
Pensemos en las mazmorras del The Legend of Zelda original y en cómo su último calabozo se escondía debajo de un arbusto, pudiendo encontrar la entrada solo si usábamos contra él nuestro filo. Me gusta pensar que, quizás, todas esas ideas que se le concedieron a un héroe ahora se probarán con otro, ¿y cómo se traduce ahora a Super Mario Odyssey? Pues que a través de la acción principal de Mario, el salto en lugar del espadazo de Link, se puedan encontrar mundos nuevos y seductores en esa ciudad tan extraña que recorreremos en Nintendo Switch.
Para mí, Super Mario Odyssey se lo juega todo en esa ciudad central, en cómo esconde sus secretos y en cómo integra en su descubrimiento todo el repertorio de cabriolas de Mario. Sabremos más durante el E3 2017.
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