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Sucesor espiritual y mejor persona

Odio las etiquetas
Por Bruno Louviers

Estoy un poquito cansado de la expresión "sucesor espiritual". Sé que es una tontería enfadarse con unas palabras porque cada uno las usa para expresar una cosa diferente, pero yo personalmente estoy agotado de que cada vez más estudios de aquí y allá, con pasado digno o no, con miembros clave o de nuevo cuño, intenten crear "sucesores espirituales de". 

 

Lo primero de todo es que no tengo ni puta idea de qué es un sucesor espiritual. ¿Un juego con un nombre parecido? ¿Con guiños jugables? ¿Que copien todo menos los nombres de los protagonistas? No sé, es muy complicado mediar entre tantas ideas que ahora mismo se ven, desde Kickstarter hasta grandes estudios. Sí, entiendo que el padre de MegaMan quiera hacer un MegaMan no oficial con nuevas ideas pero fiel al espíritu original, pero coño, seamos honestos: Mighty No 9 es un clon oficializado.

 

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Y no pasa nada: me encanta MegaMan y me juego todos los juegos inspirados en su fórmula, pero eso: inspiración, no se va a morir nadie si usamos esas palabras, como hacen muchos otros, para dejar entrever sus intenciones. 

 

El problema está en el engaño: ni el padre de MegaMan es el único responsable de MegaMan del mismo modo que querer hacer un sucesor espiritual de Banjo Kazooie con unos cuantos miembros del estudio original no garantiza que realmente se dé con la clave que hacía especial a dicha saga. Lo que me incomoda de "sucesor espirtiual" es que es una expresión pensada única y exclusivamente para crear hype. Y ya sabemos lo que ocurre cuando se crean expectativas demasiado altas...

 

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Sea como fuere, el peor culebrón en torno a los sucesores espirituales sigue siendo el da la saga STALKER. Es gracioso ver cómo sus responsables, o la mayoría de ellos, siguió trabajando por otro lado y en la saga Metro mientras que unos pocos iluminados que poco o nada tuvieron que ver con los juegos originales se disputan el derecho a lanzar el Kickstarter más fastuoso en torno al nombre de STALKER. No voy ni a citarlos porque no merece la pena.

 

Por eso creo que lo mejor sería olvidarnos de una maldita vez de esas sagas que pertenecen a grandes empresas que no van a hacer nunca nada digno con ellas y pasar página para hacer algo diferente. No pasa nada, como decía, por adherirse a un género, pero por dios: no lo llamemos heredero de o hijo de o sucesor de porque, lo más probable, es que esa etiqueta se vuelva en su contra. Además, que si alguien tiene derecho a poner una etiqueta, no es el creador, sino el jugador, el usuario, el que siente que ese juego recuerda a otro anterior.

 

Al final es eso: odio las putas etiquetas.


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