Sonic, tú antes molabas
Sonic y yo tenemos prácticamente la misma edad. Y cuando digo prácticamente, significa que sólo me saca un mes de diferencia. No quiero parecer vanidosa, pero me parece que yo he conseguido envejecer un poco mejor que el erizo azul. Después está Mario. El italiano nos saca diez años a Sonic y a mí, e igualmente tengo la sensación de que la edad no le ha pasado factura de la misma manera que a la que un día fue la gran mascota de Sega.
Sonic molaba desde la primera vez que apareció en nuestra vida. Esas coloridas pantallas, esos monstruos odiosos y achuchables a la vez, esa banda sonora tan pegadiza (mientras estoy escribiendo tengo en mi cabeza la musiquita de Marble Zone), las pantallas de bonus ocultas...Todo, absolutamente todo lo que componía los juegos de Sonic era sencillamente perfecto. Sin embargo, a Sega le pareció mal eso de mantener una misma idea con elementos nuevos, y fue cambiando poco a poco el universo del erizo, ajustándolo a una demanda que no existía. Así nació Sonic 3D, que, a pesar de seguir siendo un plataformas, había perdido en cierta manera la magia de los primeros juegos.
Esta evolución fue cada día más notable, y empezaron a salir títulos que los que ya lo conocíamos nos preguntábamos qué cojones estaban haciendo con él. Sí, contó con éxitos bastante destacables a nivel de mercado, como es el caso de Sonic Adventure DX, el juego más vendido de Dreamcast en toda su historia, con más de dos millones de copias. Sin embargo, Sonic perdía a pasos agigantados la esencia que lo había hecho único y especial, mientras que en Nintendo, el fontanero italiano seguía siendo el mismo de siempre, con más colorines, pero con el mismo encanto.
A día de hoy, creo que todos los niños conocen a Mario, pero dudo mucho que todos conozcan a Sonic, a no ser que éste aparezca codo con codo con el señor del bigote. Tampoco los mayores tenemos ya interés en ver cómo le va al que fue nuestro gran amigo de la infancia, como el típico compañero de clase con el que nos llevábamos muy bien, éramos inseparables, lo perdimos de vista cinco años y nos lo cruzamos por la calle un día sin ser capaz de saludar. Yo a Sonic ya no lo reconozco. En cambio, Mario, sigue siendo, en gran medida, el mismo de siempre. Quizás en los buenos tiempos no, pero en la actualidad ha ganado Nintendo y no hay más que hablar.
El que no esté de acuerdo, que eche un vistazo al último juego de cada uno de ellos. Sonic Dash 2 ha salido ya en Android, y ni se ha avisado ni nada. Y sí, su primera entrega fue todo un éxito, pero no deja de ser algo que pasa desapercibido. Es algo así como “dejo esto aquí, y vamos a otra cosa”. En cambio, mirad Yoshi's Woolly World o el renovado Dr. Mario para 3DS. Yo siempre fui una niña de Sega, siempre amé a Sonic con todas mis fuerzas, y hasta llegué a detestar al fontanero por ser de la competencia. Pero ya no es tan fácil. Sonic tuvo su momento, y ya, por mucho que se esfuerce, no podrá alcanzar nunca a Mario.
Y, bueno, mejor no hablamos de los personajes secundarios. ¿Qué le han hecho a Knuckles en Sonic Boom? ¿Por qué se han pasado con los esteroides? Y esto me duele especialmente, porque si amaba a Sonic con toda mi alma, más todavía amaba a Knuckles. Y una cosa es ponerle un pañuelito en el cuello a Sonic para que parezca Ocelote. Hasta acepto la pinta de Boy Scout que le han puesto a Tails. Pero convertir a Knuckles en... lo que quiera que sea eso, es hasta denunciable. Otro aspecto con el que Mario ha salido ganando. Peach sigue igual. Menos pixelada, pero igual. Toad es adorable, Yoshi es adorable, y Bowser, bueno, sigue siendo Bowser, y no esteroides con patas. Los años no perdonan.
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