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Silent Hill 2 no está en ningún juego que se parezca a Silent Hill 2; ni Metal Gear ni Dark Souls. Bubsy sí.

Corazón sin cuerpo
Por Adrián Suárez Mouriño

Queremos que alguien haga un nuevo Metal Gear Solid, un nuevo Dark Souls o un nuevo Silent Hill 2. Cada vez que un estudio de videojuegos anuncia algo que se parece a estos juegos, nos alegramos. Se vaticina que será el heredero espiritual de tal licencia porque guarda parecidos con ella. Pero siempre nos olvidamos de una cosa: lo rupturista que fue uno u otro juego en su época.

 

Por citar uno de los ejemplos más manidos, pondré de ejemplo Silent Hill 2. Este videojuego no se ha quedado en nuestro recuerdo por Pyramid Head, por la música de Yamaoka, por su historia o por su pueblo. Lo recordaremos pasen los años que pase porque, además de todo eso, tenía un sistema muy obtuso y opaco para decidir a qué final llegábamos. En función de interacciones que a priori eran baladí; como chocar o no con un PNJ, mirar o no un objeto del inventario, etc, alcanzábamos una conclusión distinta.

 

 

En un tiempo en el que no existía internet, esto volvió locos a los fans. Silent Hill 2 se descubría, no solo como un juego repleto de misterios, sino como un producto que analizaba quién eras. Leía tu personalidad para transformar al protagonista en ti. Si eso se hace a día de hoy, es imposible que cause el mismo impacto. Para empezar, en un par de días estará Google lleno de guías para sacar el final bueno o malo, y lo que es peor: ya se habrá hecho. Los Simpsons ya lo hicieron.

 

Esta potencia narrativa, este discurso abrumador y esta construcción lúdica tan rompedora fue única. Es única. Es la polla. Eso es Silent Hill 2, y no volverá. Y eso lo sabía Hideo Kojima. El creativo japonés, muy conocedor del medio en el que se mueve, de la redes, de los memes y de los fans, creó P.T. Algo tremendamente fiel con el espíritu de Silent Hill 2. P.T. quería asustarte desde la sorpresa, quería desarmarte desde unos sistemas de juego imposibles de acertar. Este es el camino.

 

Es decir, no encontraremos a Silent Hill 2 en otro videojuego que analice quiénes somos a través de nuestras acciones. Hallaremos su voz en títulos que, conociendo profundamente a los videojuegos y su contexto, lo aprovechen para generar la misma compleja sorpresa. Y lo mismo puede decirse de Metal Gear Solid o de Dark Souls. Ya no provoca el mismo gustito que otro juego me diga que tengo que retirar una caja de mi inventario porque tiene una bomba. De hecho, eso lo volvió a hacer Death Stranding, y ya ves.

 

Moraleja: hay que buscar esas sensaciones en nombres nuevos, no en cuerpos parecidos. Olvida a tu ex y busca un nuevo amor, que ya es hora. Desgraciao.


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