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Si el lore de Kingdom Hearts III no fuera un complejo puzzle, no me gustaría la serie

Porque un puzzle es un juego
Por Adrián Suárez Mouriño

Me gusta el lore de Kingdom Hearts 3 como también me gusta el de Dark Souls, y no porque el contenido de su historia en sí sea mejor o peor, sino por el diálogo que establecen con el jugador para interpretarlo, montarlo y comprenderlo. Hay mucho juego ahí.

 

Leyendo el libro de Víctor Navarro ‘Cine Ludens’, en el que establece diálogos entre el cine y videojuegos, he visto que hace algo fascinante: señalar que hay juego en espacios en los que pensamos que no lo hay. Nos pasamos la vida intentando validar que el videojuego es arte cuando tendríamos que pensar más en que el arte es juego.

 

Víctor explica que juego también se da cuando un medio establece un diálogo con su espectador, teniendo este que descifrar sus códigos y llegar a una conclusión. El cine de misterio está cargado de juego, como también lo está el Guernica, por ejemplo. Averiguar algo o resolver un acertijo es juego. Sin embargo, el videojuego no explota demasiado esta faceta de lo lúdico, salvo cuando se establecen lores o trasfondos pretendiendo una reacción similar del jugador.

 

 

Metal Gear, Dark Souls y Kingdom Hearts 3 plantean este interesante juego con quienes los disfruta y con quienes aceptan las reglas de su disfrute, pero la obra de Nomura, a diferencia de los trabajos de Kojima o Miyazaki, no tienen un carácter autoconclusivo en cada uno de sus capítulos. Aunque en Dark Souls o Metal Gear haya una historia general, cada episodio jugable empieza y acaba. Eso no ocurre en Kingdom Hearts, serie en la que lo que importa es la totalidad de la historia que se cuenta y que hemos de saber descifrar. El remate de cada juego es un potente 'continuará'.

 

Este es el motivo por el que adoro el lore de Kingdom Hearts. Me da igual que la historia sea más o menos buena o más o menos comprensible, porque lo que adoro es el juego que me propone y al que me rindo a través de tantos artículos que he escrito sobre lo que creo que quiere decir la obra. A su manera, es una especie de juego infinito, que nunca acaba porque hay una negación expresa de revelar si lo que hemos intepretado es cierto o no. Miyazaki siempre ha rechazado establecer un canon oficial de su lore, premiando el juego del descifrado, y por eso intento huir de publicaciones que abiertamente quieren resolver el gran enigma sin dejar posibles dudas, apostando por libros que quieren incentivarlo, nunca darlo por acabado.

 

A día de hoy, Kingdom Hearts es el que que ofrece un juego más denso en este sentido, complejo y odiado por quienes no quieren entrar en él. Todo juego tiene reglas, las de esta serie es haber jugado a todos sus episodios antes del tercero. Es comprensible que quienes no entiendan las reglas, tampoco entiendan el juego, pero los que lo aceptamos lo disfrutamos gratamente.


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