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Secuelas de terror

¿Bueno o malo?
Por Álex Pareja

En una reciente entrevista para Eurogamer, Shinji Mikami comentó que «las secuelas son un gran problema para el entretenimiento de terror». El maestro del terror clásico lleva tiempo buscándose a sí mismo y tratando de volver a desenterrar las raíces del terror. De ahí que con su estudio, Tango Gameworks, estén desarrollando ese título que ya empieza a rascarnos fuerte en el músculo del miedo.

 

Desgraciadamente, como todo músculo, cuando le das trabajo, se acostumbra y comienza a aguantar más, y más, y más. Por eso cuando el consumidor medio de terror ha probado algo, no pide más de lo mismo, porque su músculo del miedo ya no trabaja tanto si le echas ese algo. Lo que necesita es nuevas ideas y nuevas formas de trabajar. El problema de las secuelas de terror, como dice Mikami, es que los desarrolladores, año tras año, tienen que reinventarse con cada una de ellas si quieren mantener la audiencia. Pero los usuarios están cada vez más insensibilizados. Por eso hay muchas sagas que se han teñido de pólvora, músculos y acción para ampliar su audiencia y poder seguir sacando partido a lo que hacen.

 

Resident Evil es el mejor ejemplo que resume todo lo que no se debe hacer en el mundo del terror. Tanto en su forma de videojuego como en su forma cinematográfica ha logrado reducir al máximo su componente de terror, promoviendo el tópico fácil y olvidando su razón de ser. Ya no es cuestión de asustar a los consumidores, sino de que nos creadores no asusten a sus familias pudiendo llegar a fin de mes. Y eso es lícito, pero no para un creador como Mikami. Porque los creadores crean, y se devanan los sesos para localizar lo que realmente pone en marcha el músculo del miedo humano.

 

En los últimos tiempos hemos visto cómo el género de terror ha vuelto a florecer sobre todo en el archipiélago indie. Mikami ve un futuro en este mundillo de gente con «pequeños presupuestos y grandes ideas», por lo que siempre se interpone en todo acto de creación: «los juegos con grandes presupuestos tienen que vender mucho, con lo que las nuevas ideas son algo arriesgado. A veces son los egos los que se convierten en una lacra».

 

Y en esto se está convirtiendo la industria. Grandes producciones que solo piensan en sí mismas, pequeñas producciones que tratan de subsistir a base del boca a boca y grandes mentes que envidian a las pequeñas producciones e intentan encontrar su sitio entre la masa empresarial. El futuro del terror pasa por una investigación sincera de lo que nos da congoja. Tiene que ser una reflexión paciente, muy meticulosa y, quizá, morbosa, para entender quiénes somos actualmente. Porque la costumbre mata la emoción y porque quizá solo así descubran que treinta segundos de paseo sin música por un pasillo oscuro en Dark Souls aumenta el ritmo cardíaco más que los dos últimos Resident Evil juntos.


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