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¿Qué tiene que traernos el lanzamiento de Far Cry 5?

¿En qué se ha convertido la serie?
Por Adrián Suárez Mouriño

Empiezan los rumores sobre Far Cry 5, pero desgraciadamente todos ellos se empeñan en intentar acertar con su ambientación. Sinceramente, ¿qué más da esto? Bien se ubique en el salvaje oeste, bien se decida a copiar la ambientación de Resident Evil 7, viaje al futuro o repita el escenario de Far Cry 3, lo cierto es que lo que nos enamoró de Far Cry 3, el más celebrado de todos, se está diluyendo entrega tras entrega, cayendo en una muy desagradable patología a lo Assassin´s Creed.

 

Qué fácil es repetir esquema jugable y cambiar escenario, ¿pero y qué hay del núcleo jugable, de las ideas, de los conceptos que hacen de un juego algo único? Tanto Assassin´s Creed como Call of Duty se han ido a la porra en nuestras listas de juegos favoritos por no evolucionar, por no crear, por solo operarse la cara y arrastrar el mismo alma, entrega tras entrega. Far Cry Primal y Far Cry 4 han sido dos juegos correctos, notables si me apuras, pero están vacíos por dentro. Cada vez que una saga repite sus mismos patrones para entregar lo mismo pierde parte de su esencia, la deja atrás. Por supuesto, estos juegos no dejan de ser satisfactorios, pero se inicia una dinámica que condena la serie a que la acabemos aborreciendo, como le ocurrió a los asesinos de Ubisoft y a los soldados de Activision.

 

 

Es por eso que no me importa que el lanzamiento de Far Cry 5 se ubique en América, en Carballo o Vallecas, lo que quiero es que recuerden eso que hizo mágico al tercero: sus enemigos, cómo estos quisieron meterse en la cabeza del protagonista para hacerlo malo, letal, cómo la supervivencia casi, casi consigue ser parte del corazón jugable y cómo la locura quisó guiar los pasos del héroe hasta trastocarlo.

 

Para mí, Far Cry 3 ha sido un producto muy especial, inesperado y fabuloso. Far Cry 4 y Primal pasaron sin pena ni gloria por mi vida; títulos potentes pero sin espíritu, ¿qué decidirá ser Far Cry 5? ¿Un nuevo mundo abierto con un enemigo malvado y tarado, la necesidad de matar a tres fieras y el asalto a un par de refugios? No, en esta quinta entrega, el Vaas Montenegro de turno tiene que pasar a ser parte de la psique del avatar cuando se le mata, esta vez sí. Tenemos que encontrarnos más escenas de locura en la que se represente las maldades del hambre y de la sed. Eso tiene que ser Far Cry, no un escenario abierto y a correr.


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