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¿Qué tal está Outward? Primeras impresiones

Feo, épico y adictivo
Por Rafa del Río

Tras mis primeras cinco horas de Outward, teniendo el juego de Nine Dots como uno de mis favoritos para este año, me toca soltar el mando, tomar aire, y pensar mucho en lo que acabo de ver y experimentar. Ojo, esto no es un análisis, sino tan sólo unas primeras impresiones de un título con un público muy específico que estoy convencido de que a muchos de vosotros os tendrá en vilo y con el que pretendo ayudaros a decidir si este juego es para vosotros o no. 

 

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Un estudio pequeñito

Lo primero que hay que destacar de Outward es que se ve feo y viejo, y se ve feo y viejo porque está desarrollado por un estudio pequeñito, tirando a indie, que antes que usar truquis artísticos para ocultar su bajo presupuesto han optado por tirar de imagen retro no-tan-retro y colocar el estándard general en la imagen de los RPGs de ya pasado el milenio. Si pensáis en nombres como Risen, Two Worlds 2 o Gothic os iréis acercando. 

 

Junto a esta fealdad, Outward tiene cosas que no acaban de funcionar bien. Siguiendo la estela de los mencionados podéis haceros una idea: un sistema de combate tosco que por mucho que mejores no acaba de sentirse bien, un arco torpón y un uso de la magia y los hechizos que pide muchas mejoras para sentirse como algo propio del 2019. Personajes feos con un diseño con exceso de blur, escenarios sobredimensionados para evitar problemas de movimiento y ausencia de botón de salto completan lo que leeréis en todos lados que son las pegas de Outward. Pero tranquilos. Outward es mucho más.

 

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Ahora viene lo bueno 

Outward es feo, es tosco y se ve viejo, pero hasta ahí llegan las similitudes con los clásicos RPG de Deep Silver, ya que junto a todos estos problemas que, repetimos, se deben a cuestiones de presupuesto y estudios pequeños, Outward es un diamante en bruto que ofrece una experiencia RPG más cercana e incluso superior a la ya clásica de Bethesda en The Elder Scrolls. 

 

Ya desde el principio, con un topicazo que en seguida se revuelve sobre sí mismo para enviarnos el mensaje de que esto es nuevo atado a un ladrillo, Outward consigue partir el género en dos y recuperar el sentimiento de aventura de todo buen RPG que hacía años que no conseguía sentir de forma tan directa y potente. ¿El secreto? Una historia que va abriendo diversos caminos según avanza y que nunca sabes dónde te llevará. Tal vez decidas unirte a la Sagrada Orden y termines capturado por los miembros del Monte Calvo, o cruces el mar en busca de libertad para terminar de regreso en la aldea tras un nuevo econtronazo en alta mar. En Outward nunca sabes lo que va a pasar, ya que si eres derrotado en combate o caes desmayado, el juego elige quién te encontrará y qué sucederá, con lo que las posibilidades se multiplican. Lejos de volver a empezar partida donde la grabaste, la historia sigue sus propios cauces como debería ser, gran invento, en todo buen RPG.

 

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Luego tenemos la supervivencia, muy bien llevada y que lejos de ser un engorro en el que todo se centra en comer, beber y dormir, es un añadido perfecto que sirve para tomarse en serio la aventura. Para ello Outward tira de un ritmo circadiano normal en el que la necesidad de vestir según el clima, tener cuidado con las enfermedades, comer y beber al menos una vez al día y descansar cada día y pico hace que todo cobre un realismo que ya se echaba en falta en el género. 

 

A falta de muchas horas antes de hacer el análisis, puedo sonfirmar que sí, Outward es feo, sus diseños son desastrosos y el combate es tosco, pero luego vienen los diálogos, el día a día, la forma en que la aventura va creciendo y la necesidad de enfrentarnos a un escenario que se promete enorme, y los que amamos la aventura, perdón, LA AVENTURA en mayúsculas, no podemos menos que salivar. Con Outward vuelven las noches oscuras y los laberintos imposibles, la sensación de perdernos y no saber qué será de nosotros y la bendita emoción que surge cuando descubrimos que hemos ido demasiado lejos y ya no hay vuelta atrás. 

 

¡Nos leemos!


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