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Quantum Break. Muchas ganas de saber más de él.

Control temporal y coberturas. Lo último de Remedy
Por Adrián Suárez Mouriño

Si hay un videojuego exclusivo de Xbox One del que quiero saber más, ese es Quantum Break. Del título de Remedy se ha sabido muy poco desde su anuncio, pero su premisa, sin duda, es prometedora, para empezar porque se promete como la experiencia definitiva de Remedy, en la que unirán el modo que aprendieron de cómo plantear escenas de acción gracias a Max Payne, y el estilo narrativo que obtuvieron tras Alan Wake. He de reconocer que el segundo supuso una tremenda decepción para mí; no por el contenido del juego, pero sí por su acabado y diversas decisiones a la hora de plantear su estructura jugable que apagaron sus buenas intenciones iniciales.

 

Lo positivo de este Quatum Break es que conserva eso que nos llamó la atención de Alan Wake, su tipología de personaje, una trama de ciencia ficción pero sin salirse de madre, aparentemente, y un ambiente casi mágico. En este caso, se sustituye el terror del novelista por el empleo de las variaciones temporales y el bullet time, de los saltos en el tiempo y su alteración de cara a resolver crímenes. Un elemento, los viajes en el tiempo, que junto a los ninjas, los dinosaurios o los samurais, consigue estremecer a cualquier jugón que se precie de serlo.

 

Necesito, además, responder a la habitual pregunta que se produce en estos casos. Tenemos un título que por una parte plantea un novedoso sistema en el que manipular el tiempo y el espacio para comprender lo que ha sucedido en una situación y variarla. Por otra, nos encontramos ante un un juego que hará uso intensivo de las coberturas, el sigilo y la acción heredada del bueno de Payne ¿Cómo funcionará esta combinación?

 

 

No se puede caer en el habitual reparto de primero acción y te cambio, de repente, la cinemática de turno por una secuencia en la que toquetear aquí y allá para quedarte a gusto. Algo así es lo que hizo Remember Me, título que prometía unos combates customizables, que no lo fueron tanto, para, muy de vez en cuando, meternos de lleno en una jugabilidad novedosa en la que modificar los recuerdos de la gente. Al final, esto último quedó reducido a una mínima interacción en un vídeo; es decir, típico caso de idea magistral pero sometida a las convenciones del género ¿Sabrá salvar esta papeleta este Quantum Break?

 

Tras sus anteriores producciones cabe pensar que sí, más por todo el potencial desaprovechado de Alan Wake y las lecciones de Max Payne. Pero también por la evolución que han vivido las aventuras conversacionales, ya buscando un equilibrio entre charla, acción e interacción para evitar cambios bruscos entre jugabilidades, obtener fluidez y juegos plenos e íntegros. Sí, tengo muchas ganas de ver qué nos depara este Quantum Dream que, suponemos, se mostrará en el E3 para solventar todas nuestra dudas.


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