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¿Puede un videojuego confiar sólo en el arte?

The Tomorrow Children muestra que hace falta algo más
Por Rafa del Río

Han pasado tres meses desde que la beta de The Tomorrow Children visitara Playstation 4 y nos ofreciera esa forma tan propia de hacer las cosas del señor Dylan Cuthbert y el estudio Q-Games. Tres meses en los que se han puesto a prueba varias cosas, se han solucionado errores, se ha tratado de escuchar al público... Y finalmente, Japan Studio ha lanzado una especia de Early Access de su juego al permitir el acceso anticipado de los que compren algunos de sus packs, a la espera de la llegada del gran público cuando el juego dé el paso a ser oficial y free to play. 

 

Sigue siendo exquisito

En líneas generales, o mejor dicho en lo que a aspecto se refiere, The Tomorrow Children sigue siendo poco menos que una exquisitez para el paladar artístico de cualquier persona que se precie de tener un mínimo de gusto. Los contrastes de luces, el uso de los colores, la pequeña obra de arte que oculta cada isla y las expresiones, el modelado de personajes, su papel en el juego y el uso para nada arbitrario de elementos con una textura propia que nos lleva a lugares exóticos con el jade, el cristal, los doradsos y opalescentes tonos que brillan en la oscuridad de las grutas construidas con nuestro trabajo... 

 

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The Tomorrow Children sigue siendo un museo en miniatura, un constante espectáculo visual que huye, valga la redundancia, de lo espectacular para centrarse en el mundo de las emociones y las sensaciones más íntimas del ser humano. Los escenarios, con sus juegos de luces, son una daga que cruza el espacio entre el juego y el jugador para diseccionar lo más hondo de nuestra experiencia en busca de un punto común, algo que compartamos con los diseñadores, y que puede ser tan variado como la vieja muñeca que mirábamos de pequeños sin entender por qué o la diminuta taza de jade de la abuela a la que no podíamos acercarnos pero que podíamos mirar de niños hasta abstraernos en mundos de fantasía que sólo nosotros llegamos a conocer

 

La propuesta de Q-Games tiene un algo que va más allá de lo representado para despertar sensaciones en nosotros. No siempre buenas ni positivas, pero sí impactantes, y junto estas sensaciones no teme recurrir a elementos clásicos del Pop Art en sus islas, su representación caricaturesca de la dictadura socialista-capitalista y las pocas melodías que acompañan nuestros pasos por el Vacío, The Void

 

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Mensaje frente a jugabilidad

The Tomorrow Children es precioso a niveles en los que hasta lo grotesco es bello, con una serie de componentes visuales que mezclan lo onírico, lo físico, el materialismo y el arte conceptual en una carretera que no reniega del esperitualismo y la representación de religión y mitos como fuente de materias primas, e inspiración y recursos. 

 

El mensaje es aplastante, aunque de esto ya hablaré más adelante en el análisis, lo que no aplasta, sin embargo, es su jugabilidad. Una experiencia de juego mediocre, repetitiva, que cuaja perfectamente con el mensaje del que antes os hablaba, con la vocación de The Tomorrow Children de servir de Mundo de Sofía moderno con el que abrir los ojos a lo extraño y a lo desconocido... pero que resbala por su tedio a los mandos de un juego que no llega a lograr mantenernos mucho tiempo enganchado a su rodaje. 

 

Aún quiero darle un par de oportunidades más a The Tomorrow Children antes de pegarme con el análisis, y lo recomendaré encarecidamente cuando sea 'gratis' en su modelo de negocio free to play porque creo que es una de esas pequeñas obras maestras que hay que disfrutar aunque sea un rato. Sin embargo, por ahora, por impactante que sea el mensaje, por bonito que resulte, The Tomorrow Children peca de ser otro MMO de construción más. Y para colmo, uno bastante aburrido y con muy pocas posibilidades.

 

¡Nos leemos! 


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