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Pokémon ha marcado a una generación

Y eso se vuelve a notar con Pokémon Go
Por Bruno Louviers

Seguro que muchos de los que no estáis jugando a Pokémon Go porque aún no ha salido oficialmente, porque no os interesan las criaturas o porque tenéis otras cosas mejores que hacer ya estaréis hasta las narices del fenómeno. Siento deciros que estos es imparable por la sencilla razón de que se alimenta de la nostalgia pura y dura y de que nace de una generación que está cada vez echando más la vista atrás con tal de no echar un vistazo a cómo están las cosas a nivel social y político.

 

No pasa nada porque esto sea así, vaya, pero es evidente que los Pokémon como tal son los culpables de que esto sea así. Parece una tontería apuntar esto en un juego que se llama 'Pokémon Go', lo sé; pero debemos echar al vista atrás y conocer el antecedente directo del que bebe mucho más de lo que creemos: Ingress. El juego de Niantic con Google fue un fenómeno que atrajo a mucha gente, pero no es nada en comparación con lo que ha conseguido Pokémon en tan solo unos días lanzado de forma no oficial. 

 

La nueva pokepolítica

 

Y sí, la culpa es de mi generación, ni más ni menos, de la importancia que tuvo la primera generación de Pokémon en las personas que ahora tenemos entre 20 y 35 años y que nos criamos con una Game Boy en la mano y un Pokémon Rojo.

 

Aunque los juegos de Nintendo 3DS se sigan dirigiendo a nosotros, su impacto es menor; y la gente jovencita que los juega y para quienes estos son quizá sus primeros juegos tampoco sufre el mismo impacto porque hay otros muchos impulsos más de su generación, como puedan ser los youtubers, Angry Birds u otras cosas. Para nosotros, Pokémon lo fue casi todo, igual que Bola de Dragón lo fue para la gente un poco más mayor que yo. 

 

El movimiento por parte de Nintendo, que casi seguro les ha sorprendido a ellos tanto como a nosotros, no podría haber llegado en mejor momento: la generación a la que sus padres compraron los Pokémon cuando eran niños, ahora tienen capacidad suficiente para pagar micropagos en Pokemon Go, para correr la voz como la pólvora en las redes sociales en las que son naturales y para crear una memecracia en torno al juego que solo puede beneficiarle y hacer que el fenómeno sea imparable.

 

 

Y vamos, ahora mismo parece que esto no va a tener fin y estaremos unos cuantos meses rodeados de noticias y de temas relacionados con Pokémon Go. Al fin y al cabo, somos la generación que domina Internet, y si algo nos apasiona, hacemos un ruido imposible de acallar con ello. Si el feminismo, el rechazo de la discriminación por raza o sexo y otros asuntos sociales están más vivos que nunca gracias a este dominio de los canales de comunicación, ¿cómo no va Pokémon a petarlo, que no es incómodo, sino que nos saca de casa y nos hace movernos?

 

Todo esto porque hay un Pikachu cerca, no una criatura nueva que no conocemos de nada. Todo porque la traducción literal a nuestro mundo de los principios de la saga – capturar, luchar, explorar – es algo con lo que muchísimos niños soñaron y se imaginaron en su día y que ahora pueden recrear de una forma fabulosa. Pokémon Go es el Pokémon definitivo, le pese a quien le pese, y mucha gente lo está viviendo ahora como lo vivió de niño. 


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