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Ouya saca un nuevo modelo de 16 GB

Los inversores de Ouya tendrán crédito para su tienda online
Por Alvaro Ondina

¿Os acordáis de Ouya? Esa micro-consola tan prometedora que arrasó en Kickstarter y nos hacía soñar con una nueva era de desarrollo independiente pero que luego acabó siendo una catástrofe en prácticamente todos los sentidos.

 

Sí, esa consola.

 

Bueno, ahora ha sacado una versión actualizada. Tiene 16 GB de disco duro (la anterior tenía 8 GB), capacidades mejoradas de wi-fi, un diseño revisado para su mando y un elegante color negro. La gran pregunta que se pasó por mi cabeza al ver ese anuncio fue: “¿y a quién puede importarle a estas alturas?”

 

Lo plantearé de otro modo: nadie habla de Ouya. En todos los meses que han pasado desde que salió he oído la ocasional noticia de qué pasaba y por supuesto, he visto ese infame anuncio que luego resultaba que no, no era su anuncio oficial sino un experimento. Durante su lanzamiento todo lo que oía sobre la consola era que funcionaba mal y no merecía la pena, y después la Red de Redes cerró la boca. He hablado a veces del aislamiento de Nintendo sobre la discusión general, pero esto en términos comparativos esto es el exilio.

 

Demonios, la mención más reciente que ha tenido en un canal público ha sido en los VGX, con Mega64 llamándola “el mejor chiste del año”.

 

Sí, ese anuncio

 

¿Basta con esta nueva consola? Personalmente lo dudo. La única mejora sustancial es el disco duro. En el resto de elementos sigue siendo exactamente la misma consola y sigue teniendo el mismo catálogo de juegos, y hablar de él es tan fácil como hacer esta pregunta: ¿conocéis algún título exclusivo que no sea That Dragon, Cancer?

 

Todo son desventajas. La nueva versión cuesta 30 dólares más que la versión de 8 GB y aún así rinde peor que mi teléfono móvil. Habéis leído bien: cuando la consola salió, se hicieron pruebas para medir el rendimiento, y los smartphones y tablets de tecnología Android más modernos la superaron. Teniendo en cuenta que los dispositivos móviles tienen un catálogo más prominente y los puedes llevar a cualquier parte, al final Ouya es un gasto innecesario. Es más, por los 99 euros que me piden por la consola me podría comprar un adaptador para jugar en mi móvil con un mando y seguramente me sobraría dinero.

 

Ouya ahora mismo tiene dos problemas entrelazados. La primera mitad es que está poniendo empeño en el lado equivocado: la gente no quiere una consola con mayor capacidad sino una consola con un catálogo atractivo. La segunda mitad es que, al contrario que Nintendo, a la mayoría de la gente le dará igual si de pronto desaparece la consola. Personalmente apenas recordaba que existiese, y como he mencionado, apenas oigo hablar de ella en Internet. Para septiembre del año pasado no había llegado a las 100 000 consolas vendidas, y dudo que la feroz guerra por la supremacía en la octava generación le haya dado espacio para hacer crecer mucho esa cifra.

 

El negro será un color elegante, pero irónicamente también es de luto y muerte. Los de Ouya aún deben tener por ahí parte de los millones que ganaron en Kickstarter, de modo que pueden tener un ligero margen de maniobra, pero por muy bueno que sea, dudo que That Dragon, Cancer sea una killer app y la consola sigue sin marcar su terreno. Cuando estaba en el colegio, si suspendía muchas asignaturas, me enviaban una carta diciendo que si no cambiaba radicalmente mi forma de trabajar, repetiría curso. Ouya no tiene esa oportunidad: más que nunca, es adaptarse o morir.


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