¿Os imagináis un Final Fantasy a la occidental?
La idea de un Final Fantasy hecho en occidente resulta extraña. Si bien es cierto que Square Enix lo tiene ahora más fácil que nunca al tener acceso directo a EIDOS, y la serie necesita urgentemente sangre nueva, planteamientos distintos y mucha energía para volver a ganarse el cariño de su público. Esta intentona no es la primera vez que se baraja en la compañía japonesa, recordemos aquel Final Fantasy por parte de la extinta GRIN que nunca vio la luz, cancelado. Quizás confiar en los que firmaron el irregular remake de Bionic Commando y el peor Wanted no fue lo más acertado.
En esta caso, el cese de la colaboración se debió a que el desarrollo demostraba carencias referidas a la calidad, pero ¿y si el título hubiera sido precioso? ¿habría estado bien que occidente tomara la batuta de uno de los emblemas más propiamente japoneses? Aquí nos encontramos con dos respuestas. La primera es que por supuesto que deberían. A este lado del charco nos hemos encontrado con fantásticas propuestas en el terreno del RPG, habiendo disfrutado de mucha más evolución en este campo que con las producciones japonesas Pero hay otra respuesta, la que sería la mía. Y es negativa.
Ceder el desarrollo a mentes no orientales supondría la ruptura del motivo principal por el que nos enamoramos de Cloud, de Squall y de Terra. Hablo de la gestión de los sentimientos. Los títulos americanos pecan de ser excesivamente pragmáticos, de sólo dejar a sus personajes sentir cuando la escena lo requiera. A veces me parece que son mercenarios, no sólo durante el combate, sino en el terreno del amor. Puede sonar ridículo dicho así, pero en estos productos solemos jugar con personajes adultos que ya están de vuelta de todo, que saben que enamorarse o no de alguien, no tiene nada que ver con el resultado de la misión. No encontramos viajes sentimentales a no ser que el título lo busque a propósito, a no ser que se quiera crear un The Last of Us. Hablo, por supuesto, en términos generales.
Sin embargo, en las producciones japonesas ocurre todo lo contrario. Inspirados por el shonen, la amistad, el amor, el espíritu de superación y el crecimiento personal son los auténticos protagonistas de la aventura. No importa la edad con la que los retraten, siempre reside en sus corazones ese adolescente que aún no ha acabado de transformarse en adulto. Y esto es algo que no querría perder por ningún motivo.
¿Que el hecho de que el desarrollo se marche a occidente no implica la desaparición de esto? Puede, pero no puedo evitar pensar que, esta manera de hacer protagonistas, sufra. Antes de encargarle el proyecto a EIDOS o algún otro estudio, preferiría que realizaran otra colaboración con Level 5, con gente que ese espíritu lo lleve en la sangre. Sin embargo, está claro que imprimirle a la marca los valores de los juegos de rol de títulos como Mass Effect, Fallout o The Witcher 2 le vendría la mar de bien. Pero si hubiera que elegir entre todo o nada ¿cuál sería vuestra decisión? Sabiendo todo esto, ¿preferiríais una estructura de rol occidental con una variación de los arquetipos de protagonistas? ¿o que siguieran siendo adolescentes japoneses pero arriesgándose a nunca salir de las tipologías de juego niponas?
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