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Oceanhorn, un gran pequeño juego estilo Zelda

Si no lo habéis jugado os estáis perdiendo algo muy grande
Por Rafa del Río

Hubo un momento mágico allá por 1995-1996 en el que la llegada de Playstation y Sega Saturn -y posteriormente Nintendo 64 en ese mágico 96- tiró los precios de alquiler y venta de los juegos de una anterior generación que aún tenía mucho y muy bueno por descubrir. Un momento esencial en mi vida en el que se juntaron el hecho de tener en casa una Mega Drive y una Super Nintendo con el haber descubierto un videoclub que alquilaba juegos europeos, japoneses y americanos a 200 pesetas dos juegos de viernes a lunes, el haber empezado a salir con una chica que tenía que recogerse pronto de noche -mi actual esposa, lo que es la vida- y el haber visto aumentado mi nivel de ingresos gracias a haber aprobado todo y haber empezado la universidad.

 

 

La magia del alquiler

Fue en esa mágica época de meses y años de pateos considerables hasta el videoclub en busca de nuevas experiencias que conocí cosas como la saga Secret of Mana, Breath of Fire, Landstalker, Chrono Trigger, Dragon Quest V, Phantasy Star IV, y otros muchos juegazos como The Legend of Zelda: a Link to the Past, Wonder Boy in Monster Land o, cambiando de tercio pero igualmente adorable, Sparkster. Mi amor por el rol, ya fuera táctico, por turnos o de acción, no tenía medida. Ese amor, alquilado por horas pero no por ello menos hermoso, se cobró muchas de las horas que, por aquel entonces, compartía con mis estudios de derecho. Cuántas vueltas ha dado el mundo desde entonces...

 

Como una de las etapas que más añoro de mi vida, he intentado reproducirla posteriormente con las plataformas que luego tuve en mis manos, pero pronto los intereses cambiaron, el estilo de juego también y el alquiler, esa emoción de entraren un viejo videoclub a ver qué extrañas joyas podía encerrar en su interior desapareció con la desaparición de tales garitos y la proliferación de los Game y los Blockbuster y su oferta clónica y deshumanizada

 

 

Oceanhorn me ha devuelto la esperanza

Sin embargo, y cuando ya lo daba por perdido, la magia del alquiler ha vuelto a mi vida en forma de plataforma digital, que llevo visitando a diario desde hace años, y un pequeño gran juego, Oceanhorn: Monster of the Uncharted Seas, que me ha demostrado al fin que aún hay esperanza entre mucha de las bazofias que pululan por el área de 'sólo digital'.

 

Oceanhorn es un indie sin aspiraciones, sin esa necesidad alternativa de machacarnos con una gran idea que resume horas de juego a una única mecánica. Lejos de eso, se configura como un fantástico receptáculo en el que se unen las inspiraciones de juegos como Zelda The Windwaker y Alundra para dar como resultado un título que en los 90 poría haber partido esquemas y que a día de hoy aún puede demostrarse com un gran juego a tener en cuenta. 

 

No voy a extenderme demasiado sobre él, la semana que viene tendréis un exhaustivo análisis en el que os hablaré de sus mecanicas, sus puntos débiles y sus grandes aciertos. Por ahora baste con decir que está a 7 euros y poco en la Store, y que si echáis de menos los viejos juegos de rol de los 16 y 32 bits, sin duda es una oportunidad única de probar algo que, a día de hoy, parece haber desaparecido del mercado. A mí me ha devuelto la esperanza, y es posible que gracias a él vuelva a darle una oportunidad a muchos de los títulos que me llaman la atención en la Store pero no compro por miedo a que, al final, no sea más que un indie más. 

 

¡Nos leemos!


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