NieR Automata, Xbox One, exclusivos fantasma y la gozada de jugar
Lo comentaba el otro día en el podcast con mis conclusiones del E3 2018 junto a Adrián y Mou, y me pareció un tema muy a tener en cuenta: el concepto de la exclusividad y las malas artes, primero de Microsoft y ahora de Sony, a la hora de vender un producto como exclusivamente propio sabiendo que no es así. Fue el caso de Rise of the Tomb Raider en su momento, y lo ha sido recientemente de Crash Bandicoot, Hellblade: Senua's Sacrifice, y del juego que nos ocupa hoy: NieR Automata Become as God Edition, la versión del juego de Platinum para Xbox One.
Os decía ayer que acabo de llegar de una escapadita a Cádiz en la que me he centrado en Nintendo Switch, por lo que se me han acumulado los videojuegos. Un casi recién analizado The Crew 2 y un a punto de terminar Inside se han juntado con los juegos del Live Gold y el Xbox Game Pass -el Plus este mes no trae nada que no tuviera-. Brillando por encima de ellos, NieR Automata, el juego que estaba deseando jugar el año pasado y que ahora, al fin, tengo listo para ser disfrutado en mi flamante Xbox One X.
Jugar a NieR Automata en Xbox One es una gozada
Seguramente la misma que jugarlo en PS4 y PC, pero esta es mi versión, la que tengo en casa, y si hago algunas diferencias con lo que en su momento jugué en la demo veo un mundo mejor trazado, unos personajes más definidos y unas ropas que caen mejor y no sienten la necesidad de enseñarme las bragas de B2 a cada mínimo movimiento que haga.
NieR Automata, desde luego, me ha sorprendido gratamente. Es lo bueno de jugar títulos que habías condenado al cajón del más adelante y de esforzarte por no saber más de ellos: cuando finalmente los coges y te pones a jugar te encuentras esa maravillosa obra de la que todos hablaban y que sigue brillando como el primer día. La mezcla de naves, distintos modos, el rollo RPG de Square Enix y una Platinum que, en parte se reinventa, en parte vuelve a hacer lo que mejor sabe hacer recordando cosas de dmc, Vanquish y Bayonetta, es un todo difícil de superar y al que nadie con un mínimo de corazón puede decir 'no'.
Ojalá más exclusivos fantasmas en el futuro
Rise of the Tomb Raider, Kingdom Hearts III, Final Fantasy VII Remake, Crash Bandicoot N'Sane Trilogy, Hellblade, y ahora NieR Automata: Become as God Edition. Todos grandes juegos que queríamos ver en ambas consolas -y PC-, y todos grandes sorpresas que al final han dado el salto más allá de la frontera de inquinas y fanboys para satisfacer por igual a los usuarios de ambas plataformas en supuesta guerra. Necesitamos más exclusivos fantasmas, más títulos que al final no sean tesoro de una sola plataforma y que se expandan a nuevos horizontes sin miedos.
Lo que no necesitamos son mentiras ni propagandas falsas, embustes a la cara de quienes saben que sus juegos no son suyos pero así lo venden para colgarse una medalla exclusiva que, al final, no es tal. Hace falta en este sentido un voto de honradez por parte de Microsoft y Sony, la promesa de no volver a obviar el 'temporal' en la promesa de 'exclusividad'. Y necesitamos compañías que como Platinum, Square y Ninja Theory -bueno, estos ya no van a poder- se atrevan a ir más allá y esforzarse por que sus juegos lleguen a más plataformas. NieR Automata en Xbox One es un puntazo, y mientras me preparo para hablaros de él en mayor profundidad la semana que viene, no puedo menos que alegrarme por tenerlo entre mis manos.
¡Nos leemos!
<< Anterior Siguiente >>