Neverwinter es genial: gratis, molón, y con jugadores educados
La semana pasada, tras lucir palmito en PC en 2013 y pesar sus encantos por la pasarela de la moda de Xbox One en marzo del año pasado, el divertido Neverwinter llegaba finalmente a Playstation 4 para demostrarnos que, si algo saben hacer en Cryptic Studios y Perfect World, son juegos masivos multijugador online.
Neverwinter toma la línea argumental de los Reinos Olvidados -Forgotten Realms- de Dungeons & Dragons para ofrecer ese universo particular que ya conocimos en Baldur's Gate, Eye of the Beholder y Icewind Dale en un juego realmente extenso y lleno de posibilidades en el que interpretar a nuestro propio personaje. Un MMORPG sin pretensiones que no sólo es gratis, sino además muy completo.
MMORPG sin pretensiones
Cuando hablo de Neverwinter como un MMORPG sin pretensiones no me refiero a la profundidad de sus múltiples posibilidades ni al número de personajes, enemigos y localizaciones, sino a su línea argumental, muy en la línea del universo Forgotten Realms, en la que iremos cumpliendo una misión tras otra junto a algunos de los personajes más conocidos de la literatura fantástica de capa y espada y la campaña original publicada por Ed Greenwood en el 87.
Las misiones son sencillas, en forma de pequeños encargos que, en ocasiones, se van enrevesando, y junto a ellos tenemos un buen puñado de campañas y posibilidades de combate en grupos PvP y contra IA. El espíritu del recadeo está ahí, junto a los elementos más clásicos del looteo, el grindeo, el farmeo, el cachondeo y todos los eos necesarios para ir mejorando a nuestro personaje según cumplimos misiones a lo largo y ancho del mapeado del juego. Sin embargo, la rutina no se hace pesada y a pesar de encontrarnos frente a un f2p al uso, es posible medrar, mejorar, comprar y personalizar sin gastar 'los dineros' en el proceso.
Una comunidad muy maja
Lo que más me ha gustado de este Neverwinter al que estoy deseando volver para haceros un análisis en condiciones ha sido el comportamiento de los usuarios, que se aleja del correr como pollos descabezados y el rapiñeo vil para acercarse más a la naturaleza del jugador medio asiduo a las jornadas de rol en las que los desconocidos nos reuníamos -se reunen- para jugar unas partidas de rol del bueno, el de fichas y dados.
En Neverwinter veréis al clásico jugador que cruza a toda leche el escenario montado en su estrambíotica montura atropellando a todo lo atropellable, sí, pero no es 'lo normal'. Junto a estos jugadores veréis gente que va a su bola cumpliendo misiones, jugadores que detienen sus quehaceres para ayudarte en ese enfrentamiento con tal o cual enemigo para luego continuar su misión, y PJs que no dudan en tomarse un respiro en la batalla para invitarte a formar un grupo o inciar tal o cual campaña.
Oh, sí, por supuesto que no faltan los Lokis, Tanis, Jareds, Gandalfs, Aragorns, Raistlins, y demás personajes famosetes de la literatura fantástica, porque el ser humano es simple y todos hemos querido emular a nuestros héroes agluna vez, pero incluso así el buen rollo está presente y jugar Neverwinter se hace amable y divertido a pesar del increíble número de opciones y los truquis de Perfect World y Cryptic para que paguemos unos eurillos para la causa.
¿Es más tonto el jugador de pago?
Debería ser obvio que el jugador pesado, el maleducado, el que va a lo suyo y estropea la experiencia de los demás debería cumularse en el f2p y no en el juego de pago, sin embargo, si confronto mi experiencia jugando a Neverwinter con lo sufrido jugando a The Elder Scrolls Online, lo cierto es que tuve más problemas con los jugadores en el MMORPG de Bethesda que en este f2p basado en la licencia Dungeons & Dragons.
No voy a decir que el jugador de pago sea más tonto -en lo que corresponde a su comportamiento en los MMO- que el gratuito, pero lo cierto es que si aislamos estos dos ejemplos, la conclusión a la que llego a título personal parece ser esta. Puede que sea el verano, que aleja al jugador troll de las consolas, que Neverwinter haya llegado sin hacer demasiado ruido o que con estos calores sus cerebros no funcionen, pero ojalá las cosas sigan así, porque su ausencia es toda una delicia.
¡Nos leemos!
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