Monster Hunter 4 Ultimate. Vivan los bichos
Monster Hunter 4 Ultimate sigue afinando su lanzamiento en nuestro país; al que todavía le falta un año, pero cada vez queda menos. Además de lamentarnos por saber que lo más seguro es que cuando nos llegue, ya habrá un Ultimate Second G en el mercado japonés, cabe destacar el buen aspecto que tiene el juego.
En el E3 se mostró más de la jugabilidad del título, uno que con una fórmula jugable que ha cimentado el género de los cazamonstruos, se afana en que estas cazas sean cada vez más orgánicas, intensas y naturales.
Monster Hunter lleva sin cambiar su aspecto gráfico desde el primer título que salió para PS2 allá por 2004; ha mejorado su acabado, sí, pero sin cambios drásticos. Hacerlo, podría afectar al lenguaje propio del juego, que sigue en el 2014 explicando ciertas situaciones mediante el humor, como cuando nos llevamos un topetazo pero sin sangrar o cuando nos tomamos una poción y el personaje saca músculo para indicarnos que está más sano.
Con ese aspecto como base inamovible de su planteamiento, el juego lo aprovecha para mostrarse más arcade que nunca, gustándose y recreándose para mayor gloria del jugador, más vivo y dinámico que anteriores entregas, algo que le viene a las mil maravillas. Si algo hace bien Monster Hunter con respecto a sus miles de clones, es que cuenta con los bichos que mejor reaccionan con los ataques del cazador y con el escenario. Ya vimos esta evolución y este interés cuando se llevó a las criaturas al mar, permitiendo algo tan natural en un ser herido como huir, ya no solo a otra zona, sino a un emplazamiento que por sus características parece más seguro para la criatura.
En esta cuarta parte, resulta muy agradable ver como se ha incluido una mayor verticalidad en los escenarios, con más baches, recovecos, lomas y zonas altas, aprovechando a su vez el lugar para trepar, tanto por él como por las propias criaturas. Las animaciones son también más ricas, tanto de los cazadores como la de los seres a atrapar, consiguiendo aprovechar al máximo y superar las limitaciones al que el apartado gráfico somete a la serie.
La verdad es que, en ese sentido, la 3DS favorece el tipo de potenciación técnica hacia la que avanza la saga, un videojuego tremendamente continuista, que él mismo se marca los límites de lo que quiere dar y, sobre ellos, afila poco a poco sus elementos. Hay muchas ganas de ver cómo funciona a los mandos de la portátil este juego que, a lo tonto, supone la evolución más significativa de la serie desde hace mucho tiempo. Así que nada, paciencia, que aunque no paren de enseñárnoslo, aún le queda un añito.
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