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Mario Party Star Rush y el concepto de juego familiar

La aleatoriedad no frustrante
Por Álex Pareja

Mario Party Star Rush es la nueva entrega de la franquicia, que llega a Nintendo 3DS y que me ha dejado muy buenas sensaciones, como os he expuesto en el análisis pertinente. Es un gran ejemplo de cómo todos los juegos de la saga y, en definitiva, todos los títulos competitivos de Nintendo saben hacer entender que lo importante no es ganar, sino divertirse en el proceso. Todas las reglas de sus juegos y sus consecuencias están pensadas para ello.

 

Es curioso, pero algunos de los elementos que favorecen esta sensación serían motivo de queja en otro tipo de obras. Por ejemplo, la aleatoriedad que existe en todas y cada una de las partidas (incluso de todas las jugadas, en general) podría llegar a frustrar a más de uno, sobre todo si su único objetivo es ganar. Sin embargo, aquí forman parte de la diversión. Que alguien te robe un globo de monedas o incluso la posibilidad de conseguir nuevas estrellas simplemente porque ha sacado una cifra superior en su tirada con el dado, no se siente como algo negativo. Forma parte de ese entretenimiento familiar que destila Mario Party Star Rush por cada uno de sus poros.

 

 

Esas tardes o noches junto a la familia alrededor de un juego de mesa es el tipo de sensación que quiere producir esta saga. Las risas, los piques sanos entre diferentes miembros, el "vas a ver qué buena tirada", los errores, tener que competir en equipo o no... este tipo de juegos deben mucho al azar. La habilidad es importante, pero no primordial, también debe existir la suerte. Puede que en Mario Party Star Rush no seas el mejor a la hora de realizar los minijuegos, pero eso no impide que puedas conseguir monedas suficientes para comprar estrellas si estás bien situado en el mapa, o si por casualidad aparece algo interesante en el tablero cerca de ti. Lo mismo ocurre con los enfrentamientos con los propios rivales cuando caemos en la misma casilla: se resuelven de forma aleatoria, pulsando un botón.

 

Estos elementos no hacen que el juego sea injusto, como ya he comentado. Dan la personalidad necesaria para que podamos llegar a entender cuál es su finalidad. Por su propio esquema, es fácil que haya muchos cambios en el marcador a lo largo de los turnos, al igual que es factible que el jugador que va en última posición durante toda la partida pueda remontar prácticamente en cualquier momento. Eso favorece a esa diversión familiar, entre amigos, donde importa más pasarlo bien que la competición en sí misma. Es esencia de Nintendo, de Mario Party y la encontramos en este nuevo título de la saga.


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