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Los posers y Pokémon como fenómeno social

Otro puñetero artículo de Pokémon
Por Kysucuac

No os voy a engañar. Éste es otro puñetero artículo de Pokémon. En Mundogamers no nos cansamos, y ahora que todo el equipo juega, menos todavía. Pokémon Go es el nuevo The Witcher 3, porque está toda la peña hablando (y bien) sobre él. Hay que ver cómo son las cosas, todo el mundo riéndose de los juegos para móviles y aquí tenéis a este jueguico, levantando pasiones. De eso precisamente vamos a hablar hoy, porque lo que está moviendo la obra de Niantic no tiene nombre. Bueno, sí, Pokémon Go, pero hay más. Esto no es sólo un juego de realidad aumentada, esto es ya el fenómeno Pokémon Go.

 

Ya deberíamos estar acostumbrados. Pokémon siempre ha sido así. Ha llegado a nuestra vida sin avisar y nos ha roto los esquemas. Lo hizo con todos sus juegos anteriores, lo ha hecho con su serie (o sus series, que la aventura de Ash no es la única en anime), y lo hace ahora de una manera que nadie esperaba. Lo de que Nintendo se pasara a hacer juegos para móviles nos dio hasta repelús, pero al final ha salido algo que nadie imaginaba. Que sí, que el hype fue grande cuando vimos las primeras imágenes de Pokémon Go, y, aunque, finalmente, el título no ha sido para tanto, estamos viciando de lo lindo. Pokémon Go es ya una forma de vida.

 

Algunos dirán que exagero, que me he vuelto loca de tanto cazar Pokémon; pero nada más lejos de la realidad. Pokémon Go ha construido una nueva sociedad, mini-sociedad si preferís llamarla así. De esto me di cuenta el pasado viernes cuando, tras quedar con unos amigos en Callao, decidimos ir hasta el Retiro a cazar Pokémon. Lo que encontré fue más allá de un par de monstruos de bolsillo. Encontré una comunidad. Encontré que alguien había decidido, en algún momento, que el Parque del Retiro fuera algo más que un parque. Encontré que unas buenas personas, que vete a saber quiénes eran, habían lanzado cebo en tres Poképaradas, las que podéis encontrar junto al lago, y habían convertido aquello en un punto de reunión.

 

 

No es que todo esté cambiando, pero Pokémon Go no nos deja indiferente

Así, para las diez de la noche, aquel mágico lugar se hizo aún más mágico, porque, aunque todo el mundo estaba atento a su teléfono móvil, era diferente. La gente hablaba, indicaba dónde estaba x Pokémon y se enseñaban unos a otros a sus mejores compañeros de aventuras. De repente, gente de todas las edades – y, creedme, que la diversidad era grande – y con gustos muy diferentes, se unieron para… bueno, para sentarse a farmear. Y no pasaba nada. Pokémon Go ha unido a la gente y nos ha contagiado de una fiebre que, de momento, no se puede curar. De ahí que veamos cosas como lo ocurrido en Florida, o los tweets de la Policía. Es como si se estuviera formando una cultura alrededor del juego.

 

De alguna manera o de otra, nos ha cambiado la vida. Recuerdo la noticia que vi hace un par de días sobre una madre que agradecía la existencia del juego, que ha conseguido hacer que su hijo, autista, salga a la calle. No sólo parece un gran empujón para estos casos, sino que muchos ya salimos a la calle expresamente a cazar Pokémon. Como me decía un amigo el otro día “tengo nivel 12 y unas piernas de jugador de fútbol”. Hay quien está adelgazando porque la horita de paseo con Pokémon Go no podría venir mejor. Los perros están cansados de tanto salir a la calle.

 

La gente queda con la excusa de cazar Pokémon, sale a la calle con ese único motivo, o aprovecha la más mínima ocasión para hacerlo: tirar la basura, bajar a comprar el pan, ir al supermercado, revisar que nadie ha tocado el gimnasio de su barrio… Todo bien. Todo ok. Todo el mundo como loco sacando unos gemelos que ya quisieran algunos. Lo mejor no es eso, sino la comunidad que se ha creado, los grupos de Facebook, los perfiles de Twitter y, lo que es todavía más importante, las quedadas. En Madrid tendremos una el día 28 de este mismo mes, que, por cierto, es mi cumpleaños.

 

 

La parte mala: los true gamer boys/girls

No obstante, no todo es de color de rosa en el mundo de los POQUIMONS. Ya ha habido casos extraños y noticias falsas, como la del chico de Nueva Zelanda que se ha caído por un puente. De ahí que la Policía recuerde el riesgo de caminar sin mirar a dónde vas. Pero no voy a hablar de eso, sino de otra cosita más “gamer”: el comportamiento inmaduro que se ha podido observar por parte de muchos “true gamers” que han decidido que son los únicos que merecen jugar a Pokémon.

 

Empezó con una imagen estúpida en la que se podía ver a un tipo echándole en cara a otro que no era más que “un recién llegado”, mientras el llevaba no sé cuántas medallas (que, de hecho, estaban mal contadas si pretendía presumir de haberse pasado todos los juegos) y no sé cuántos años dentro del universo Pokémon. A muchos les hizo gracia, pero a mí me preocupó. En la comunidad gamer, siempre nos hemos sentido superiores a los más jóvenes o a los que no tienen experiencia, por el simple hecho de haber jugado más cosas. Es como cuando, por ser tía, te empiezan a hacer preguntas rebuscadas para comprobar que no eres más que postureo. En fin.

 

Debo decir que me cabrea sobremanera la gente que no acepta que Pokémon Go sea jugado por toda clase de público. “Es que los que se metían conmigo por jugar a Pokémon de pequeño, juegan ahora porque son unos posers”. ¿Y qué? ¿No es maravilloso que se hayan dado cuenta de lo que mola? Sí, habrá quien juegue por moda, por encajar, es una triste realidad, pero sólo es parte de una realidad mucho más amplia: Nintendo lo ha hecho muy bien esta vez – aunque tenga errores que pulir todavía – y deberíamos alegrarnos de que el número de usuarios de éste y otros juegos sea cada vez más grande. Relaja la raja, hater. 


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